Adrian

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De esa si que salí escarmentado, imagine con tanta intensidad una realidad que no existía que me quede inconsciente. Al menos descanse un rato. 

Levantarme me lleva al menos un cuarto de hora. Sigo donde estaba, llevare dormido por lo menos cuatro horas. 

Miro las escaleras de primero. Subirlas me llevaría al menos una horas, sin exagerar. Sin embargo tengo que inspeccionar todo el instituto, en busca de una salida, cual quier pista puede ser crucial.

Me apoyo en la barandilla y poco a poco voy subiendo. Un pasito para delante, otro mas. Asi hasta llegar arriba. 

En el ultimo escalón, sudando por todo el esfuerzo, oí un sollozo. Al principio no estaba seguro de haber oído con claridad. Me detuve, intentando regular mi respiración. Mis dudas se disiparon cuando lo volví a oír pero esta vez con mas claridad. Era una chica, sonaba realmente destrozada.

Desconfiado me apoye en la pared y mire en  las dos direcciones¿Si era una trampa? Cuando la pregunta me vino a la mente me dieron ganas de darme contra la pared,¿enserio lo pense? He estado inconsciente horas siendo vulnerable, no me iban a atacar ahora. 

Con un sobre esfuerzo subí el ultimo escalón. Comparado con lo que vi mi pierna solo parecía una raspa dita. 

En la parte derecha, la parte de segundo, estaba Paula llorando en el suelo, sonaba tan desgarradora que no me hacia falta mirar nada mas para saber que algo iba mal. Sin embargo mire, no vi mucho cuando aparte la cabeza asqueado. Un cuerpo de una persona, parecía una chica pero por la distancia no podía distinguir bien, estaba a su lado, muerta. Me acerque mas suponiendo que Paula no me había visto. Se sonó los mocos con lo que parecía un trozo desgarrado de su camiseta, luego hablo.

-Cuando he llegado ya estaba así.-Su voz sonó neutra, mantenía la mirada en el cuerpo inerte de la chica por lo que no pude saber mucho de su expresión. Sonaba cansada.

-¿Cuanto llevas aquí?.-Estaba mas cerca y empece a reconocerla. Samanta. No sabia si eso me alegraba o me entristecía¿Lo hacia? No. Ahora no. A lo mejor cuando me encuentre a salvo y no me duela el pie me pueda preocupar por la seguridad de alguien que no sea yo. Ahora mismo no me puedo permitir ese lujo. 

-No lo se.....-Por primera vez me miro y vi en ella la duda.-¿Fuiste tu el que le hiciste esto?.

La duda en sus ojos se transformo en rabia, una rabia ardiente.

-FUISTE TU ¿VERDAD?.-Se había levantado y me señalaba con el dedo. La mire atentamente.

-Nos conocemos desde hace un par de años.-Hice una pausa dramática, no era el momento pero me parecía que quedaba bien.-Nunca aria eso y lo sabes. 


- !Yo ya no se nada¡.-Rápidamente se acerco a mi y empezó a darme pequeños puñetazos en el pecho. No me dolían, pero estaba molesta con ella por haberme dicho tal cosa, haberme acusado de algo que nunca haría.

Poco a poco se fue acercando a mi hasta acabar abrazándome, llorando a lagrima suelta. Estuvimos abrazados unos minutos, hasta que ella se tranquilizo. 

Cuando iba a separarme, ella dijo las palabras que nunca se me olvidaran, jamas:

-Vamos a morir todo.

Y en ese momento, no tenia ninguna duda de que era verdad, pero no se lo pondría fácil. Eso nunca.

Encerrados en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora