Sus besos húmedos y apasionados encendían fogosidad en mi cuerpo, su mirada nublada de deseo me invitaba a sentir algo que solo había experimentado dos veces en mi vida y Steven había sido el causante de lo anterior.
Me senté sobre su cuerpo mientras el se acomodaba sobre la cama conmigo encima. Quitó mi campera y la tiró al suelo junto con la suya, comenzó a dejar un sendero de besos sobre mi cuello y así dio la vuelta para dejarme debajo de el. Sonrió, sabía que ahora yo estaba en su poder.
-Déjame decirte que he estado esperando esto desde que te vi en esa maldita subasta.-confesó entre jadeos.- No te vayas como la última vez.-me dijo al oído.
-No lo haré.-respondí tensándome ante sus caricias sobre mi sostén.
Y estaba más que claro que iba a pasar, aún que mi corazón acelerado no era solo excitación, si no también miedo y nerviosismo que sentía por dentro. Era mi primera vez y por más que quería tranquilizarme, sabía que iba a doler y que Steven no iba a ser muy piadoso a la hora de estar unidos.
Acarició mi rostro y tiró su camisa a alguna parte de la habitación.-¿Estas bien?-preguntó besándome con ternura.
-S..si.-respondí agitada. Detuvo los besos y caricias, me miró con detenimiento.
-No seguimos si no quieres.
-No he dicho eso Steven.-dije sin siquiera mirarlo.
-Hey, no te estoy obligando.-pasó su mano por toda la extensión de mi pierna.- Es en serio, podemos dejarlo aquí.
-No será como la otra vez.-dije.
- Len , te repito, no te estoy obligando. Dejémoslo aquí, ¿si? Puedo esperarte, pero no más que hasta la luna de miel.
- Steven no tienes que esperarme, te he dicho que si.-dije en un grito.
-Tranquila.-procedió a besar mis labios.- Sin presión, cariño.-levantó mi remera hasta donde se encontraba el sostén.- Te queda a la perfección.-me halagó sin pensarlo dos veces. Le dediqué una sonrisa y le planté un beso sobre sus labios.
-Ya no pares Steven.-dije excitada. Sonrió para seguir con su juego de besos y caricias.
-Tus deseos son ordenes.-besó mi estomago haciéndome estremecer.- Pero debes esperar, todo a su debido tiempo.-repitió la acción anterior.- Vamos, quiero oírte pedir por mi.-susurró mientras desprendía su pantalón.
Tres golpes secos en la puerta hicieron a Steven fruncir el seño. ¿Qué interrumpía esta vez?
-Hagamos como que no pasó nada.-dijo antes de seguir. Dos golpes más lo hicieron gruñir y mi paciencia se agotaba.- ¿QUIÉN?-gritó enojado.
-Lucas.-dijo del otro lado de la puerta.
-¿Qué mierda hace este aquí?-me preguntó como si yo supiera.
-¿Yo que se ?-respondí malhumorada.
-No importa, dile que se vaya.
-¿Cómo voy a decirle eso Steven?-mi seño se frunció al igual que el de James.
-¿Pueden abrirme?-preguntó con ternura que en este momento me sacaba de quicio.
-Si, ya vamos.-dijo Steven de mala gana. Se levantó de la cama y abrochó su pantalón.- A este imbécil lo mato apenas abra la puerta así que prepara tus maletas porque nos vamos de aquí.-dijo acomodando su camisa sobre su cuerpo.
Me levanté de la cama y baje mi remera para luego ponerme los jeans.
-Yo voy Steven.
-No Eleanor, voy yo. Vamos a ajustar cuentas.-me tomó del brazo y me zafé de su agarre.
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La Bella y La Bestia
RomanceCréditos por la portada a @EditorialFangirls Que feo es cuando la persona que mas ama es la persona más fría del mundo, Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre indefensa presa d...