El frío siguió aumentado a medida que los minutos pasaban. Louis había continuado gritando hasta que la garganta se lo permitió. Su voz perdiéndose en las profundidades del bosque.
Una ambulancia apareció para lo que el castaño habían sido horas. No sabía cómo, pero agradecía a quien fuera que haya escuchado sus súplicas y haya llamado a emergencias. Nunca se había sentido tan agradecido de escuchar esas horribles sirenas.
Sonrió para sus adentros cuando vio a lo lejos a los paramédicos caminar hacia donde ambos estaban. La policía los acompañaba, buscando con las lámparas alguna señal de heridos. Parecía que se movían en cámara lenta.
—Los encontré. —gritó un policía, enfocándolos con la lámpara.
Louis seguía a un lado de Harry, tomándolo con fuerza de su mano mientras luchaba por mantenerse despierto. El dolor era insoportable y se le dificultaba mucho respirar. Estaba agotado, sus ojos pesaban tanto que se cerraban involuntariamente. Tenía miedo de que si se dormía, no volviera a despertar. Todo empezó a verse borroso. El frío le había congelado los huesos, y si antes no podía moverse, ahora era más difícil. Ya no sentía nada de su cuerpo, solo la fría mano del rizado bajo la suya.
Harry no despertó en ningún momento, su respiración era irregular. Al menos parecía que el sangrado en su cabeza se había detenido.
Un paramédico se acercó rápidamente a Louis, alumbrándolo con una lámpara y separándolo de Harry cuidadosamente para inspeccionarlo. Gritó en busca de una camilla y apoyo. Louis intentó decirle algo, pero le fue imposible, la garganta la tenía seca y el único sonido que salía de su boca era un simple quejido sin sentido.
—Tranquilo, ya estamos aquí. —le dijo el paramédico en voz baja. Louis parpadeó con lentitud, sin quitarle la mirada al morocho frente a él. —Mantente conmigo, por favor. No te duermas. —levantó un poco la voz al ver las intenciones del castaño.
Alguien más se había acercado a revisarlo, oía sus voces pidiéndole que se mantuviera despierto.
Observó de nuevo el cielo, las estrellas seguían ahí, iluminando la noche. Mirar el cielo lo tranquilizaba, tan despejado y hermoso. El ruido a su alrededor se escuchaba cada vez más lejano. Los murmullos de los sanitarios, el sonido de la patrulla y de la ambulancia se hacían cada vez más inaudibles. El mundo se estaba apagando.
Le colocaron un collarín antes de que sus ojos se cerraran, trayéndolo de vuelta a la realidad. Tenía que mantenerse despierto, recordó las palabras del paramédico. Se quejó cuando los paramédicos lo cargaron, recostándolo en la camilla. Tenía cuatro manos en su cuerpo buscando heridas, en ningún momento logró sentirlas.
—No podremos llegar hasta la ambulancia, necesitamos dos helicópteros para transportarlos. —dijo uno de los paramédicos, analizando la situación.
—Están en camino. —contestó el morocho.
La espera pareció muy larga, los paramédicos hablaban entre ellos, quejándose de la tardanza de los helicópteros. Habían cubierto el cuerpo de Louis con una manta, tratando de mantener su cuerpo caliente. Harry también había sido puesto en una camilla, le habían colocado un respirador y constantemente era revisado por uno de los paramédicos. Louis quiso pensar que todo eso era parte de una pesadilla más, que lo que sucedía no era real y que en cualquier momento despertaría en su tibia cama junto a su confortante novio. Pero a medida que pasaba el tiempo, se hacía imposible que todo fuera parte de un sueño. Las cosas habían pasado demasiado rápido, no había rastros de otro auto estampado. No se sabía quién había causado el accidente. Los policías no encontraron nada que vinculara a otro auto como parte del accidente, decían que quizás un camión en sentido contrario los había obligado a caer en ese barranco. Louis ya no quería pensar en eso.

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No me dejes |l.s|
Fiksi PenggemarHarry y Louis sufren un accidente automovilístico que casi les cuesta la vida. Harry pierde la memoria. Louis hará lo que sea para recuperar a su novio. "Aún un accidente tiene una dirección, un propósito; una razón de ser. Solo debemos ver más all...