Más tarde, encontré una bata bien doblada sobre mi cama con una nota encima. Recuperé la nota y la desdoblé leyendo en ella la letra "M". Supuse que significaba que era por parte de aquella mujer, aunque realmente jamás me había detenido a preguntarle su nombre.
Por otro lado, Richard era completamente abierto con ella y nuestro mentor. Me imagino a que ambos son personas listas, estarían esperando a que yo diera el primer paso, y si no era la primera en mostrarles afecto, ellos no lo harían de ninguna forma.
Realmente, me había prometido no tomarle cariño a nadie, sin excepciones, aunque, cabe resaltar que eso se verá imposible en un par de días; por más que lo pretenda, resultará imposible mantener una relación nula con mi propio mentor.
Sostuve entre mis brazos la bata y después me la coloqué deshaciéndome de cualquier otro adorno y retirando la fina capa de maquillaje en mi rostro, tal y como me lo había indicado la presentadora. Me medité unos segundos frente al espejo y después salí de mi habitación volando para llegar a tiempo al ascensor.
Justo enfrente de la puerta se encontraba un hombre voluminoso y bastante bien conservado; me imagino que no es tan joven, pero es de admirar lo mucho que se cuida. Sin duda alguna, no era proveniente del Capitolio.
-Llegas cinco minutos tarde -mostró un gesto serio sin mirarme al rostro. Se concentró en el reloj que llevaba en su muñeca y después me fulminó con la mirada.
-¿Perdón? -exclamé en un tono defensivo cruzándome de brazos.
-Así es. Llegas cinco minutos tarde -repitió como si aquello fuera lo más normal del mundo.
-¿Y tú eres?... quiero decir, no creo que debas cronometrar el tiempo que tardo en vestirme a menos que fuese vuestro trabajo -no dejaría que este hombre me diera represarias por mi impuntualidad.
-De hecho, lo es. Mi nombre es Theron, soy tu mentor -analicé su rostro con detenimiento. ¡Claro que no era un capitolino! tenía pinta de un siete, y acababa de refundirmelo en la cara. Agaché la mirada-. ¿nos vamos? -presionó el botón del ascensor formulando una sonrisa en sus labios. Había logrado humillarme.
Cuando llegamos al final del corredor, creí que no podía haber recorrido una dimensión más larga. Pero me equivoqué. Se abrieron unas enormes puertas que dirigían a la sala de estética. Esta se conformaba por doce páneles de un lado y doce del otro, se dividían en cristales, así que la privacidad se reducía al mínimo.
Supuse que cada tributo tendría un panel asignado donde sería transformado estéticamente para el desfile, y en eso no me equivoqué. En cuanto Theron me dirigió a mi camilla, me dio unas palmaditas en la espalda y dio media vuelta.
-¡Aguarda! -le grité haciéndolo girar.
-¿Sí? -me miró paciente.
-¿Qué se supone que debo hacer? -reducí mi tono recordando lo listo que era este tipo. No soportaría que lograse retenerme otra vez.
-Esperar. Tu estilista no tarda en presentarse, él sabe perfectamente a dónde tiene que ir, así que sólo esperad -masculló con un tono tranquilo pero que lograba intimidarme, y se marchó.
Me quedé tumbada en la camilla con las manos sobre el abdomen y los ojos clavados en el techo. Entonces alguien rosó el cristal con las uñas haciendo un ligero ruido que terminó por levantarme de golpe.
-Jessica Sweet, distrito siete -musitó un hombre pelinegro, apenas unos centímetros más alto que yo, con una larga pero fina barba que terminaba en una curva bastante peculiar. Asentí con la cabeza-. un pajarillo me ha dicho que sois buena con las hachas -sus palabras eran bastante profundas, su tono de voz era muy suave pero lograba influirme cierto escalofrío, casi tanto como Theron.
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Distrito Siete
FanficJessica Sweet es una chica del distrito siete, con apenas quince años de edad que se verá envuelta en un gran lío al quedar seleccionada como tributo para los 89° Juegos del Hambre. Su primo, Richard Masen se ofrece voluntario para protegerla dentro...