Podía sentir el peso de la mirada de todos los presentes sobre mí, y eso no hacía nada fácil mi decisión.
Existía la posibilidad de que si uno se bajaba, ninguno viajara, y yo no podía sacarle eso a Rodrigo. Se lo merecía y no iba a ser tan egoísta. Ya vería luego cómo me las arreglaba para pasar todo ese tiempo a solas con él tan lejos de casa.
—Si. – contesté. —Por mí no hay problema.
Los socios se miraron conformes, y se voltearon para ver a mi compañero que tenía los ojos fijos en mí. Me estaba preguntando si yo estaba de acuerdo con que fuera, lo notaba.
Disimuladamente asentí muy despacio y sonreí.
—¿Y vos, Guerrero? – le preguntaron impacientes.
—Yo también puedo viajar. – contestó ahora sí, un poco más seguro.
Miguel, que no se había perdido ni un segundo nuestro intercambio de miradas, sonrió resignado.
Había acordado con ambos que solo podía ser su amiga, pero eso no quería decir que a ninguno fuera a hacerle demasiada gracia que me pasara tres semanas con el otro en otro continente.
Bueno, como sea.
Ese ya no era mi problema.
Rodrigo
Estaba dispuesto a renunciar a ese viaje y a todo lo que significaba, si Angie lo pedía. Y soy consciente de que un año atrás, lo hubiera creído imposible, pero ahora ni lo dudaba.
Apenas mencionaron lo de Milán, y vi la cara que había puesto nuestro jefe, di por hecho que quienes viajarían serían él y mi compañera. Es que si la decisión estaba en manos del gallego, yo nunca hubiera sido escogido para semejante oportunidad.
Si hubiera sido por él, se inventa ese y mil viajes más para poder estar con ella. Y ahora esa posibilidad, me retorcía el estómago.
Enterarme que había estado con Angie, me daban ganas de matarlo a patadas. Así sin vueltas.
Patearlo hasta borrarle esa sonrisita fanfarrona que no aguantaba. Y aunque le había jurado la última vez que si se acercaba a ella, le arrancaba la cabeza, ahora no estaba en condiciones de hacerlo, porque había sido la misma Angie quien le había dado lugar.
Y con todo derecho, porque mientras tanto, yo había estado intentando rehacer mi vida también, con otra persona.
Si, bueno. Pero de todas formas, quería patearlo.
Tal y como nos explicaron en la reunión, lo que quedó de esa semana nos la pasamos diseñando un vestido exclusivo cada uno, y confeccionándolo en el taller tal y como le había tocado hacer a mi compañera meses antes para llevar a Mar del Plata.
La consigna era libre, aunque con una sola premisa que pretendía mantener coherencia con lo que se vería esas semanas, y era lo típico de esa capital de moda. El lujo.
Eso de que menos es más, aquí no aplicaba mucho, y no teníamos que tener miedo de crear algo demasiado ostentoso, porque era lo que se buscaba.
Yo la tenía más difícil, porque mis prendas solían ser bastante minimalistas. Pero había otras maneras de reflejar esos mismos conceptos, sin modificar en nada mi esencia.
Hasta el viernes, casi no tuvimos ni un respiro.
Entre los dos, habíamos acordado pensar en un vestido cada uno, y después hacer una pequeña puesta en común para hacer modificaciones, así se notaba nuestro trabajo en conjunto.
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Milán (#2 Trilogía Fuego y Pasión)
RomansaSinopsis: En la segunda parte, conocemos a una Angie totalmente renovada. Toma las riendas de su vida y deja atrás todo lo que le hizo daño. Enfocada en su trabajo, nos presenta un poco más del escenario de la Moda Internacional en una de sus más em...