Capitulo 5

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Narra Ana.

Pero solo a mí de tonta se me ocurre enfermarme, y ahora me reclamó por no haberle hecho caso a quien me decía que no comiera helado con este frío, pero ya lo hecho, hecho esta.

Estornude unas vez más y sorbí mis mocos con nada de elegancia, sentía mi nariz horriblemente tapada y respiraba por la boca, mi cuerpo estaba helado y mi cabeza caliente, sentía mis ojos con lágrimas y mi garganta raspaba.

-Pero te dije que no comieras helado. -dijo una voz que reconocía en mi cuarto, estaba de espaldas así que no vi.

-Piri ti diji qui ni comiris hilidi. -dije entre cortada y con la voz rara.

-Que necia eres, ni enferma dejas de ser orgullosa. -escuche más cerca y me sentí ofendida.

Sentí un peso en la cama del lado contrario donde yo estaba y me voltee con pereza y con mi cara de fatalidad.

Vi a Manu con una mueca al ver que traía un cubre bocas y guantes de látex, solo podía ver sus ojos y sus cejas claro, que cabe mencionar son delineadas naturalmente, por lo menos algo bueno había sacado yo de la familia, la salud no.

-¿Enserio Ríos? -señale su protección y soltó una carcajada.

-Oye, bien sabes que nosotros nos enfermamos muy rápido, así que todos usamos cubre bocas, lo de los guantes fue mi idea. -alzo su ceja derecha y me miró gracioso.

Solté una risilla algo cortada por mi garganta que dolía y mejor me calle, por la ventana entraba luz del sol al ser medio día imagino, me quedé observando el rostro de Manu, o lo que podía ver de el.

Sus ojos, dios sus ojos son tan hermosos, nadie en la familia tenía esos ojos, solo él y la abuela, pero les juro que te quedas pasmada al verlos, son verdes pero también azules, puedes verlos en ocasiones verdes o azules, porque tiene reflejos azules que suelen resaltar, pero el verde suele hacer lo mismo, no puedo describir perfectamente sus ojos y finalmente para adornarlos uñas largas pestañas algo rizadas y para terminar unas cejas bien tupidas pero delineadas.

No sé cuánto tiempo me quede como tonta mirando sus ojos, hasta que estornude y deje caer mi cabeza sobre la almohada.

-¿Cómo te sientes? -me preguntó con voz dulce y levante la cabeza enojada.

-Bien. -sonreí falsamente- Mal idiota, mi garganta quema horrible al hablar o respirar, mi nariz está tapada y siento mareos. -dije con agobio y me volví a tirar sobre la almohada.

-Eso debe ser feo. -sentí una caricia en mi cabello- Pero tranquila, en unos días se irá. -dijo confiado y sonreí sobre la almohada.

-Eso espero. -hable medio rara con mi cara sobre la almohada.

-Yo también. -murmuro y le di un pellizco- ¡Oye! No a la agresividad.

Lo escuché reír y por ende yo sonreí de igual manera, el verlo feliz me hacía feliz a mi, y no se porque de esto y me asusta.

Escuche la puerta y grite un pase.

-Hora de irnos Manu, tu abuela nos está esperando. -escuche claramente la voz de una chica y quien más podría ser, solo Denisse.

-Oh claro. -sentí que se levanto- Nos vemos luego cariño. -sentí sus labios en mi mejilla y luego un calor subir por ellas.

Ya no estaba la almohada en mi cara sí que tape mis mejillas con mis manos heladas y Manu ya se había colocado nuevamente el cubre bocas.

-Adiós Ana. -sonrío Denisse y le sonreí de vuelta algo forzado.

Los dos salieron de la habitación y no puede ver que antes de eso Denisse tomo la mano de Manu para salir los dos juntos.

¿Primos? (Manu Ríos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora