Ni yo mismo sé qué he estado haciendo desde el 10 de Febrero. Todo es una gran oleada de recuerdos turbios que no tienen explicación alguna.
No, no he conseguido recuperar mi cuadro y tampoco mi dignidad y mi buen humor. Para ser algo más exacto, me he tirado estas semanas encerrado en mi casa pintando. Y cuando quiero decir pintando, quiero decir dejándome llevar por el pincel y mis pensamientos bajo la influencia del alcohol. O lo que es lo mismo, vomitando mis sueños y sentimientos sobre un lienzo en blanco, aunque un poco castigado por no ser una persona un tanto cuidadosa y limpia.
Creo que me estoy volviendo loco. Pienso así porque no me puedo quitar de la cabeza a mi pequeño tormento. Pero a la vez, ese tormento se vuelve en el pequeño placer de mi vida, el único motivo por el que mi vida tiene sentido aunque la mayoría de las veces lo vea turbio. Él es la luz de mi vida y hace que siga caminando aunque luego me tropiece y me caiga como Bossuet hizo hace poco sobre mi estudio. Pobre, vino a visitarme y se escurrió con una de mis botellas vacías que pretendían conquistar el suelo.
Al estar aunsente estos días por el Musain, han venido varias personas a visitarme. No creía que lo iban a hacer tantos.... O mejor dicho, no creía que iban a visitarme. Como dije antes, Bossuet vino de parte de Joly y porque él quiso. Joly no vino porque cree que dentro de mi casa se concentran muchas cosas por las que puedes enfermar. ¡Y no lo niego!
Bossuet en cambio pasó en seguida dentro de mi casa. Creo que tenía menos pelo desde la última vez que le vi, a decir verdad. Estuvimos un rato conversando sobre cómo estaban las cosas por el Musain desde que no aparezco y me dijo que las camareras creían que había muerto por exceso de alcohol y que a Enjolras lo veía con una mezcla de estar irritado y preocupado. Y no me extraña, está empezando a darse cuenta que sus estúpidas ideas de revolución no sirven para nada.
También vino Jehan. Y, como siempre, con su melena adornada con una corona de flores y alguna que otra por ahí suelta. Por no olvidar de su timidez, pero bien que se le quita la timidez cuando bebe, es digno de una misma ópera. Estuvimos hablando también sobre el ambiente en las reuniones del Musain y me habló también de Enjolras y su humor.
Resumiendo estos días atrás, sólo han sido visitas y pequeñas charlas con algunos de mis amigos. Hasta que ayer decidí aparecer por el Musain. Las camareras se sorprendieron al verme, pero no tardaron en atenderme. Al ser atentido, agarré las botellas que pedí y decidí subir al piso de arriba para no ser molestado, pero cada vez que subía un escalón, se oía a Enjolras dando otro de sus discursos y sus estrategias. Y por si fuera poco, al llegar al último escalón, todos se quedaron mirando y Enjolras se calló, mirándome de una manera despectiva mientras tenía las manos apoyadas en aquel mapa desgastado. Seguidamente, negó con la cabeza y retomó su discurso. Yo, mientras tanto, me dirigí a mi sitio de siempre donde había más oscuridad que luz. Mientras bebía, escuchaba a Enjolras con una sonrisa irónica. ¿Poder luchar contra las fuerzas? ¿Un pequeño grupo de personas? ¿Una barricada donde permanecerán quietos y así podrá ser la victoria? No pude evitar suspirar profundamente al ver lo equivocado que él estaba.
Los minutos pasaban, y, con ello, el vino iba desapareciendo más y más mientras aquel interminable discurso seguía adelante, aunque algo más torpe que de costumbre. La verdad es que no sé cómo pueden soportarlo los demás. Yo mientras tanto para distraerme, me dedicaba a hacer rodar una botella vacía sobre la mesa, perdiendo la mirada en esta. De repente se escuchó un manotazo procedente de la mesa de la reunión. Y, con él, un silencio que sólamente una persona rompió con un tono serio.
– ¿Podrías hacer el favor de hacer como que no estás? Ya que no vas a contribuir, déjanos a los que queremos hacerlo.
– Estoy disfrutando de mi tiempo libre, no hago ningún mal aquí.
– Siempre tienes tiempo libre, así que podrías estar ocupado haciendo otras cosas con las que puedes ganarte la vida y ser una persona civilizada. – Eso último lo remarcó con cierta repugnancia.
– Claro, puedo ocuparlo creyendo cosas que no son y montándome historias en la mente sobre un futuro imposible de alcanzar.
Otro manotazo se escuchó, aunque esta vez más fuerte y con él, un "Enjolras, déjale y retomemos la reunión", a lo que empezó a haber un poco de murmullo y se empezaron a oír muchas veces "Enjolras, no", "Déjale", "No le hagas caso", "Está borracho". De repente, una sombra apareció frente a mí, con las manos sobre la cintura. Obviamente sabía quién era, así que no levanté la mirada, me sentía algo intimidado.
– Levántate ahora mismo.
– No tengo por qué.
– ¡Que te levantes!
– Enjolras, déjale y volvamos a lo nuestro... – Jehan de fondo intentaba que me dejase en paz, pero él no hacía caso.– Grantaire, quiero hablar seriamente contigo a solas.
– Vuelve a tu reunión.
– ¡Grantaire!
Cada vez alzaba más el tono y podía notar que su enfado era mayor, así que me retiré el pelo de la frente y, suspirando, me levanté algo pesaroso, ya que al fin y al cabo, el alcohol estaba empezando a tener efectos sobre mí y me tambaleaba un poco. Él me cogió de la camisa y me bajó por las escaleras de una forma borde. Después, me sacó fuera del Musain y me llevó a un callejón, donde no podrían oírnos nadie.
– ¿Qué pretendes? – Murmuró con un tono enfadado y cruzándose de brazos. Su mirada seguía siendo la misma mirada de desprecio que siempre.
– ¿Qué pretendo de qué...? – Volví a musitar con algo de miedo, la verdad es que odiaba que se enfadase conmigo.
– ¿Cuál es la meta de tener que estar sacándome de quicio día tras día y llevarme la contraria a todo lo que te diga?
– Estuviste de suerte, no aparecí por aquí en más de un mes. Y por cierto, no me has devuelto mi cuadro.
– ¡No me cambies de tema ahora con lo del maldito cuadro! Y que hayas desaparecido no significa que sigas sacándome de quicio día a día.
– Pero si no me ves.
– Pero sí te pienso.
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Enjoltaire - Diario de un cínico y borracho
Fanfiction¿Alguna vez has querido leer cómo sería la vida de Grantaire si él te la contase? Quizá esta es tu oportunidad. En esta obra, nuestro querido borracho nos va relatando lo que sucede en su día a día de una forma un tanto dificultosa debido a la inges...