1. Un año más

349 12 3
                                    

"- ¿Mamá dónde queda el andén nueve y tres cuartos?

-No tengo ni idea, cariño. - respondió la madre con ternura.

La mañana era fresca y soleada, había tanto gentío y movimiento en la estación de King's Cross que nadie hubiera sido capaz de ver a aquella señora con una pequeña niña a la que agarraba fuertemente de la mano, no fuera a ser que la multitud se la llevara. En la otra mano llevaba una maleta, probablemente de la niña, y miraba en todas las direcciones algo perdida perdida.

Durante las últimas semanas, esta madre corriente había descubierto lugares e incluso personas que nunca hubiera imaginado que existían. No era de extrañar que en esta nueva vida que le esperaba, donde su hija era la principal protagonista, se desorientara o perdiera en más de una ocasión.

De pronto el tiempo pareció detenerse cuando su hija le tiró de la manga de su chaqueta y ambas observaron como un niño, no más mayor que la pequeña, perdía el control de su carrito e iba directo a estrellarse contra uno de los muros que separaba los andenes. La mujer fue a chillar, pero el asombro de lo que pasó a continuación fue tal que por un instante soltó la mano de su hija para taparse la boca. El muchacho había atravesado el muro desapareciendo detrás de él.

En ese instante supo lo que ella y sobre todo su pequeña Alice, tenían que hacer."

- ¡Alice, despierta ya! ¡Debes de ir poniéndote la túnica, quedan pocos minutos para llegar!

Seis años más tarde, Alice Adams, aquel 1 de septiembre, se preparaba para otro curso en Hogwarts, la Escuela de Magia y Hechicería.

La muchacha se desperezó mientras sus compañeras de vagón, dos chicas de la casa de Ravenclaw, terminaban de ajustarse las bonitas corbatas azules de su uniforme. Alice rebuscó en su maleta de mano. A diferencia de las otras, Alice sacó una corbata de color amarillo con rayas negras: de la casa de Hufflepuff.

Muchos hechiceros y brujas opinan que en Hufflepuff se encuentran los magos más torpes y poco inteligentes, pero Alice no estaba de acuerdo. A su parecer, ellos no habían recibido el reconocimiento merecido por el hecho de evitar mostrar sus logros y hazañas, al contrario que los orgullosos Gryffindor, arrogantes Slytherin o ambiciosos Ravenclaw. La casa Hufflepuff sí podía presumir de valores tales como la humildad, la honestidad o la fidelidad.

El Expreso comenzó a frenar lentamente, y Alice como cada año, comenzó a sentir un familiar cosquilleo en el estómago, aviso de que por fin llegaba a Hogwarts, un lugar que en los últimos cinco años había sido su segundo hogar.

Cuando el tren estuvo totalmente quieto, las dos chicas de Ravenclaw salieron charlando alegremente sin reparar en ella, que agarraba su maleta de mano preguntándose que servirían en el espectacular banquete de bienvenida. Esperaba que este curso el sombrero seleccionador no mandara a demasiados alumnos de primero a Hufflepuff, el año pasado apenas se podía leer un libro tranquilamente en la bonita sala común de los tejones. Aun así, siempre le quedaba la idea de perderse en las inmensidades de la Biblioteca.

Por fin pisó el suelo de la estación de Hogsmeade, un entrañable pueblo y el lugar más encantador que Alice haya visitado (aparte de Hogwarts). Mientras veía a los de primero dirigirse hacia las barcas, observó que una figura más menuda que ella se acercaba.

- ¡Alice! ¿Qué tal el verano? ¡Oh, te he echado tanto de menos! -era su amiga Dina, la primera persona que había conocido cuando llegó a Hogwarts y que afortunadamente fue elegida también en Hufflepuff.

Si tuviera que poner un ejemplo para simbolizar la casa de colores amarillos y negros, Dina Ross era el modelo ideal en cuanto a paz y humildad. Dina era de piel pálida, pelo oscuro y muy delgada. Provenía de familia mestiza, algo que a veces le ponía en serios aprietos, ya que se trataba de una chica muy sensible a la que le afectaba demasiado lo que pudieran decir de su padre y sus genes muggle. Alice fue una de las personas que logró ayudarla a superar aquel complejo, mostrándose segura e indiferente ante aquellos malintencionados que seguían utilizando el concepto de "sangre limpia" o "sangre sucia". Para Alice nunca fue un problema tener un origen totalmente muggle.

Historias de Hogwarts I: la DécimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora