¿Que está pasando?

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La venda apretó demasiado mis ojos, también sentía un aliento en mi cuello, una respiración bastante familiar, sí tenía que ser él, quien más podría ser? El encapuchado? Podría ser pero mi cuerpo no sentía miedo, toqué la mano que me agarraba de la cintura y sus dedos fueron entrelazados con los mios, la venda seguía sujeta a mi, unos labios humedos plantaron un beso tierno en los mios, el beso fue corto pero se sentía lleno de pasión, después me besó de nuevo, una vez que sus labios se separaron de mi, traté de quitarme la venda pero estaba sujeta con muchos nudos, no podía safarmela asi sin más porque me lastimaria, una vez que pude librarme de ella, aquel chico misterioso había desaparecido.
Pasaron dos horas para que Ethan fuera por mi, nose como me localizó, ahora me encontraba en casa muy cansada por haber caminado tanto, de mi ventana se observaba la habitación de Ethan, el recuerdo de cuando estuve acostada en su cama saltó a mi mente, un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza.
-Dice Ellen que si quieres cenar- preguntó Jane abriendo la puerta de golpe
-No gracias
-Vale
La puerta del cuarto de Ethan se abrió, pero no era él, era su hermano Rogelio, vaya tenía bastante que no veía a ese chico, ¿donde se abría metido?
Mi móvil sonó avisandome que había recibido un mensaje.
"S.S.P"
Demonios, ¿quien carajos es? No tengo ganas de pensar, me siento muy débil, bueno desde el encuentro con el encapuchado me he sentido demasiado vulnerable, nose que pase, probablemente tendré que ir al doctor, Ellen ya me habia dicho que se acercaba la fecha del chequeo de sangre, así que pronto me dirán de que estoy enferma.

La luz entraba con todo su explandor por mi ventana, mis estómago rugia de un hambre profunda, me puse a pensar en cuanto tiempo tenia sin haber comido y me di cuenta que llevo dos días enteros, he estado tan preocupada por todo lo que ha pasado que he olvidado comer. La escuela inicia la semana que viene, y sinceramente no tengo ganas de ir, ni de sonreirle falsamente a la gente hipócrita que asiste toda la semana a esa institución.
La puerta de mi recámara se abrió lentamente, Noé entró muy fresco, con una bandeja de comida y muy sonriente como siempre.
-Se que tienes hambre- dijo
-Demasiada
-Me puedes prestar ¿tu celular? Al mio se le acabó el crédito y tengo que hacer una llamada urgente.
-Claro, tomalo.
Se acercó a mi mesita de noche para tomar mi celular, lo desbloqueo y se quedó pensativo por un momento.
-¿S.S.P? - preguntó, había olvidado eso por completo.
-Es algo personal
-Vale
Miré hacia la ventana vecina y observé a Ethan claramente molesto viéndome, lo miré con cara de frustración, ¿porque se habrá enfadado? Tal vez porque Noé está aquí, pero el sabe bien que no tiene nada de malo, aparte sabe mi interés por este chico, me dediqué a ignorarlo no quería pensar en nada, seguía demasiado cansada y con un horrible dolor de estómago.
-Entiendo, Sí, vale esta bien- dijo Noé con mi móvil contra su oído. ¿Con quien hablará? Mire de nuevo hacía la ventana y Ethan ya no estaba, tome la bandeja de comida, comí hasta que sentí que estaba apunto de vomitar.

Eran las seis de la tarde, Noé se había ido y Jane nose donde estaba, hoy es viernes, ella nunca está los viernes. La puerta se la casa sonó, no quería abrir, si fuera Jane ella trae sus propias llaves, y mis padres no llegan hasta la otra semana, talvez si no hago ruido pensaran que no hay nadie, sonó un buen rato hasta que la persona que insistía tanto se fue, quería dormir de nuevo, lo necesitaba, desde aquel encuentro con el encapuchado mi cuerpo se ha sentido demasiado débil y vulnerable, ya no quiero ir a buscarlo, en verdad que sentía lastima por aquel chico, las imágenes de como su cráneo estaba deformado me hacía sentirme mal por él, no puedo creer como llegue a odiar a un chico sin saber cuales eran sus condicones, pero en todo caso a que venía el a mi ¿casa? Desconozco las razones por las cuales en venía seguido aquí.
Necesito ir al doctor, de inmedianto no puedo segui así, me paré de la cama, me di cuenta de que mi cuerpo literalmente no me sostenía, caminé lentamente apoyandome de las paredes, abrí la puerta principal y caminé a casa de mi vecino.
Abrió la puerta para sorprenderse de mi situación.
- ¡Que demonios te pasa Asd! ¡Te ves terriblemente jodida!
Me cargó para adentrarme a su casa.
- Le llamaré a un doctor que atiende a mi familia.
-Vale
Corrió a su habitación, tardó un momento ahí, después regresó un poco más tranquilo.
-¿Cuantos dias llevas sin comer?
-Llevaba dos días... Pero comí hace rato, lo que me trajo Noé.
-Dos días! ¿Quieres morirte?
-No
El timbre de la puerta sonó.
-Espérame ahí, bueno no creo que puedas moverte de ahí.
-Retame
-No mejor no.
El doctor entró a la casa, no venía con la típica fachada que suelen tener los médicos, el se vestía lo más normal posible, sino fuera por su maletín podría parecer una típica visita.
-Buenas noches Astrid.
-Buenas noches doctor
-Dime, que es lo que te está sucediendo?
-Pues hace días tuve un encuentro con un chico, recibí un golpe por parte de él, desde ese momento me he sentido muy débil, he olvidado comer y mis piernas básicamente no sostienen mi cuerpo.
-Mmm, creo que el golpe más que afectarte físicamente te afectó psicológicamente, es por eso tu falta de hambre, y la falta de hambre quita fuerza en tus músculos, te inyectare un medicamento que te levantara el ánimo, probablemente duermas por un rato pero cuando despiertes estarás como nueva.
-Gracias doctor, pero es necesaria la inyección?
-Sí, te ves totalmente mal.
-Vale, pongamela ya entonces.
El medico empezó a preparar la jeringa, la desempaqueto, sacó un frasco negro de su maletín, llenó la jeringa, el líquido era negro en sus totalidad, agarró algodón para llenarlo de alcohol.
-Pon el brazo ligero.
-Vale
Sentia frio donde el algodón dejaba su líquido, una aguja se introducio en mi brazo, esto dolía no como las inyecciones normales, dolía aún más, el liquido me quemaba en mis venas.
-Ya está- dijo el doctor
-Gracias
Ethan se puso a hablar con el médico, mientras mis ojos se cerraban, mis parpados estaban muy cansados, seguro son las consecuencias de la medicina, todo se hacía negro lentamente, lo último que observé fue a Ethan acercandose a mi.

Me sentía como nueva, nada dolia, todo era normal, como si todo hubiera sido un sueño.
-Buenos días dormilona- dijo Ethan sentado frente a mi cama
-Buen dia Ethan
-Te ves mejor
-Y me siento mejor
-Me alegra, porque hoy vamos a entrenar
-¿Que? Esto debe ser una broma
-No lo es
-Me voy a morir por tu culpa
-El doctor dijo que estarías como nueva hoy así que no veo motivo para que canceles el entrenamiento
-El motivo es que estuve muy débil, ¿tal vez?
-Eso me vale
-Pues a mi mo, me reuso a entrenar hoy
-No deberías, es tu deber hacerlo
-No es obligatorio
-Lo es para ti
-¿Así? Y eso?
-Necesitas defenderte de todos
-Ya se lo suficiente
-Nunca es suficiente
-Tal vez así es para ti
-Para ti también debería serlo
-Pero no es así
-Sigue valiendome, así que levantate o te arrastro
-Vete al demonio
-Si me llevas tú me voy con gusto, nos vemos afuera en una hora.
-Como sea
-No tardes tanto.
Me levanté de mi cama y fui a darme un baño, el agua caliente en mi cuerpo era totalmente relajante, mis musculos se ablandaban con su contacto, se sentía realmente bien, termine mi baño para poder vestirme, me dirigí al patio trasero de mi casa, iba directo a pelear con un imbécil.

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