KatelynAlguien toca la puerta y seguidamente la oigo abrirse. Mi madre. La miro y veo como su rostro tranquilo cambia a una mueca de sorpresa y dolor al verme. Ver a su hija llorando sentada en el medio de la cama no será algo muy agradable a la vista. Se sienta a mi lado, pero no quiero que esté aquí.
—Mi amor, ¿qué tienes? ¿Por qué lloras?—pregunta mientras pasa un brazo alrededor de mi cuello y acaricia mi cabello.
Aclaro mi voz.
—Mamá, quiero estar sola, por favor.
—No me pidas eso. ¿Cómo piensas que te voy a dejar así?—me abraza, haciéndome sentir como una niña pequeña que encuentra protección en los brazos de su madre.—Cuéntame qué te sucede, tal vez pueda ayudarte.
En serio la necesito, pero a la vez no. Me quito de su abrazo.
—¿Ayudarme? ¡¿Ayudarme?! ¡No puedes ayudarme, mamá! ¡Nadie puede ayudarme porque estoy loca!
Me siento tan impotente por no poder decirle a mi propia madre lo que siento. Me siento tan desecha.
—Por favor, dime que te sucede, mi vida. ¡Por Dios! ¡Eres mi hija! ¡Eres lo más importante para mí!
—Mamá, déjame sola. Te lo suplico, déjame.
Tengo un nudo en la garganta. Quiero decirle, pero no puedo. Simplemente no puedo.
Me recuesto y entierro la cabeza en mi almohada. Los sollozos se hacen más intensos. Ya no puedo con esto. Ella acaricia mi espalda.
—No te he visto llorar de esta manera desde...
Me levanto de golpe.
—No te atrevas a mencionarlo—toda mi tristeza se convirtió en odio.
—Hija, ¿es eso? ¿Hay un hombre en tu vida?
Vuelvo a llorar. Mis emociones me traicionan.
—Katie, ¿estás enamorada?—lamentablemente, mi mirada le da la respuesta.—¿Por qué no me lo dijiste?
—¡Déjame sola!—grito con desesperación. Siento que es mi último aliento, ya no tengo fuerzas para continuar.—Quiero estar sola—digo casi susurrando con mi voz entrecortada.
—No te dejaré. Me duele verte así y tenemos que hablar de esto. Dime, ¿es Josh?
Respiro hondo.
—Tú no sabes nada. No entiendes nada.
Graciela le seca las lagrimas a su hija....
-Te entiendo, Katelyn. Y sé que tienes miedo. Lo que te paso fue lo más horrible que le pudiera suceder a una mujer. Yo sé que aún vives con ese dolor, pero no puedes dejar que ese hombre te siga arruinando la vida. El amor es lo más hermoso que puedes experimentar. Nada se compara con él, cuando es verdadero sobrepasa todo los obstáculos y siempre, siempre sale vencedor.
—Qué cursi eres—digo aún llorosa.
—Puede que sea cursi y que para ti solo esté diciendo cosas tontas, pero date cuenta de que tengo razón. No puedes negarte ese sentimiento y la dicha de amar y ser amada. Tienes que luchar contra todo y contra todos.
—No puedo.
—Sí puedes. Si amas a esa persona con toda tu alma, si darías hasta la última gota de sangre por él...
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Sabor a ti
Teen FictionEvan y Katelyn se conocen desde niños. Sus familias eran muy unidas, pero ellos siempre se llevaban como perros y gatos. Pero cuando ambos tenían 11 años, la familia de ella se muda a Italia. Después de 10 años la mamá de Katelyn regresa a Estados U...