Tortura (Jane The Killer)

Capítulo 3: Septiembre

El 4 de Septiembre de hace 7 años vi por primera vez asomándome desde mi ventana a mis nuevos vecinos, el 5 de Septiembre del mismo año vi de lo que era capaz el más peligroso de la familia, y al día siguiente noté su lado sensible y emocional, a la semana siguiente vi como este ardió en llamas con lejía y alcohol, y a las 2 semanas este me quemó con cloro y gasolina, todos estos sucesos sin salir del mes de Septiembre, interesante ¿no? Cabe mencionar que durante la primera semana, por haber sido amiga de Jeff, sé que su cumpleaños es el último día de este mes, ¿Te digo una curiosidad más? después de 7 años, él me está secuestrando el día 3 de Septiembre.

Durante mi inconsciencia, lo único que hacia era recordar todos los hechos ocurridos hace 7 años en ese mes, solo que con más detalle que en mis pesadillas, si mis recuerdos fueran vídeos, mis pesadillas típicas serían vídeos bajados de internet, y mi recuerdo durante mi desmayo sería una película en alta definición, pero como siempre, cuando llegué al ''nos vemos pronto mi querida amiga'' me desperté de golpe.

Me dí cuenta que ya no estaba en el prostíbulo, no se como carajos me sacó de ahí sin que nadie se diese cuenta, pero era su especialidad, no era necesario ser adivina para saberlo; al levantarme, como el susto que me llevé fue peor que las veces anteriores, me tardé en calmarme, y no ayudaba mucho el hecho de que estuviera encadenada, no podía salir de la cama matrimonial en el cual ahora estaba, esta habitación jamás la había visto en mi vida, estaba oscura, ningún rayo de luz entraba, es más, no había ni ventanas, solo una lámpara sin encender con un ventilador en el techo, aún así, no necesitaba de luz para notar la mesa de materiales quirúrgicos que estaba al lado de la cama, en este había una gran variedad de cuchillos, quedé estupefacta, a los segundos escuché la puerta abriéndose de golpe.

- Así que ya despertaste - lo miré con intenso odio, me mostró su cara completa, era igual de feo de hace 7 años, así que no me volví a asustar, pienso que supo que me desperté al escuchar el sonar de mis cadenas.

- Libérame - dije de manera firme sin quitar mi expresión facial.

- ¿Y por qué tengo que seguir órdenes tuyas? - decía mientras se reía maniáticamente, eso me enojó aún más.

- ¿Que quieres de mi? -

- En verdad, solo quería un poco de tu compañía, claro que te traje a la fuerza porque tú no quieres cooperar - 

- ¿Y por qué tengo que seguir órdenes tuyas? - su risa bajó a ser una sonrisa, levanté una ceja dando a demostrar que puedo jugar el mismo juego, aunque sé que es un desequilibrado mental que nunca me dará la razón, no tengo miedo.

-  Con que así quieres jugar - dijo caminando hacia mi lado derecho, donde estaban los cuchillos - ¿Sabes que son? - noté que era una amenaza.

- ¿Cuchillos? - dije sarcásticamente.

- Sé más específica ¿Puedes? - en verdad no entendí a lo que se refería - Creo que no - empezó a enseñarme cuchillos - Este es un Bowie - me enseñó uno que era al principio liso y terminaba en dientes, como unos 18 centímetros de longitud - usado para la supervivencia, es esencial para una excursión hacia cualquier clima, perfecto para quitarle la piel a los animales, sin duda, uno de los que más me gusta.

- Se nota que has estudiado - seguí con el sarcasmo.

- Este es un Corvo Chileno - mostró otro que tenia gran parte de la punta encorvada - Se usa mucho en la minería chilena y sirvió en el ejército - lo posó donde estaba y sacó otro más pequeño que los anteriores, parecía una tijera pero no dejaba de ser cuchillo - Y este es un Cuchillo Mariposa, claro, a pequeña escala, su filo se puede guardar con su mango, nadie sabría que es un arma, te amenacé con uno igual pero más largo antes de venir acá, ahora que recuerdo, jamás lo sentiste de verdad - al decir eso último me entró un mal cuerpo, rápidamente me apuñaló la pierna, todos mis sentidos se activaron a causa del insoportable dolor del metal frío que atravesó mi piel, lancé un grito, el dolor era horrible, y al estar encadenada de pies y manos, estaba casi inmóvil, quería llorar del dolor, mi respiración se duplicó, y mi miedo apareció.