Capítulo 9

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-¿Por qué robaste el dinero? -preguntó Mathieu mirando a Corbin-. ¿Qué querías hacer con él?

-Irse de prostitutas -comentó Leclerc en voz baja con diversión y todos le pegaron una colleja.

-Si se lo digo, ¿se lo contará a alguien? -preguntó el acusado con cierto temor y vergüenza.

-A nadie. Lo juro.

-Quería comprar... Un globo de aire caliente -los escondidos se taparon la boca para evitar que saliese la carcajada que iban a soltar.

-No sé quién ha podido ser, pero lo que le cuento muestra la inocencia de Mondain -le explicó Mathieu andando junto a Rachin-. Nunca se habría ido sin el dinero.

-Investigaré cuando vuelva -dijo Rachin dirigiéndose al coche donde se encontraban sus hijas-. Pero no se preocupe, Mathieu. Aunque Mondain fuese inocente, no alcanzaría. No se puede evitar.

-¿Y la justicia?

-Permítale que se encargue de él.

Entonces en ese momento, mientras Rachin abría la puerta del coche, el señor Langlois corría hacia ellos con su maleta.

-¡Espere señor director!

-¿Usted también se va? -preguntó Mathieu.

-Me lleva el señor Rachin, me voy de vacaciones con mi familia. En casa de mi hermana. Tiene un piano.

Dicho aquello, se montó en el coche y Mathieu miró a lo lejos cómo el coche se alejaba por el camino de arena.

A la hora de desayunar, se encontraba hablando con Maxence y Pépinot en el comedor, ya que eran los únicos mayores que habían en la institución.

-¿Sabe por qué Rachin fue a Lyon? -le preguntó el compositor a Maxence-. Creo que discutirá el balance con el comité, ¿no?

-Sí. Pero mayormente quiere un ascenso y una medalla.

-¿Cree que los obtendrá?

-Es muy listo -comentó el mayor seriamente-. Presentará un informe impecable sin decir palabra sobre las cosas horribles que hace. Incluso dirá que el éxito del coro se debe a él.

-¿El éxito? -preguntó con sarcasmo Mathieu alzando una ceja.

-Por supuesto, has hecho un buen trabajo, os he oído y sois buenos.

En ese momento Leclerc, Morhange y Lumiére entraron en la sala y se apoyaron en la mesa.

-Señor -le dijo Leclerc a Maxence-, ¿es verdad que Langlois se ha ido con el director?

-Sí. Y Chabert y Carpentier se han tomado unas vacaciones de dos semanas. Estamos a cargo.

-¿Entonces no hay clases? -preguntó Lumiére sonriendo.

-No -contestó Mathieu.

-¿Qué vamos a hacer? -intervino Morhange también con una sonrisa.

Maxence contestó con diversión que dormir la siesta y los niños rodaron los ojos.

-Tengo una idea mejor -dijo Mathieu alzando el dedo índice.

Dos horas después, Morhange y Lumiére se encontraban buscando el pañuelo de Alice por el bosque ya que eran la primera pareja del juego.

Todos habían planeado jugar a la búsqueda del objeto, y el objeto había sido un pañuelo que Alice llevaba consigo en su maleta.

-Debe estar por aquí -dijo Morhange buscando entre ramas y hojas-. ¡Aquí está! -exclamó contento al ver la tela fina blanca.

Alargó el brazo mientras Alice sonreía y daba palmadas, tocó el pañuelo y lo cogió. Lo sacó y una rama rajó el final. ¡Raass!

-Oh, oh.

Alice cogió el pañuelo rajado en el final y lo miró triste.

-Lo siento, no quería...

-No importa -dijo ella encogiéndose de hombros-. De todas formas mi madre me enseñó a coser un poco, sólo es una tela.

"Esa tela no se puede coser" pensó Morhange. Pero prefirió no decir nada para no llevarle la contraria, ya que sabía que Alice podía ser muy terca a veces.

-Vamos con los demás, hemos ganado.

Los dos corrieron entre los árboles hasta llegar al punto donde todos habían quedado. Todos allí estaban alrededor de Mathieu, quien estaba diciendo algo.

-¡Hemos encontrado el pañuelo! -exclamó Pierre al llegar junto con la chica.

-Bien chicos -dijo Mathieu con una sonrisa, pero que no quitaba su preocupación en el tono de voz.

-¿Ocurre algo, señor Mathieu? -preguntó Lumiére preocupada.

-No, es sólo que... ¿no oléis a quemado? Estoy preocupado por si hay algún incendio cerca. Creo que deberíamos volver al internado.

Todos asintieron de acuerdo. Ya llevaban dos horas allí, y se encontraban cansados. El que más coincidió con ellos para salir de allí fue Boniface, ya que él tenía una fobia tremenda al fuego.

Pero la sorpresa creció en los rostros de cada uno de ellos cuando vieron el internado en llamas. El camión de los bomberos estaba llegando junto a otros, la gente gritaba y lo que era peor, Rachin salía disparatado de su coche con mala cara.

Alice rápidamente notó cómo su mundo se venía abajo, cómo el alma se le caía a los pies. Ese era el final de Mathieu. Hasta el de Maxence.

Más tarde, el director Rachin, cuando ya apagaron las llamas, llamó a Mathieu y Maxence al despacho.

Y Mathieu le contó todo lo ocurrido.

-Después del desayuno, usamos la puerta que lleva al huerto para eludir a Marie y a los vecinos. Fuimos al bosque Lignan.

-¿Para qué?

-Para buscar un tesoro -comentó Maxence con una sonrisa-. Estaban muy contentos.

-No necesito decirle lo decepcionado que estoy con usted, señor Maxence -dijo Rachin rápidamente.

-La responsabilidad es toda mía, señor director -dijo Mathieu-. El señor Maxence nunca dejó de disuadirme.

-No es muy convincente.

-Podríamos considerar el hecho de que salvamos a los niños.

-Si no hubiéseis salido del colegio no habría incendio. Ni siquiera sé por qué sigo escuchándolo. Señor Maxence, debido a su larga experiencia en el colegio, no lo despediré. En cuanto a usted, señor Mathieu, está despedido.

-¿Qué? -susurraron todos los niños al otro lado de la puerta, escondidos y espiando.

-Si le despide a él, también lo hará a mí -dijo Maxence decidido.

Los Chicos Del Coro (Morhange Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora