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-¿realmente no crees en las segundas oportunidades?-. Decía ella sorprendida.

-en lo absoluto, realmente creo que algo que se rompe no puede volver a unirse-. Decía el muy seguro.

-¿pero en el amor?-

-es una cosa aún peor, yo lo veo como la madera, una vez que la rompes, ya no la unes-.

-¿pero si el amor fuera de metal?-.

-también tiene un punto de quiebre-.

-pero este se puede fundir y volver a unir-.dijo ella entusiasmada.

- Pues para ti el amor es de metal, para mi de madera o tal vez aún peor, para mi es de cristal-.

-¿porque de cristal?-.

-la madera una vez que la rompes, vuelve a enbonar, y si existen dos fuerzas que las unan seguirá así hasta que una fuerza ya no se aplique y vuelva a separarse, en cambio el cristal, una vez que se rompe, tardas un montón en encontrar todos los pedazos, una vez que los tienes tardas aún más en saber donde va cada uno, y ante la frustración, simplemente prefieres comprar o conseguir otro cristal-.

Ella suspiro de la manera más horrible posible, entendía que si el veía de esa manera el amor, no tardaría mucho en darse cuenta que el de ellos, su amor de cristal, ya estaba estrellado, y que con un liguero descuido de cualquiera de los dos, el cristal caería. Y bien sabían lo que pasaría.

Cuando las estrellas se apagan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora