26. Fuego

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- ¡Lo lograste! – exclamó Alice cuando de la varita de Marshall surgió la forma de un magnífico elefante. Por fin había logrado hacer un patronus de elemento corpóreo.

El profesor Blake se unió a los aplausos de Alice. Marshall se puso tan colorado que dejó caer la varita y el elefante, compuesto por el elemento agua, desapareció en seguida.

Blake sonrió ampliamente y se sentó su escritorio. El resto de miembros de la Décima animaban a Marshall para que volviera a hacer aparecer al animal; incluso Sam, que siempre se había mostrado recelosa con los alumnos de Hufflepuff, se acercó a dar la enhorabuena al chico.

Todo parecía ir perfectamente. A pesar de que quedaba muy poco para los exámenes finales, el grupo había progresado asombrosamente y todos los objetivos que Blake se había propuesto cumplir parecían estar realizándose a la perfección. Además, no había vuelto a tener noticias de la Resistencia o la mujer de pelo rojo; y sin embargo... Tim Robbins no había vuelto a aparecer por clase. Pero no solo a Alquimia, el resto de profesores también habían notado su ausencia en las otras las asignaturas.

"- Está enfermo." Era lo que decía Danny Turner cuando los profesores le preguntaban por él. Luego se marchaba e intentaba evadir más preguntas.

A pesar de la deserción de Tim, Blake no podía estar más contento. Después de todo, aquel era un mal menor. Aunque no podía evitar sentir pena por el muchacho, que tan duramente se machacaba así mismo por ser hermano de la Primer Ministro.

Entre sus alumnos, observó como el grupo de chicos de Slytherin detenían su tarea.

- ¡Te he dicho que hagas que tu hiena le de aire a mi gato para agrandarlo! – ordenó Megan.

- ¡Y yo te he repetido mil veces que ya me he cansado de atacar siempre a Sam! – respondió Ian bruscamente.

Megan se quedó sin palabras. Hacía mucho tiempo que no veía a Ian enfadado. Por otro lado, Sam suspiró y con cierto desdén, hizo desaparecer su serpiente. Luego se marchó al otro extremo de la habitación.

- En el fondo sois las dos iguales. – volvió a decir Ian mientras miraba a Megan con el ceño fruncido. – Tú por no querer aceptar que esté saliendo con tu hermano, y ella por pasar del tema como si no le importara nada. Las dos iguales de orgullosas.

- Pues vete. – respondió Megan sin mirar a su amigo. – Si tan cansado estas de mí y de Sam, vete.

- Megan, de verdad crees que...

- ¡Lárgate!

- ¡Vale! ¡Sigue así, que llegarás lejos! – ironizó mientras se alejaba. Negó con la cabeza y se sentó en una de las bancas con los brazos cruzados.

Estaba muy enfurruñado, pero a pesar de todo intentó invocar a su patronus. A penas había conseguido crear un remolino de aire cuando algo rojo y fugaz lo absorbió con velocidad.

- ¿Quieres hacer el favor de tranquilizarte? ¡Vas a quemar el despacho entero como no lo pares! – dijo Will señalando el loro de fuego de Adela. Se pegó a la pared, apoyándose en ella, pues había comenzado a sentir como le temblaban las piernas.

Adela apretaba los labios. Con agresividad (y una asombrosa agilidad) hacía que el ave recorriera el despacho de Blake. También se había tragado al perro de aire, y ahora buscaba a la pantera de Lucas. Sus ojos, también apretados, parecían echar chispas, y estaba tan colorada y furiosa, que incluso Alice, Marshall y Danny, los únicos con patronus de agua que podían pararla, no hicieron nada por temor a como pudiera reaccionar después.

Intentando escapar, la pantera había llegado hasta el escritorio de madera del profesor. Lucas estaba tan impresionado que se había olvidado de lanzarle energía a su patronus con lo que este había perdido masa corporal. Más que una pantera, se parecía más a un pequeño gato asustado.

Historias de Hogwarts I: la DécimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora