Odiarlo como el asesino de su familia y explotarlo como una herramienta útil era suficiente. Y al final, moriría. Eso era todo lo que esperaba de él.
—Gerard, se está haciendo tarde. Será mejor que nos vayamos.
—Eres libre de hacerlo, me quedaré un rato aquí.
—Entonces dame la llave de tu apartamento.
— ¿De qué estás hablando? ¿Para qué necesitas mi llave?
—No tengo donde vivir, me fui del apartamento.
— ¿Eh? ¿Por qué? — Gerard estaba más que despierto.
Frank sonrió. —Por eso me quedaré en tu casa, el profesor Hopkins creyó que era una idea genial. No te preocupes, mis gastos ya están pagados, transferí todos mis ahorros a tu cuenta bancaria.
—No quiero saber nada.
—Ahora estoy a tu cargo, ¿recuerdas?
—Dime, ¿por qué debería compartir mi vivienda con mi enemigo acérrimo? ¿Tu deseo de morir es tan fuerte que esperas que te mate a golpes a media noche?
Frank respondió irónicamente. —Vamos, ambos sabemos que eso nunca ocurrirá, ¿o necesitas que te lo recuerde?
Gerard recordó cuán fácilmente Frank lo había enviado a volar con sólo un ligero movimiento de su dedo meñique. Apretó los dientes y respondió. — ¡No gracias!
—Bueno, puedo entrar y salir como me plazca, me invitaste, ¿Recuerdas?
Gerard abrió la boca sorprendido. Luego se dejó caer y golpeó con su cabeza la mesa. Frank simplemente sorbió de su café.
—Mi vista siempre es veinte-veinte
—dijo de manera profesional.
—No tienes que decírmelo —se lamentó Gerard. Cada minuto que pasaba se exasperaba más.
—Dormirás en el suelo —declaró Gerard en cuanto ingresaron a su apartamento.
—No me importa, pero no deseo que te tropieces conmigo, y un poco de desorden no caería mal.
— ¡Eres libre de buscar otro lugar!
Ignorando al enfurecido Gerard, Frank miró a su alrededor. Sus ojos se detuvieron en la puerta de la derecha del pasillo. — ¿Qué hay aquí?
—Míralo tú mismo.
—Ah, es una lacena.
Era de aproximadamente un metro de ancho por dos de largo, llena de periódicos, cajas de cartón y algunos artículos de aseo.
—Esto es perfecto, incluso tiene luz. ¿Qué te parece?
— ¡Es una lacena!
—Podría dormir todo el día aquí y no estaría en tu camino.
— ¿Pero qué pasará si necesito la aspiradora?
—Yo limpiaré cuando no estés en casa.
— ¡No actúes como si estuvieras a cargo!
—Qué ¿te gusta limpiar?
— ¿Hay algún problema?
—No, no, no, ninguno. Eres un excelente amo de casa.
— ¡Nadie preguntó tu opinión! — Gerard rugió enfureciéndose cada vez más. Tener al chico a su alrededor realmente le molestaba. Su cerebro estaba al máximo y la noche anterior, gracias a él había perdido la razón. El hecho de que el chico estuviera completamente loco era lo que hacía que él no pudiera pensar con claridad.
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I Want To Bite [Frerard]
VampirosSus respiraciones eran erráticas. Sus bocas se separaron y Frank gimió, quería más. El lascivo movimiento de su lengua y labios brillantes provocaron que Gerard jadeara antes de besarlo nuevamente con una feroz pasión. El deseo superó los sentimient...