Me levanté entre los brazos de una desconocida, no, no sé cómo ha pasado. Y sí, tenía una resaca horrible, aún la sigo teniendo.
No sé cómo lo hago pero cada vez que me paso a la hora de beber, acabo en la cama de una chica y no recuerdo nada. Por una parte lo prefiero, así no recuerdo las miradas que seguramente me echó Enjolras y olvido sus palabras de desprecio, como solía hacer cuando me las decía. Con cuidado, abandoné ese apartamento y me maldecí una y otra vez por no escarmentar de una vez. No solo yo me atormento por ello, sino que la resaca está a favor del rubio para que me haga ver que debería de dejar de beber. Muchas veces me he planteado dejarlo e incluso lo he intentado, pero creo que ya es demasiado tarde, sin el alcohol, me siento un miserable más, aunque un poco diferente.
Llevo mucho tiempo enamorado de Enjolras, lo reconozco. Mi mundo empezó a girar entorno a él desde hace mucho tiempo, ya no sé cómo vivía antes de conocerlo. Ayer estuvo en el Musain con los demás para hacer una pequeña reunión en la que todos planean una vez más el futuro de Francia. Yo, como siempre, no participé porque no creo que esto salga bien, lo veo imposible.
Nos encontrábamos en el piso de arriba cada uno a su bola; Joly mirándose la lengua sobre una cuchara, Bossuet cayéndose de la silla por su mala suerte, Jehan escribiendo mientras que con otra mano sostenía una flor, Courfeyrac con una dama encima de sus piernas cortejándola entre susurros en los oídos de ésta, Bahorel charlando con Feuilly.... Hasta que llegó él y Ferre, ahí el ambiente cambió.
Courfeyrac hizo que la dama se levantase de sus piernas y que se fuera con una sonrisa del piso (A saber qué le había dicho). Él se fue a la mesa grande que hay al lado de las escaleras junto a Ferre y Enjolras. Ferre extendió un gran mapa sobre la mesa y Enjolras carraspeó para que todos atendieran. Yo me encontraba en una de las mesas del fondo, donde la oscuridad predominaba más que predominaba en toda la sala. Y como siempre, me encontraba con una botella en la mano, pensando en mis cosas mientras mantenía la mirada en la mesa, arañando con la uña a la madera de ésta, castigada por el paso de los años y el uso. Todos los demás rodearon la mesa grande donde se encontraban Ferre, Courf y Enjolras para seguir con los planes.
Jehan se acercó un momento y me preguntó si me iba a acercar para enterarme. Yo, cabizbajo y con la mirada perdida le contesté que no iba a planear algo que sé que va a salir mal. El poeta pelirrojo suspiró y volvió junto a los demás. Recuerdo que en ese momento, Enjolras estaba diciendo sus nombres para saber si estaban todos en la reunión, menos el mío.
– Enjolras, se te ha olvidado decir el nombre de Grantaire.– Comentó Ferre, en ese momento, todos miraron hacia los lados para saber si seguía allí. Al verme, voltearon la mirada nuevamente hacia el líder.
– No se necesita nombrarle porque no viene a planear el futuro de Francia, viene a emborracharse. ¿Es que no lo conocéis ya? – Respondió firmemente Enjolras. Después de ello, oí unos cuantos pasos acercarse hacia mí. Levanté la mirada lentamente, comencé a ver unos pantalones negros y un chaleco rojo. Alrededor de su cintura, se encontraban sus dos manos apoyadas en ella mostrando una pose de enfado, seriedad. Era Enjolras.
– ¿Vas a hacer algo por Francia o vas a seguir haciendo lo de siempre? – Su cara y su tono no eran nada alegres, mostraban enfado. Yo sólamente agaché la mirada nuevamente hacia la mesa, intimidado por ello. Él volvió a intentarlo. – ¿Ahora no vas a contestarme?.
Levanté la mirada y la dirigí a sus ojos. Como siempre, me perdí en ellos. Esos ojos... Esos ojos azulados...
Abrí la boca para hablar, pero Ferre me cortó.
– Enjolras, déjale y empecemos con la reunión, esto es más importante.
– Sí, no sé por qué pierdo el tiempo intentando hacer que se una a la reunión.– Contestó Enjolras, frío. Después de ello, se giró y emprendió su camino hacia la mesa, junto a los demás. Yo no tuve más remedio que levantarme con mi botella y, antes de hablar, bebí un trago y me limpié la boca sobre una de las mangas de mi camisa.
– Porque no me harás cambiar de idea, Enjolras. ¿De qué sirve planear algo que saldrá mal y acabaremos muertos? – Al fin pude responder, aunque fue mirando hacia el suelo porque me resultaba imposible mirarle y decírselo. Él se giró, metiendo una mano sobre su bolsillo y apoyándose sobre la mesa. Todo el mundo nos miraba en silencio.
– ¿Acaso sabes tú cómo hacerlo? ¿Vas a hacerlo emborrachándoles a todos o intentar hacer algún cuadro que valga la pena? No sé qué haces aquí en estos instantes, todos estamos reunidos para poder planear el futuro de Francia, no para emborracharos.
Eso me dolió, siendo sincero. Cuando me dice ese tipo de cosas me hunde de tal forma que mis intenciones de dejar de beber se van. Fruncí el ceño y comencé a caminar hacia las escaleras para bajar al piso de abajo, en ese momento, volvió a hablar.
– Mientras que los demás planeamos un futuro para hacer brillar a Francia, tú se empeñas a estar en la oscuridad. – Después de decir eso, se giró y se metió entre todo el grupo, comenzando la reunión con un "Vive La France!" del cual, todos contestaron lo mismo. Yo miré por última vez aquella mesa y a mis amigos escuchando atentamente cada palabra que soltaba Enjolras.
– Y aunque tú no lo creas, yo te seguiré desde la oscuridad....– Susurré con una voz triste, apoyándome en la barandilla de madera. Después de ello, bajé las escaleras y me quedé en el piso de abajo sentado en una de las banquetas que se encontraban al lado de la barra. No recuerdo nada más de ese día, sólo sé que acabé pidiéndome una y otra botella cuando iba acabando otra.
Ahora sólo me queda el amargo recuerdo de las miradas que me echó ayer Enjolras y un dolor de cabeza insoportable que intentaré remediar a base de descansar. Ahora sólo me queda lamentarme por lo que pasó ayer.
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Enjoltaire - Diario de un cínico y borracho
Fanfiction¿Alguna vez has querido leer cómo sería la vida de Grantaire si él te la contase? Quizá esta es tu oportunidad. En esta obra, nuestro querido borracho nos va relatando lo que sucede en su día a día de una forma un tanto dificultosa debido a la inges...