9. Acuafobia

43 9 0
                                    

En aquella ocasión los condujo a las afueras del castillo, exactamente al sur, cerca de los invernaderos y de los jardines. Las largas capas de los alumnos impedían que estos sintieran el frío otoñal que aquel año en Hogwarts era más palpable que nunca. Los más frioleros, como Sam Kelly o Tim Robbins, llevaban guantes y capas de gruesa lana con los colores de sus casas.

-Este año va a hacer más frío que nunca.-comentó Ian mientras restregaba sus manos buscando algo de calor-¿No creéis?

-Eso ya se ve, mi pregunta es, ¿a qué imbécil se le ocurre sacarnos fuera del castillo con el tiempo que hace?-protestaba Sam mientras se recolocaba su bufanda.

-A Jake Blake.-respondió Megan con resignación.

Era la primera vez que el profesor de Alquimia los sacaba de la torre donde normalmente impartían la asignatura. En las dos o tres clases anteriores se habían dedicado a las prácticas, hechizos sencillos que ya conocían de los primeros años, tales como aguamenti o incendio. Blake había insistido mucho para que los realizaran a la perfección, sin ningún fallo; y sin tener que invocarlos con la voz. Los alumnos estaban cansados y había perdido todo el entusiasmo por las clases de Alquimia.

El profesor se detuvo a orillas del Lago Negro, que tapado por las nubes parecía más oscuro que nunca. Megan pensó en las mazmorras de Slytherin, y sintió un estremecimiento al pensar en lo frías y oscuras que eran debido al lago que se encontraba justo arriba. No tenía buenos recuerdos de cuando descubrió aquello en su primer curso, por lo que decidió no pensar más en ello.

Blake se situó de espaldas al gran lago y captó la atención de sus alumnos.

-Como ya sabéis, en las prácticas anteriores nos hemos dedicado a perfeccionar hechizos que ya conocíamos relacionados con los cuatro elementos. La clase de hoy servirá para comprobar si dichas prácticas han servido de algo.-tomó aire para decir con emoción.-señores, lo que vamos a hacer ahora mismo es Alquimia de verdad.

Mina Miller no lo pudo evitar y aplaudió compartiendo su alegría con el profesor. Adela también aplaudió -en el fondo sabía que el profesor no podía defraudarla-; sin embargo Alice dudó, no estaba segura de que estuviera lista para lo que proponía Blake. Ella quería seguir perfeccionando.

El profesor se quitó su capa oscura para tener más movilidad, sin apenas notar el frío. Sacó su varita, igual de negra que su pelo y sus ojos, pero antes de utilizarla se volvió una última vez.

-Estad muy atentos a mis movimientos, hoy controlaremos el agua.

Rápidamente alzó su varita apuntando al centro del Lago Negro. Hizo emerger una enorme masa de agua que pasó flotando por encima de las cabezas de sus alumnos. Después la volvió a colocar en el centro del lago y sin pronunciar ningún tipo de palabra, comenzó a darle forma redonda mientras la hacía más grande. Todos observaban en silencio como trabajaba el profesor, que no apartaba la vista de su labor, ayudándose a veces con la varita o con la otra mano para hacer crecer la bola de agua. Cuando alcanzó las proporciones de lo que sería una avioneta pequeña muggle, Blake hizo estallar la bola de agua convirtiéndose cada una de sus gotas en pequeñas ranas que saltando alegremente se volvieron a introducir en el Gran Lago.

Marshall Smith fue esta vez el que comenzó a aplaudir y en seguida todos le siguieron exceptuando a Megan Bennet que se apoyaba algo inquieta en el hombre de Ian. El muchacho parecía no percibir su nerviosismo, sin embargo...

-¿Te asusta el agua?-le susurró Danny.-tengo entendido que la sala común de Slytherin se encuentra bajo el Gran Lago. No deberías tenerle miedo.

-No le tengo miedo.-respondió recuperando el equilibrio.

Turner le lanzó una sonrisa maliciosa que hizo que se volviera a estremecer.

Historias de Hogwarts I: la DécimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora