Narra Guido
-¿Sos idiota?¿Cómo vas a traer a alguien a la casa? Ya habíamos aclarado antes de que empezaras la escuela que no podías, ¿te crees muy rebelde? ¿No entendes cuando te hablo?-me gritaba Patricio mientras gesticulaba.
-¡No! ¡Acá el idiota y el que se cree rebelde sos vos, que andas robando porque sí!- yo también grité- ¡Sabías que era ella! Si yo te la presenté...
-¡Tenía la cara tapada! Y ella estaba regalada, no me vas a decir que unos mangos no nos vienen bien...
-¡Basta! ¡Dejen de gritar!- la abuela se paró entre los dos- ¡Chicos, basta! Ni cuando Guido te rompía un juguete le gritabas así, Patricio.
-Es que...-quiso defenderse, pero mi abuela lo interrumpió.
-Es que nada. Se callan, dan un abrazo y listo. Cortenla. Lo hecho, hecho está y no lo pueden evitar. Esa chica no vale la pena, Guido-se refirió a Macarena. Al ver que no aflojabamos, se alejó y juntó nuestros cuerpos de un empujón.
-Perdón hermano, yo solo quería conseguir más plata, sabes cómo es esto...- se disculpó Pato.
-Está bien, perdoname vos a mí, no medí las consecuencias.
Las necesidades abundaron en la casa desde que nací. Una regla clave fue no pelearnos nunca y, jamás, por nada del mundo, separarnos.
Mis padres murieron con un motivo extraño que nunca entendí ni me interesé en entender. Tuve en claro que ellos no estaban ni iban a volver, y decidí que todo el dolor que sentí en ese momento, no se repetiría. Patricio tampoco sabe al respecto. El único que tuvo información fue Gastón, con solo 11 años, supo todo sobre el asesinato de sus propios padres. Por eso a veces entiendo que se haya ido a la mierda.
La abuela siempre finge no saber nada y, como el tema a ninguno le divierte, nunca hablamos sobre esto.
Desde que Gastón se fue a vivir con nuestro tío, para así poder terminar sus estudios, con mi hermano nos unimos mucho más.
De él me acuerdo muy poco. Cuando todo pasó yo tenía 4-5 años.
Recuerdo una noche clave.
Nos habíamos enterado que habían muerto y que el juez a cargo de la causa estaba desviando todo. Porota estaba indignada.
Mi tío, Rodrigo, sugirió llevarse a Gastón.
"Le veo más futuro, después vemos qué hacemos con Guido. Acepte Porota, por el bien del chico. Deje que me lo lleve"
Rodrigo, el hermano de mi mamá, y Porota, mi abuela paterna, entraron en un largo silencio y una pelea de miradas. Los dos, tenían la vista clavada en el otro.
Patricio para ese entonces recibía a diario notas de la escuela por mal comportamiento, por lo que lo consideraron "un caso perdido". En jardín yo me portaba bastante bien, era tranquilo y silencioso, pero era muy pronto para juzgarme. En cambio, Gastón era más grande y, siempre fue abanderado y amado por sus profesores.
Blasa aceptó. "Está bien" . Cerró los ojos con fuerza, aguantando las lágrimas, y esperó así, sentada en una de las sillas que rodeaba la mesa de la cocina, que Rodrigo arme los bolsos de su nieto.
Recuerdo haber preguntado qué pasaba, porqué se iba, qué iban a hacer ellos que nosotros no podíamos.
"Tu hermano tiene que procurarse un mejor futuro. Algún día lo vas a entender, rubiecito"
Para ese entonces no sabía qué significaba "procurar", tampoco sabía leer y en casa no hay diccionarios.
Es el día de hoy que no lo entiendo. Si muero, muero luchando y fiel a mis principios. No me vendo, y mucho menos regalo. No entiendo cómo mi abuela dejó que se lo llevara.
"Voy a volver, hermanito, no te preocupes"
Agarró su valija, y se fue.
Desde ese día no lo veo.
Se supone que todos somos familia pero, bastante asco le dió a Rodrigo venir a vernos ese día que tenía un propósito.
Todos los años para mi cumpleaños lo esperé.
Esperé que venga, que me salude, que participe.
Ya era mucho con el abandono de mis papás, ¿hacía falta el de mi hermano?
-Eu, te re colgaste boludo- Pato se separó de mí, rompiendo el abrazo- ¿Estás bien?
-¿Ya estamos bien?- le pregunté.
-Sí, te quiero rubia.
Mi abuela sonrió y se acercó a mí.
Posó sus manos en mis hombros.
-Macarena no vale la pena, lo sabes y mucho más ahora que nos denunció.
Era cierto, Macarena nos había denunciado. En realidad, denunció a Patricio.
Genial (nótese el sarcasmo).
ESTÁS LEYENDO
Sonidos Criminales
RandomUna chica normal que el dinero la condenó, Un excelente plan, nada nos puede pasar hoy, no hoy. En la noche entraremos en su habitación, la anestesia sedará su joven corazón, y de lejos, escondidos, pronto llamarán, atrapados sin opción. Entre...