Necesitaba saberlo todo. Necesitaba respuestas. Me moría por hablar con Paisley, por preguntarle a qué venía todo aquello, cómo es que él había obtenido aquella fotografía, pero más importante, por qué se enfocaba en saberlo todo de mí. Pero no me fue posible.
Los últimos dos días regresé al salón para unos últimos arreglos, aunque sólo asistieron Amber y Lyla para trabajar. Y el último día, unas horas antes del desfile, se presentó Rolland con mi traje y terminó de arreglarme el maquillaje.
Aún faltaba un largo tiempo, pero digamos que por esa ocasión no iría tan "al natural" y todo este maquillaje tardaría en adaptarse a mi tono de piel. Unos minutos más tarde, llegó Lyla para comenzar con el peinado. Ni siquiera me preguntó cómo debería hacerlo para mi agrado, y no enunció ni una sola palabra antes de comenzar a cepillar mi cabello.
Deduje, que Lyla era, por mucho, todo lo contrario a Amber. Físicamente, ambas lucían idénticas, pero mantenían actitudes totalmente diferentes. Por un lado, Amber era amable y afectuosa, pero Lyla era toda una malhumorada.
-¿Qué llevará Richard? -pregunté observando a Rolland, quien se encontraba haciendo nudos en un listón color verde al otro lado de la sala.
-Hemos tratado de que vuestros trajes coincidan en varios aspectos, queremos mantener vuestra escencia fraternal y que se pueda ver reflejada en vuestros atuendos. Así que, básicamente, llevareis una versión femenina y masculina de lo que hemos diseñado -se acomodó en la silla esbozando una sonrisa.
Yo asentí con la cabeza y me concentré en ignorar el dolor que provocaban los jalones de cabello que me daba Lyla al realizar el peinado.
-Me imagino que últimamente habeis madrugado bastante -musitó Rolland volviendo la conversación.
-No teneis una idea -bufé molesta recordando aquel día en el que la mujer de cabellos rosas me levantó a las 5:00 hrs para realizar un repaso de llegada al Capitolio-. pero tiene su lado bueno. Me permite conocer gente agradable como vosotros -añadí refiriéndome a todos menos Lyla. Sin duda alguna, aquella mujer había leído entre líneas, pues forzó aún más el cepillo haciéndome soltar un grito ahogado de dolor.
-¡Sois toda una ternura! -mufó agitando los brazos.
-Qué va, me pongo tan sentimental -compartimos una risita al mismo tiempo.
<...>
La hora del desfile estaba por darse. Me encontraba vistiendo un bellísimo atuendo con tonos marrones, como los del tronco de un árbol. Llevaba una tela dura y ajustada al abdomen con un escote pronunciado y los brazos descubiertos, de mi espalda azomaban unas cuantas ramas que subían hasta superar la altura de mi cabeza y sobresalir de media luna.
Mi falda era pequeña y bastante femenina, aunque estaba tieza como la misma madera, y ensanchaba el volumen de mis caderas. Llevaba las piernas pintadas del mismo tono, casi pareciera que era la misma tela.
Y también poseía unas botas que abarcaban un poco más de la parte superior de mis tobillos y terminaban en un alto tacón que me hacía ver aún más alta. Mi cabello estaba recogido haciendo que quedara a la altura de mis hombros, con ligeros adornos sobre este.
El maquillaje era totalmente deslumbrante, tonos oscuros como el negro para el delineador, y un labial del tono de mi vestuario. Bien podría parecer una modelo del Capitolio, pero sin tantas operaciones faciales y corporales.
Richard, haciendo referencia a lo que Rolland me había comentado, llevaba un atuendo casi idéntico al mío. Sus pectorales llevaban aquel material duro y marrón, pero sus abdominales iban casi al descubierto. Su abdomen estaba muy bien trabajado. Sus piernas, a diferencia de las mías, estaban cubiertas con una tela en tonos marrones, que lo hacían ver aún más varonil, y llevaba un ligero tono oscuro de maquillaje en los ojos, apenas notorio, que le daba una apariencia imponente y desafiante.
Él se encontraba charlando con su equipo de preparación, mientras yo estaba buscando entre la gente a Paisley. Pero era inútil. Después de un rato se me acercó Theron.
-¿Nerviosa? -la mirada en sus ojos mostraba bastante seguridad a la hora de hablar.
-Para nada -mentí echándole un vistazo al resto de los tributos, todos tenían los ojos clavados en la chica del uno. Una joven de cabello pálido, quien había pasado por una transformación completa para quedar similar a una de las diosas del olimpo. Estaba radiante. Cruzamos miradas por un instante, y ella me fulminó para después girarse arrogante.
-Me alegro de escucharlo -chasqueó la lengua cruzándose de brazos y me mostró una sonrisa-. debes admirarlo mucho.
-¿Eh?
-A Richard, me refiero a que, es tan bueno con todo esto, hace que luzca tan sencillo -lanzó una risita y enderezó el cuello.
-No hay forma de que esto resulte sencillo -respondí seca.
-Yo lo sé mejor que nadie -me guiñó un ojo y me dio una palmadita en la espalda-. cuando subas al carruaje, tomad su mano y mostradlas al público mientras saludan. No ha sido una sugerencia.
Medité las palabras mientras se acercaba Richard. ¿Acaso eso sería alguna estrategia para ganarnos al público? ¿intentaba probarme para algo? dudé un poco, pero opté por acatar sus órdenes al pie de la letra.
Richard me ayudó a subir y después se montó en el carruaje. Nos miramos por unos segundos y me extendió la mano, como si fuera partícipe de toda esa planeación, yo la estreché con la mía y comencé a estrujarla conforme los caballos iban abriéndose paso. Distrito nueve, distrito ocho... •distrito siete•.
La luz cegadora empañó mis ojos apenas rosaron con esta. Extendí mi brazo y comencé a saludar a mis laterales, la gente gritaba eufórica mientras íbamos recorriendo parte de la ciudad para llegar a la mansión presidencial. Recordé las instrucciones de Theron, así que elevé la mano con la que me sostenía de Richard.
Una oleada de gritos repercutió al instante, las rosas rojas y blancas me llovían a montones conforme avanzábamos, lancé una sonrisa por aquí, otro beso por allá. Y finalmente el carruaje se detuvo. El tiempo realmente pasa volando cuando la gente te elogia de tal manera.
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Distrito Siete
FanficJessica Sweet es una chica del distrito siete, con apenas quince años de edad que se verá envuelta en un gran lío al quedar seleccionada como tributo para los 89° Juegos del Hambre. Su primo, Richard Masen se ofrece voluntario para protegerla dentro...