Capítulo 14

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Rodrigo

Había seguido a Angie hasta el baño, y me había quedado fuera esperando que saliera un buen rato, pero llegado el momento tuve que irme. Las demás personas empezaban a mirarme mal, y claro, mi jefe frunció el ceño al ver que no estaba en mi puesto trabajando.

Maldita Lola.

Tenía que ser tan chismosa... Y lo peor es que yo mismo la había provocado haciéndola enojar antes. Si no la hubiera rechazado en la cochera, ahora no estaría estado buscando venganza. Bueno, en realidad, nunca tendría que haber vuelto a acostarme con ella para empezar...

Realmente, Rodrigo, cada día sos más idiota. – me regañé.

Después de eso no había vuelto a verla, estando solos. Cuando salió del baño, se fue a producción y luego cuando volvió a subir, se encerró en la oficina de Miguel. De no ser porque Lola entraba cada tanto, portando carpetas y muestrarios de tela, me hubiera puesto como loco. Pero no, aparentemente esa reunión tenía que ver con trabajo solamente. No se habían quedado solos mucho tiempo, y no estarían haciendo nada raro. Tal vez hablando del diseño especial.

Ese vestido super exclusivo que Angie iba a presentar para el evento de Mar del Plata. De verdad se lo merecía.

Todavía recordaba la primera vez que había visto sus diseños. Me había quedado tan impresionado y tan... encantado con su creatividad que mi reacción lógica fue sentirme amenazado. Si una diseñadora como ella se incorporaba a nuestro staff, ¿Cuánto tiempo podía durar yo? Me sacarían a patadas.

Solo esperaba que el idiota de Miguel, le estuviera ofreciendo esa oportunidad por su talento, y no por otra cosa...

Cansado de esperarla, miré el reloj y me fui a mi casa.


Angie

Después de una jornada laboral bastante productiva, había adelantado diseños para la colección, y de paso, le había llevado a Miguel las primeras propuestas para el vestido del evento.

Estaba encantado con lo que veía.

Trabajar con él, era muy distinto que hacerlo con César. Tenía otra visión, y al ser también más joven, tenía otras maneras de ver la moda. En esas horas que pasé en su despacho, me enteré que a pesar de estar ocupado dirigiendo la empresa, cada tanto se hacía tiempo para dibujar y confeccionar algún que otro diseño. Su especialidad es la sastrería, y lo vuelven loco los cortes italianos. Su debilidad es un buen traje hecho a mano, y para mi sorpresa, me mostró que el que llevaba puesto ese día, era uno de los que había hecho. Era impecable.

—Wow. – dije admirando las costuras del forro. —Es impresionante.

—Es un trabajo minucioso. – sonrió. —Artesanal, se podría decir. Y me relaja cuando tengo la cabeza hecha un lío.

—Te entiendo. – comenté. —Yo también me aferro a mi trabajo para encontrar un poco de paz a veces.

Me miró con detenimiento y tras dudar un poco, preguntó.

—¿Cómo estás? – esquivé su mirada, contestando con un "bien" que ni yo me creí. —Te he visto antes, y me ha parecido verte llorar.

Ay no, por favor. Que no me sacara el tema, porque todavía no me había repuesto, y seguía débil. No quería derrumbarme frente a él.

—Ya estoy mejor. – forcé una sonrisa. —Estar acá trabajando me hizo bien.

Asintió conforme.

Milán (#2 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora