Querida tela de la camisa rasgada de ayer 2:

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Aquella mueca y ese silencio me inquietaba bastante. ¿Se dignaría a decirme algo más o se resignaría para no perder los estribos tan pronto?

Combeferre desde su posición se levantó, llevándose el dedo índice de su mano derecha hacia el puente de su nariz para empujar las gafas hacia arriba y colocárselas, puesto que tendían a resbalarse.

- ¿Sabes, Grantaire? Estoy cansado de estar constantemente peleando contigo sobre el mismo tema. ¿No apoyas La Causa? Perfecto, no diré nada más. Pero a cambio, haz tú lo mismo al menos mientras yo esté delante. Si es para manchar el nombre de lo que estamos creando con ilusión, entonces mejor cierra la boca.

Era la primera vez que Enjolras no me contestaba con su elevado y cargado tono. ¿Tendría algo que ver Combeferre en aquello? Era demasiado raro aquel ambiente en ese entonces. No dije más y con mis botellas decidí colocarme en mi sitio.

Poco después comenzaron a adentrarse todo el resto de Les Amis. Bahorel con un ojo morado, Courfeyrac poniéndose el cravat correctamente, Jehan portando un libro de literatura en mano, Joly tan pálido como siempre y Bossuet mirando al suelo para no tropezar con nada. Minutos más tarde, entró Feuilly excusándose por salir del trabajo.

- Bien, hoy comenzaremos a planear los sitios que usaremos como casa franca para guardar allí munición. ¿Alguno tiene id...?

Pero en ese momento, la puerta se abrió deprisa para que un Marius algo agotado apareciese, medio hablando en voces.

- ¡Perdón... Por lle...gar tard..e!

- Llegas tarde. -Respondió Enjolras con el ceño fruncido y posando una mano sobre su cintura. La otra descansaba en la mesa sobre un mapa de las calles de París-. Si no te tomas en serio esto, no te molestes en venir.

El joven recién llegado cerró la puerta y se sentó al lado de Joly y Courfeyrac, donde el primer nombrado lo revisaba por encima.

- No tienes buena cara, ¿Ha pasado algo?

Marius miraba a Joly y negaba tragando saliva en busca de recobrar el aire cuanto antes.

- No... Vine corriendo... Eso es.. Todo...

- ¿Entonces a qué se debe el llegar tarde? ¿Crees que nuestro objetivo espera? Claro que no.

Enjolras siempre fue duro con Marius. Creo que es porque no lo toma en serio para este motivo.

- No... Mi abuelo me retuvo... Y luego me... Me desvíe un.. Poco... -De sus mejillas brotó un ligero rubor. Corrían rumores sobre el grupo de que Pontmercy andaba intentando pretender a una joven, cosa por la que Enjolras menos toleraba-.

- Otra vez cortejando a la muchacha. -Dio un manotazo a la mesa para echar a andar hacia el joven-. ¿Crees que un lío de faldas va a sacar a la gente de la condición en la que se encuentran? ¿Crees que esa muchacha va a cambiar la situación con tan solo parpadear? Espabila y déjate de juegos. Esto es serio.

- Enjolras, si tú supieras lo que es que tan solo su presencia hace que la vida valga la pena... O que su aroma te coloque una sonrisa de oreja a oreja. El amor te embota los sentidos y ya no sabes qué está bien y qué está mal. Por ejemplo, ¿Es delito amar y apoyar la causa a la vez? ¿Es un pecado creer en el amor? Dime, ¿Crees en ello?

- ¡Sí, creo! - Una voz se escuchó de fondo en ese entonces; la mía. Yo, botella en mano, exclamé aquello mientras me levantaba de mi asiento.

La fría mirada de Enjolras volvió a posarse ante mí, pero esta vez tenía apoyo.

- ¿Crees que el amor le llega a todo el mundo? -Volvió a preguntar Pontmercy algo más animado.

- ¡Sí, creo! - Mi voz nuevamente resonó mientras me acercaba al chico en cuestión para palmear su hombro en señal de apoyo.

- ¿Crees acaso que se puede amar sin condiciones?

- ¡Sí, creo!

- ¿Ves, Enjolras? Grantaire cree en ello, ¿Y tú?

- Yo sí creo... -Tomó una corta pausa, pero la tomó-. Amor a la Patria y la Causa.

Marius rodó los ojos, yo me quedé mirando al rubio, puesto que cuando dijo que creía, se pausó un momento. ¿Acaso se había pensado la respuesta?

- Y ahora dejad de decir cosas fuera de contexto, estamos en mitad de una reunión.

No me importó que nos cortase el rollo, puesto que esa nueva actitud por parte de Enjolras me sorprendió bastante. ¿Podría ser que creyera en el amor la persona más insensible que parecía conocer? ¿Podría ser que tuviera a alguien en su vida? No sabía si me gustaba la idea o me aterraba. Solo sé una cosa: Hasta el más ciego cree en la luz.

Creo en el amor. Creo en Enjolras.

Enjoltaire - Diario de un cínico y borrachoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora