Mi corazón comenzaba a palpitar cada vez más rápido, casi podía sentir como golpeaba contra mi pecho amenazando con salir de este en un impulso eufórico. Me encaminé hacia la plaza principal, junto a Richard, donde nos habían citado para la bien llamada "cosecha", un proceso por el cual se elegirían a los dos desgraciados, ¡Lo siento!, valientes tributos que representarían al Distrito 7 en estos juegos.
Cuando llegamos y vimos las dos enormes filas (una de hombres y otra de mujeres), era buena hora desde mi punto de vista. Comencé a soltar la mano de Richard, con miedo de separarme de él hoy, y mañana no volver a verlo. Posiblemente se dio cuenta pues me costó soltarle, y supongo que cuando lo hice fue una clase de respiro, -Llevaba tiempo apretándola para calmar mis nervios-.
Finalmente, me coloqué al final de la fila, y esta comenzó a avanzar muy rápido. Quedaban tan solo 6 o tal vez 7 chicas para llegar a mi turno, y ya había asomado la mirada varias veces para rescatar algunas muecas de parte de mi primo. Ya había llegado mi turno, pincharon mi dedo y este comenzó a arder ligeramente, cada vez que tengo una cortadura u orificio en la piel, inevitablemente la sangre sale a montones, por más pequeño que sea, supongo que los nervios evitaron que esto sucediera esta vez.
No pude evitar poner atención en la especie de máquina que tenía entre sus manos, la cual indicaba varios datos de quien se obtenía la sangre, lo cual resultaba bastante aterrador y demasiado complicado para mí. ¿Cómo rayos se obtendría tan rápido los datos de una persona con tan solo una muestra de sangre? comencé a preguntarme mientras observaba como las demás chicas se iban integrando conforme a sus edades en las filas frente al Edificio de Justicia, y les seguí el paso disimulando mi torpeza. Poco a poco la plaza se fue llenando, de personas, familiares, y lo que más me preocupaba... Niños, y niños formados en la fila de los posibles elegidos.
El simple hecho de que el nombre de Richard o el mío saliera en la papeleta de la urna, hacía que me estremeciera. El pánico era cada vez mayor, ver las expresiones en los rostros de la gente no ayudaba, y, para este grado, ya tenía ganas de gritar y salir corriendo de aquí, tirarme en la cama e imaginar que nada de esto es verdad, que todo es solo un mal sueño, y que pronto despertaría para empezar otro día más en la escuela. Pero nada era así de sencillo.
La cosecha comenzó, las puertas del Edificio se abrieron a la par, y de estas, salieron varias personas relativamente "importantes", y en su gran parte, provenientes del Capitolio (algo notorio debido a su estética). Habían unas cuantas sillas en el podio, y comenzaron a sentarse por orden en estas, finalmente, se abrió espacio para que pasara una mujer pálida como la nieve con muchísimo maquillaje en todo el cuerpo, y el pelo teñido de azul, con un vestido/falda que combina con su maquillaje y cabello. Totalmente emocionada y sonriente, sus tacones inmensamente altos resonaban en toda la plaza conforme iba avanzando hacia el micrófono, se detuvo frente a este y observó al "público" con detenimiento, fue recorriendo y fulminando a cada uno con su mirada de izquierda a derecha, y poco a poco su sonrisa se iba borrando, formulando una mueca de desprecio en su rostro, ¿Qué se podría esperar de una mimada como ella?
Tendré que ser sincera, no puse demasiada atención a lo que decía, ni al cortometraje anual enviado desde el capitolo, (mira lo descarado que hay que ser para que no te baste hacer una competencia de semejante magnitud, sino aparte, llamarlo "una muestra de valor").
Lo único que de verdad me importaba, y creo que coincidía con la mayoría, era la elección, me corrijo, no salir elegido en la elección. Finalmente, se dispuso a comenzar con dicha elección.
—Y bien... Ahora ha llegado la hora de elegir a los tributos que representarán al Distrito 7 en la 89° edición de los Juegos del Hambre— Exclamó haciendo énfasis en <Los Juegos del Hambre>, Vaya nombre para una competencia tan fría.
Se acercó a la urna a pasos delicados y aún resonantes, tenía la mirada fija en su mano, la cual comenzaba a descender para tomar uno de los papeles de la urna de las mujeres, observé velozmente y girando la cabeza para buscar a Richard. Cuando por fin lo ubiqué, noté que se encontraba un poco preocupado, y estaba rojo de nervios. Aunque claro, posiblemente yo esté igual o peor (suponiendo que soy mil veces más roja cuando se trata de esto, y literalmente en otros términos).
La mano de la mujer rosaba con fineza cada papeleta como si tratase de encontrar la indicada, sacó con firmeza una de estas, y se encaminó hacia el micrófono extendiéndola, fue en ese momento en el que todo se tornó "cámara lenta" desde mi visión propia y mi cabeza se invadió de más nervios de los que ya tenía.
Finalmente, la papeleta quedó extendida, sus ojos se abrieron más e inclinó su cabeza al micrófono aún intentando de esta forma, hacer que nos explotara la cabeza por la presión.
—Jessica Sweet— Gritó.
★FLASHBACK★
—¡PUJA!, ¡PUJA!, Está por salir, ¡PUJAAA!— Le gritaba con euforia el doctor a la pelirroja que se encontraba en la camilla apunto de concebir a su hermosa hija. El llanto del bebé se escuchó justo antes de que el doctor pudiese retirarlo y colocarlo entre los brazos de su madre, la mujer la observaba con una sonrisa ahogada y lágrimas en sus ojos, apenas podía respirar y su pulso iba un poco entrecortado. —Felicidades señora Sweet, es her...— Comentó el médico interrumpiéndose al ver como la mujer cerraba los ojos. —.¿Señora Sweet?— Exclamó agitado, se acercó con velocidad y trato de moverla, entonces el pitido de la pantalla se detuvo en un largo y sonoro sonido, el médico trataba de despertarla, pero era demasiado tarde, se había ido.
★TERMINA FLASHBACK★
—¿Jessica Sweet?— Volvió a exclamar un tanto molesta la mujer. Y poco a poco las chicas se fueron abriendo paso dejando una especie de pasillo para que pudiera pasar, pero yo estaba paralizada. —¡Oh querida!, sube, ven acá.— Insinuaba nuevamente mientras me hacía una seña para que subiera.
Comencé a andar despacio, tratando de secarme las lágrimas e intentando no desmayarme. Evité mirar hacia los lados, no quería ver la expresión de Richard, ni de su familia, llegué a las escaleras del podio y observé a la mujer, como si tuviera esperanza de que anunciara que hubo un error, y que Jessica Sweet no era el nombre que había en esa papeleta. Pero ella me apresuró haciendo otra seña con la cabeza, miré hacia abajo para concentrarme en los escalones, pero todo se me dificultaba, comencé a subir con cautela, evitando irme para atrás, y finalmente coloqué ambos pies en el escenario. Después ella me jaló colocándome al lado del micrófono, y fue entonces que decidí buscar a Richard en el lugar que lo había visto anteriormente, él se encontraba tratando de hacerme entender algo con los labios, pero no comprendía qué era lo que quería decir.
No puse demasiada atención en la selección del varón, solo escuché "Ryan Jones", y me exalté dando un pequeño brinco, aunque no lo conociera él tendría que pasar por lo mismo que yo. Entonces, y casi medio segundo después Richard comenzó a gritar
—¡SOY VOLUNTARIO!, Me ofrezco como tributo—, Entendí exactamente lo que intentaba decirme, intentaba tranquilizarme, pero esta vez no evité echarme a llorar.
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Distrito Siete
FanfictionJessica Sweet es una chica del distrito siete, con apenas quince años de edad que se verá envuelta en un gran lío al quedar seleccionada como tributo para los 89° Juegos del Hambre. Su primo, Richard Masen se ofrece voluntario para protegerla dentro...