Desperté jadeando y con la frente húmeda. Contuve el aliento por unos segundos y después exhale colocando mi mano enfrente de mi boca para recibir un aire caliente. Me levanté de la cama con cuidado, y me balanceé arrastrando un poco los pies hasta llegar a la perilla de la puerta. Giré aún conservando mi sentido de la discresión y salí de puntillas de mi habitación observando por el largo corredor con losetas decoradas con vidrio y algunos otros materiales irreconocibles a mi vista.
Me encontraba tan alterada por llegar a la habitación de Richard que apenas pude detenerme antes de chocar con una avox posada en las afueras de su pieza, por obvias razones, me fue imposible distinguir ciertos rasgos físicos en dicha mujer; pero tras aquella máscara sin duda se agachaba una muy apuesta pelirroja, o al menos eso dio a juzgar por los mechones que asomaban de su protección y rosaban contra la parte superior de su vestido.
Le sonreí, sabiendo que posiblemente esto haya sido en vano, puesto que tal vez ni siquiera pueda distinguir algunos gestos a través de tanto disfraz. No pude evitar sentir lástima cuando entré a la habitación de Richard y lo vi recostado entre las sábanas, sin duda alguna, aquella mujer llevaba días sin dormir, y tomando en cuenta lo pesado que era su trabajo, tendría un cansancio espantoso.
Me concentré en el motivo por el cual había decidido despertar a mi primo, me senté a la orilla de la cama, aún dudosa de saber si habíamos arreglado los problemas que surgieron el día de la cosecha entre nosotros dos.
Él se sentó a mi lado rascándose los ojos, y pasó su brazo sobre mi hombro, apoyé mi cabeza contra su pecho y rodeé con mis brazos su tronco mientras unas lágrimas escurrían de mis pómulos haciéndolo preocupar.
-¿Qué ocurre, Jess? -de pronto una corriente de aire golpeó directamente contra mi rostro aireando unos cuantos cabellos hacia atrás, así que me aparté un poco para mirarle a los ojos.
-Es lo mismo de siempre. Creía que todo esto había terminado hace tiempo, sabes, llevaba algunos días sin tenerlas, pero ahora han vuelto y... y son mucho peores ¡es aterrador! el drama cambió y ahora, yo...yo.. -encogí el rostro en mis manos y eché a llorar aún más desesperada que antes. El me dio una palmadita en la espalda, llevándose los dedos a la barbilla.
-Ya, ya. Tranquila. Entiendo todo esto, y deduzco que tal vez sea lo más normal, con toda esta presión es lo primero que pude esperarme... yo también las tengo, todo el tiempo. -concentró su mirada en mis ojos mientras acariciaba con delicadeza mis mejillas. Le miré nuevamente. Él asomó una media luna en los labios y volvió a abrazarme sin previo aviso.
-¿Y cómo es que tú llegas a ser tan valiente para afrontarlas? -musité apenas tuve espacio para expulsar las palabras y lo abracé con más fuerzas, como si intentase hacerlo quedarse por siempre.
-Jamás dije que fuera sencillo, pero, si sabes como intercambiar aquellas malas visiones por buenos recuerdos, digamos que la cosa se vuelve un poco más ligera. En todo caso, tú también tienes buenos recuerdos ¿no es así? -pasó sus dedos por mi cabello una vez más y ladeó la cabeza apoyándola contra la mía. Asentí con la cabeza apartándome nuevamente y observé la amplitud de su cama.
-¿Crees que yo...? -apunté el espacio sobrante en la cama de su cómoda. Él se dirigió a su lugar y después dio una palmada a su izquierda para que yo me acostase en aquel espacio. Rápidamente me metí entre las cobijas y me arropé con ellas apoyando mi cabeza contra la almohada. Él apagó las luces con un mando a distancia que se encontraba en su mesita de centro.
-Hasta mañana, Jess -susurró cerrando los ojos.
-Hasta mañana, Rich -le respondí haciendo lo mismo.
Al siguiente día, por la mañana, despertamos un tanto cansados. Evidentemente, habíamos estado conversando a altas horas de la madrugada, y por ende, no tuvimos demasiado tiempo para descansar. No obstante, no teníamos la agenda demasiado "libre" para aquel día.
-No os creas ni por momento que este día resultará ligero -comentó la presentadora perdiendo los escrúpulos. Solté un bufido para después mirarle directamente.
-¿A qué te refieres? -ladeé la cabeza cruzándome de brazos. Iniciar una conversación de esa forma resultaba agobiante.
-Debes estar presente para la primera sesión previa al desfile. A todo esto, ¿dónde se encuentra Richard? -tomó uno de los panecillos de la mesa y pellizcó un trozo para después llevárselo a la boca.
-Supongo que sigue dormido, iré a despertarlo -me levanté de la mesa de un movimiento rápido
-Alto ahí señorita -interrumpió ella levantándose de igual forma. Se posicionó frente a mí y negó con la cabeza-. yo me encargaré. Preparad todo lo que se te indicó cuanto antes, tu estilista ya debe estar esperando -replicó señalándome con el dedo.
Coloqué los ojos en blanco y me dirigí a mi habitación arrastrando los pies.
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Distrito Siete
FanfictionJessica Sweet es una chica del distrito siete, con apenas quince años de edad que se verá envuelta en un gran lío al quedar seleccionada como tributo para los 89° Juegos del Hambre. Su primo, Richard Masen se ofrece voluntario para protegerla dentro...