Capítulo 8

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Angie

Esa mañana, salí a correr como todos los días, sintiéndome renovada. Había algo en el aire que me decía que ese iba a ser un día diferente, y realmente era eso lo que esperaba.

La charla con las chicas de la noche anterior, me había dado fuerzas y ánimos para enfrentarme a todo, porque sabía que ante cualquier cosa, tenía en quién apoyarme.

Me bañé en minutos, y me cambié para ir a la empresa, otra vez, poniendo especial atención a mi atuendo.

Gala que me miraba atenta mientras desayunaba, me dijo, como si ya no se lo pudiera callar por más tiempo.

—¿Pensas torturarlo todos los días con esos modelitos? – señaló con su cuchara el largo... –o más bien corto– de mi falda.

—Si quiere mirar que mire. – dije con una risita pícara. —Porque eso es todo lo que va a poder hacer de ahora en más.

Asintió conforme con mi respuesta.

—Otro que se va a volver loco es tu jefe. ¿No? – me recordó. —Ese te comía con la mirada esa noche en el club. Debe estar esperando el momento para mover ficha...

—Por más que me guste darle celos a Rodrigo, Miguel es una mala idea. – dije pensativa. —Como vos bien dijiste, es mi jefe.

—Estoy de acuerdo. – asintió. —Pero para pasar el rato... – me guiñó un ojo. —No te digo que te cases, pero un poquito de coqueteo y tonteo...

Me reí de sus gestos sugerentes y la empujé con cariño.

—Justo lo que me hace falta, más líos en el trabajo. – acoté con ironía.

Mordí mi manzana por última vez, dando por finalizado mi desayuno y cargué mi carpeta de bocetos en el bolso lista para ir a la empresa.

Ese día hablaría con mi jefe, y no era precisamente para coquetear. Quería que conociera lo que podía hacer, cómo podía diseñar y que supiera quién era como profesional.

En mi piso, Lola estaba como loca llevando carpetas en sus manos cuando me la crucé.

—Tienen reunión. – me avisó a las apuradas.

—¿Reunión? – pregunté confundida, pero ya no podía contestarme, porque de nuevo había salido corriendo.

Fui hasta mi escritorio, y antes de que me diera el tiempo para encender el ordenador, lo tenía a Miguel parado a mi lado sonriente.

—Buenos días, guapa. – saludó con dos besos y ya que estaba cerca, un apretón en la cintura. Tal vez fuera idea mía, pero estaba cada día más "toquetón".

Su camisa algo desprendida, dejaba escapar un perfume fresco y masculino que ya identificaba como típico suyo, y era tan agradable, que me hacía sonreír.

Sin dudas era un tipo atractivo.

—Buenos días. – respondí. —Me dijo Lola que teníamos reunión.

—Si, si. – asintió. —Os quiero en mi oficina apenas podáis, con sus carpetas de bocetos.

El plural seguramente se refería a mi compañero y a mí. Me tensé automáticamente y miré a mi jefe alarmada.

—Tengo que devolver una llamada, pero pasad. – miró a mis espaldas y adiviné que también le hablaba a mi compañero que acabaría de llegar.

Miguel se volvió para mirarme y guiñarme el ojo una vez más antes de desaparecer y dejarnos solos.

Milán (#2 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora