Capitulo ocho: La casa de las sombras oscuras 2/2

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Gerard condujo su motocicleta como un torbellino en la escasa luz del atardecer. Pasó la zona industrial y los edificios comenzaron a desaparecer al igual que el alumbrado público. Un edificio de un siglo de antigüedad resaltaba en la oscuridad como una bestia derrotada, tornándose en una montaña de ladrillos.

Esa área había sido un vecindario lleno de vida, con muchos habitantes. Luego los centros comerciales se mudaron y la población se fue con ellos. Finalmente se había convertido en un pueblo fantasma. El gobierno había tomado la decisión de revivirlo.

Lindsey dijo en su auricular. —Gira a la izquierda en dos cuadras.

Los neumáticos de su motocicleta golpearon pedazos de ladrillo por todas partes. — ¿Estás segura de que las coordenadas son las correctas?

—Más que segura, ¿por qué?

—Sólo me lo preguntaba.

—Deberías estar cerca de una subdivisión. Varias casas de un sólo nivel con jardines. Un vecindario abandonado de los no vivientes. —Lindsey habló casi en broma. Gerard frunció el ceño.

Lindsey no podía verlo, así que continuó hablando con el mismo tono. —Es lo más literal que encontrarás de un pueblo fantasma.

—Sí, lo sé. Solía vivir por aquí.

—Nunca lo mencionaste... —Lindsey estaba sorprendida al punto de no tener un contraataque listo.

Gerard disminuyó la velocidad. Levantó el visor de su casco, las filas de casas parecían columnas oscuras bajo la luz de la luna. Los árboles descuidados mostraban tanta muerte como vida. Ninguna de estas casas irradiaba el aura única de ser un hogar.

Sintió como si inconscientemente caminara por las calles en el pasado. Antes de saberlo, llegó a la casa donde vivían sus padres y hermano.

Gerard se quitó el casco. Un halo de luz plateada era visible desde la cortina. —Alguien está aquí dentro.

— Gerard, él está dentro. Justo dónde estás parado.

— ¡Ésta es mi casa!

— ¿Cómo?

Sin esperar respuesta, Gerard cortó la comunicación. Sacó su arma y pateó la puerta. La luz amarilla se esparcía por todo el piso, nadie notó su presencia.

Una mirada rápida confirmó que no había nadie en el desértico pasillo. La luz provenía de las velas encendidas que se encontraban esparcidas por todo el lugar. La electricidad no funcionaba.

La luz de la vela era suficiente para revelar que en el polvo del piso había huellas recientes. Al lado de la escalera, en frente de la puerta que llevaba al sótano había algo. Alguien estaba recostado. Miró nuevamente y pudo observar el oscuro charco de sangre esparciéndose por el lugar.

Corrió y se detuvo. Era un cuerpo sin vida, inconscientemente levantó una mano para cubrir su boca. Estaba decapitado. La carne del cuello estaba desgarrada, como si lo hubiesen girado y luego arrancado.

La cabeza no estaba fuera de lugar, los ojos sin vida de Brendon miraban a la nada. Gerard dejó caer los hombros aliviado.

¿Pero qué hacía allí el cuerpo de Brendon? ¿Quién lo había matado?

La puerta del sótano estaba abierta. El atacante debía estar ahí. Estaba por bajar cuando miró hacia arriba. Un leve sonido venía del segundo piso. Se concentró y volvió a escucharlo, junto a voces distorsionadas.

I Want To Bite [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora