-¿Entonces? ¿Vamos a desayunar así de callados?-preguntó mirándome. No le dediqué ni una mirada, solo asentí con la cabeza.- Quería preguntarte algo.-agregó.
-Guárdatelo, no quiero saber que quieres preguntar.-dije. Rió cínicamente.
-¿Por qué tan a la defensiva?
-Porque tú eres un maldito fastidioso.
-Lastima.-dijo echándose para atrás sobre el respaldo de la silla.- Vas a soportarme toda tu vida.
-Aun no entiendo. Esta bien que me compres en una subasta y todo eso, que me tengas en tu casa y me fastidies todo el día, pero... ¿Por qué me tengo que casar contigo?
-Porque a mi se me da la gana.- me dijo. Ahora si lo observé.
-¿Y si a mi no se me da la gana?-arqueé una ceja. Sonrió.- No me hace ningún tipo de gracia, es más, cuando estemos en el altar y pregunten si acepto o no, diré que no.
-Dilo y quedas expuesta a cualquier tipo de venganza.-me dijo. Arrugué la nariz y le saqué la lengua.- Yo también te amo Len .-me dijo entre risas sarcásticas.
Aun estaba sin entender todo esto. El podría haber abusado de mí, me podría haber golpeado y hasta insultado de manera extravagante por mi comportamiento, sin embargo solo me molestaba y me deseaba en su cama.
-Como digas .-dije tomando el último sorbo de mi jugo.- De todas maneras no ganas nada siendo mi esposo, así que da igual.-Si que gano bonita.-me sonrió.- Y créeme que aun no sabes lo que tu te ganaras.
-Degenerado .-dije haciendo una mueca de asco. Rió.
-Ya veras, cuando estemos casados no dirás lo mismo, todo a su debido tiempo.
-Steven, ya deja de soñar despierto y termina con tu café, quiero irme de aquí.
-Tranquila, tranquila pequeña.-dijo calmado. Desvié la mirada.
Estoy segura de que era a propósito. Estaba tardando más de media hora en tomarse un insignificante café. Me tenía harta, cansada y muerta de sed. Quería irme, escaparme de su lado, no volver a verlo. Cerré los ojos con fuerza, me dolía la cabeza y no soportaba el bullicio de gente.-Ya vamos.-dijo, al final.- Pero espera que voy a pagar al mostrador.
Me quedé ahí sentada con los ojos cerrados por un rato. Respiré profundo y me levanté de la silla, inmediatamente me mareé y tuve que volver a sentarme.
-¿Estas bien?-preguntó poniendo una de sus manos sobre mi hombro. La quité con una mueca de desagrado e intenté levantarme de nuevo. Steven tuvo que tomarme de la cintura, casi caigo dura al piso.- No, definitivamente no estas bien.-dijo. Apoyé mis manos sobre sus hombros y me puse firme.
-No necesito tu ayuda.-dije. Elevó los hombros en señal de desinterés y me aferró a su cuerpo.
-Si la necesitas.-me dijo sensualmente a escasos centímetros de mi oído.
-No Steven.-dije tragando saliva. Me separé de el.- No quiero nada que venga de tu parte.-agregué y comencé a caminar.
Sin decir más nada me siguió. A mitad del camino se adelantó y me tomó la mano con suavidad.
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La Bella y La Bestia
RomanceCréditos por la portada a @EditorialFangirls Que feo es cuando la persona que mas ama es la persona más fría del mundo, Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre indefensa presa d...