13. Sala de los Menesteres

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-El profesor está muy susceptible últimamente. – comentó Adela a Will y Lucas.

El profesor de Alquimia había abandona su despacho con rapidez, sin despedirlos previamente.

-No empieces, Adela. – le advirtió Lucas recordándole su promesa, pero esta vez la chica no se mordió el labio. Terminando de recoger rápidamente sus cosas y sin importarle las palabras de Lucas, salió a toda prisa tras su profesor.

Lucas suspiró al entender las intenciones de Adela.

-Así nunca aprenderá. – le dijo a Will, pero este parecía estar igual de preocupado. – no me digas que tú también piensas que el profesor actúa de forma extraña.

- No, no – le aseguró añadiendo una breve sonrisa. – Lo que no me gusta es el poco compañerismo que hay en esta clase. Alice parecía estar realmente asustada.

- ¿Alice? – preguntó Lucas intentando recordar a quien se refería. - ¡Ah! Eso es que tú estás hecho todo un caballero defensor. – añadió dándole un codazo.

William miró hacia la banca donde se solían sentar Adams, Bennet y Turner. La chica Hufflepuff todavía estaba terminando de recoger su material. Pensó que seguramente tendría que trabajar la poción volubilis para cambiar la voz, sino no se imaginaba porqué otro motivo Alice podría llevar un frasco tan grande de Aguamiel.

-Vaya, vaya. – sonrió Lucas ampliamente mientras le pasaba un brazo por los hombros a su amigo. – Nunca te había visto mirar a una chica de esa manera, Will, ¿te gusta?

Le devolvió la sonrisa y despegándose del pesado brazo de Lucas se acercó a la banca de Alice.

Cuando Alice Adams consiguió meter el frasco de Aguamiel en su bandolera y se giró para salir del despacho del profesor de Alquimia, se llevó un gran sobresalto al encontrarse con la desgarbada figura de Will. Era cierto que llevaba mal colocada la corbata y que tenía el pelo revuelto, pero sus ojos verdes brillaban con una intensidad especial.

- Tu patronus era muy gracioso. – le sonrió alegremente. – Esa ardilla plateada parecía estar pasándoselo muy bien corriendo por toda la habitación.

Alice le devolvió la sonrisa mientras con cierta timidez se recolocaba el asa de su bandolera en el hombro.

-Gracias por haberme ayudado con el patronus de Sam. Las serpientes no son de mi agrado.

-No hay de qué, para la próxima estaré más atento y ni siquiera le dejaré que la haga aparecer. – le guiñó un ojo con cierta frescura. – Por cierto, he visto que estás trabajando con la profesora Arundell la poción volubilis. Saqué muy buena nota cuando me tocó hacerla, te puedo ayudar si lo necesitas.

Alice ya había estado practicando la preparación de aquella poción y lo cierto es que no parecía muy difícil, pero lo pensó demasiado y aceptó la ayuda de Will. No solo le brillaban los ojos a aquel chico, su divertida sonrisa era también increíble.

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Megan odiaba los miércoles. No solo por ser el día que se encontrara en medio de la semana, también porque para asistir a las clases tenía que recorrer de una punta a otra todo Hogwarts, y no una vez, sino varias.

"Podían haber planteado mejor esto de los cambios de clase" – se quejaba hacia sus adentros mientras subían las escaleras de la Torre de Astronomía. Era la segunda torre que tenía que subir en un solo día. La primera había sido la Torre Principal para llegar al despacho de Blake.

La clase de Alquimia había sido lo único interesante en todo el día. Hacía mucho tiempo que Megan no invocaba a su patronus y la verdad es que la sensación de poder volverlo a hacer era muy liberadora. Sin embargo, por culpa de Sam la clase había finalizado antes de lo previsto.

Historias de Hogwarts I: la DécimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora