Narra Macarena
-Es él...
-¿Qué?Él es mi hermano, si es que a eso te referís- explicaba Guido, un tanto nervioso.
-No, él es el chico que me quiso robar hoy. ¡¡Es él!!-grité una vez que junté fuerzas.
Patricio largó una carcajada, y Guido lo miró extrañado.
-¿Qué?- salió su abuela de la cocina- Querida, yo te acepto lo que quieras pero, ¡no pienso permitir que trates a mi nieto como un ladrón! Irrespetuosa.
-¡Todos son cómplices!Me voy, antes de que me roben todo.
-¡Si!, mejor retirate!
Porota me llevó hacia la salida.
Otra vez, quedé sola en la villa.
Tenía frío y hambre, era de madrugada y estaba todo oscuro.
Había una pequeña casa hecha de chapa, desde allí salía una cumbia.
No podía creer como tanta gente puede vivir en estas condiciones. Con las calles sucias, casas de materiales incapaces de resistir y acoger. Si bien mi casa nunca tuve aires familiares, yo me sentía segura estando ahí.
Capaz era eso.
De toda la gente que vi en ese carnaval, muy pocos estaban solos.
La familia y el cariño son dos cosas que abrigan mucho más que paredes bien construidas y un techo decente.
-Eh, amea, te llevo?-escuché. Era una voz conocida.
-Kevin... Sí, a mi casa.
Subí a la moto, le dicté mi dirección y me dejé llevar con ese chico de feo olor.
-Alta casuli tene' eh- comentó cuando llegamos.
-Sí, bueno... Chau.
Me alejé rápidamente y entré.
Bren era mi única verdadera amiga y no estaba. Guido claramente no contaba, ni siquiera debería decir su nombre.
No tenía a nadie, y éste era un momento crítico.
Abrí los ojos.
Esto me pasaba por ser tan superficial y egocéntrica.
Fui a la cocina y agarré unas galletitas. Me parecieron repugnantes e incomibles.
Recordé la única persona con la que siempre fui buena, la que realmente me educaba.
-¿Hola?- hablé cuando atendieron el teléfono.
-Hola,¿quién habla?
Sonreí, era ella.
-Hola Carmensita, soy Maca. Te necesito- dije, al borde del llanto.
-¡Amor! Nos podemos ver cuando quieras, siempre y cuando tus padres no estén...
-Ahora. En mi casa, es la misma que antes, por favor vení.Carmen trabajaba en casa antes de que yo naciera. De hecho, en casa de mamá cuando era chica.
Cuando mis papás se mudaron, la contrataron para limpiar la casa y en caso de tener hijos, que ella los cuidara.
Mi mamá nunca tuvo instinto maternal.
Crecí en brazos de Carmensita, escuchando sus gritos, cantos y risas.
Me contaba cuentos, actuábamos diversos personajes, casi siempre yo era una princesa.
Mamá y papá sólo pagaban.
Pasaba mis días con ella y, si por la noche no podía dormir, venía a cantarme para que me relaje.
Jamás pensé de qué clase social era, cuánta plata disponía o dónde vivía.
La historia termina cuando ella un día se fue de la casa. Yo tenía 6 años y estaba por entrar en la escuela.
Triste, fui al living a preguntarle a mamá porqué se había ido.
"Porque es una ladrona. Y...cosa mía por confiar en una villera. No se si se puede esperar otra cosa de esa gente."
Fue la mayor decepción de mi vida.
Terminé de crecer en un colegio lleno de chicos educados así.
Empecé a fijarme en la plata, el color de piel, la forma de hablar y las casas.
En la primaria todos éramos así.
Había un nene, Santiago, que era de una villa y nadie se le acercaba.
Supuse que era contagioso, y no me acerqué. No vaya a ser que me contagie de su desgracia y me mude a ese lugar horrible.
Imaginaba las villas como si fuera un cuento.
Un mundo paralelo, oscuro, con pantanos y lleno de gente mala.
Como si el mundo estuviera dividido en dos.
La gente buena y rica, y la gente mala y pobre.
Carmen fue y será una imagen presente.
Una mamá para mí, pero una de esas que abandonan a sus hijos.
¿Había hecho bien en llamarla?
Ya era tarde para plantearlo, el timbre sonó.
Tenía la misma ropa de siempre, un jean ancho color verde y una remera blanca. Sus cadenas llenas de símbolos religiosos, y sus anteojos redondos y con mucho aumento.
-Hay que hablar de muchas cosas, Maquita.
Asentí.
No tenia la fuerza suficiente para impedirlo, y me largué a llorar.
-Tranquila bebita, ¿qué pasa?- intentaba consolarme.
La invité a pasar.
-Hace tantos años no me sentaba en este sillón... ¿Porqué me llamaste llorando a las 3 de la madrugada?
-Mis papás están internados en Cancún. Venían borrachos de una fiesta,mi papá manejaba y chocaron.
Abrió los ojos, y se tapó la boca con una mano.
Hizo la señal de la cruz, y se levantó para abrazarme.
-Vamos a tomar un té, así te tranquilizas y nos ponemos al día, ¿sí? No te preocupes, Dios no te va a dejar sola.
Siempre fue una fiel creyente, intentó inculcarme ese amor y esa Fe inacabable por Dios, Jesús, María y todos los santos pero la religión no es lo mío.
¿De qué sirve, en un mundo dominado por la plata, un ser omnipotente que no siquiera vemos?Durante este año, ella había trabajado de portera en una escuela.
Vivió apenada por no poder hablar conmigo y aclarar las cosas.
-Yo nunca le robé, no tengo idea de dónde están esas joyas. Creeme- pidió, con la voz quebradiza.
-Está bien, te extrañé mucho.
-Y yo a vos, caramelito. Contame en qué anduviste todos estos años.
-Me cambiaron de escuela, a una más...- la palabra "piola" se me vino a la mente y sonreí. Me acordé de Guido y suspiré.
-¡Aah pero que suspiro de enamorada!- bromeó. Al ver mi mirada triste, entendió -¿qué pasó? ¿Quién es el idiota que te hace sufrir?
-Se llama Guido, y es de la escuela. Vive en la villa, y hoy...
-¿¡Cómo!? ¿Tus papás te dejaron estar con él?- me interrumpió.
-No te adelantes, dejame contarte todo.
Le conté todo, tal como le prometí.
Desde el primer día hasta hoy.
- Ese chico te quiere.- dió su veredicto- Anda a la casa y pedile perdón. De frente. A él y a su familia.-------------------------------------
Hola!!
2 cosas.
1- Feliz cumple Pulppiito , te dedico este capítulo, el de vorágine y toda ese fic.
2- Con la llegada de este personaje, Carmen, Maca va a cambiar de actitud, cosa que va a complicar la existencia de Guido y su deber de secuestrador.
Mañana empiezo las clases, asi que de a poco me voy a ir amoldando al horario para escribir aunque sea, una vez por semana.
Gracias por leer!!, si comentan y votan me hacen más feliz <3
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Sonidos Criminales
RandomUna chica normal que el dinero la condenó, Un excelente plan, nada nos puede pasar hoy, no hoy. En la noche entraremos en su habitación, la anestesia sedará su joven corazón, y de lejos, escondidos, pronto llamarán, atrapados sin opción. Entre...