19. Poción volubilis

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-Ha sido fácil.

-Bastante, en realidad.

Alice hizo aparecer un paño que se puso a limpiar lo poco que habían ensuciado entre ella y Will en el aula de pociones.

Habían tardado media hora en preparar la poción volubilis y visto estaba que aquella poción no era demasiado difícil de hacer. Sin embargo, Alice no le había puesto quejas a la ayuda desinteresada de Will, que además se había esmerado mucho en la preparación. Con una minuciosidad realmente sorprendente, se había asegurado de que todos los ingredientes y cantidades fueran los justos y necesarios.

Apenas habían hablado durante la elaboración de la poción, ya que Alice no quería interrumpir la buena disposición y concentración de Will. A parte, nunca antes habían mantenido una conversación con él. Solo la iniciada por Will para pedirle ser su ayudante.

Alice lo miraba de soslayo mientras con la varita dirigía al paño. El chico se había sentado en una de las bancas y sin utilizar la magia y con mucha insistencia, trataba de quitar una mancha del caldero de Alice.

"Una gran multitud de alumnos de la casa de Hufflepuff que acababan de volver de las vacaciones de Navidad. Se acomodaban y repartían por toda la sala común, compartiendo regalos y comentando uno de los inviernos más blancos y nevados de las últimas décadas.

- ¡Fue muy bonito! - recordó Dina Ross con las gemelas Lina y Loreen Jackson. - En Londres comenzó a nevar en la noche de Navidad. Cuando me levanté al día siguiente estaba todo tan blanco...

- Pues en las islas Canarias - comenzó Keylie Foster. - hacía un calor sofocante. Pero las playas eran maravillosas. -terminó de decir mostrando su piel tostada por el sol.

Alice Adams pasó por entre la multitud y consiguió salir a los pasillos de Hogwarts, buscando las escaleras que conducían a las torres. Con un poco de suerte encontraría a Adela Long para hablarle del descubrimiento de la piedra, que de hecho no era una piedra, sino un huevo.

- ¡Alice!

Del final de una de las escaleras giratorias surgió la figura de un chico alto y despeinado que vestía con el uniforme de la casa de Gryffindor. Se trataba de William Moore, que agitaba una de sus manos tratando llamar la atención. Alice miró detrás suya, pero estaba sola, por lo que el chico la llamaba a ella. Un poco azorada subió las escaleras y se encontró de frente con una amplia sonrisa y unos enormes ojos verdes brillosos que la miraban con simpatía.

- ¡Qué casualidad haberte encontrado! -exclamó Will con satisfacción. - Creo que sería conveniente que quedáramos cuanto antes.

- ¿Que que-quedemos? -preguntó Alice sonrojada.

- ¡Claro! Para hacer el trabajo de pociones ¿no te acuerdas?

-Ah, sí, claro...me acuerdo...

Alice se puso aún más roja, casi como un tomate. Will la miraba con diversión.

- ¿Te parece bien mañana a las siete? Quizás sea un poco pronto, ya que acabamos de llegar de las vacaciones...

-Está perfecto. -respondió.

Todavía quedaban un par de semanas para entregar el trabajo, pero Alice era de las que pensaba que cuanto antes se quitara un trabajo de encima mejor. Por eso se mostró de acuerdo con Will. Por fin había encontrado a alguien que la entendía.

-Estupendo. -dijo el chico satisfecho. - Entonces nos vemos mañana a las siete en el aula de pociones. Yo hablaré con Arundell para que nos la deje.

Historias de Hogwarts I: la DécimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora