Incógnita

Juegos mentales.

-¿Con mis costillas? ¿Que te estás volviendo loca?
-Pues... ¡Yo no se que hice! Solo quería que el se apartara de mí y lo hizo, no tengo la menor idea de lo que pasó.
-Astrid, deberías saber que demonios pasó, ¡acabamos de asesinar a un hombre!
-El solo estaba sufriendo, tu lo mataste!
-¿Que fui yo? Si tan solo te hubieras quedado en casa, no hubiera salido a buscarte y así no hubiera asesinado a este tipo!
-Nadie te mandó a buscarme Ethan, se cuidarme sola.
-Ah sí claro, sabes cuidarte sola, por eso dejabas que este imbécil te asfixiara ¿o me equivoco?- sonaba totalmente exasperado.
-Me lo había quitando de encima yo sola, tu solo llegaste a empeorar las cosas.
-¿A empeorar las cosas? Yo tengo el deber de cuidarte, nací para hacerlo.
-Nadie te lo pidió, joder! Lo haces por voluntad propia.
-Pues sí, me gusta lo que hago, me gusta mi trabajo, pero no por eso debo estar asesinando hombres.
-Deja de decir estupideces!
-Estupideces es toda tu jodida vida Astrid! Ahora vamos con Elena para que ella nos diga que sigue.
-Qué?! Mi madre no puede saber sobre esto, me ama lose pero es capaz de entregarnos a los dos a la policía.
-La policía está de nuestro lado.
-¿De que lado? No entiendo ni un carajo.
-Te lo digo en el camino.
-No podemos dejar a este cristiano aquí.
-Era el o tú y definitivamente no quiero perderte.

Mi conciencia no sentía culpa, más bien tenía un debate dentro de mi, una parte me decía que debería sentirme horrible por haber privado a alguien de un derecho único que es la vida, pero por la otra parte sentía odio, un odio que nunca había experimentado el cual estaba mezclado con una oleada de paz y placer.
¿Placer? En verdad disfruté ver a ese hombre morir, talvez todo esto ya acabó, posiblemente así dejen de molestarme y llevare una vida tranquila, ese placer que se combinó con paz era lo que invadía mi cuerpo, se sentia como... Felicidad.

En definitiva me estoy volviendo una psicópata.

-¿Éstas bien?-me diji Ethan con un tono de preocupación
-Podras decirme loca, pero no siento remordimiento en absoluto, es más me siento más libre así que sí, estoy bien.
-Creo que deberíamos de ir a un psicólogo en vez de con tu madre.
-No seas idiota, ya te dije que ella no debería enterarse, a todo esto ¿que sucedió con tus costillas rotas?
-Eso quisiera saber yo.
-¿Porqué lo dices?
-No siento nada Asd, no tengo dolor, ni molestia alguna.
-Seguro fingiste todo-solté con cierta molestia
-Porsupuesto, ¿como no lo sospechaste antes? Oh no espera, si no mal recuerdo, TU! Me rompiste las costillas, por un maldito berrinche que tienes ¿que no te puedes quedar donde uno te dice?
-No tengo porque obedecerte.
-Deberías
-Lo haré cuando me digas porque confías tanto en mi madre.
-¿Tu no confiarias en ella?
-Lo hago, pero esto es un caso mayor, algo con lo que ella haría lo correcto.

Guardamos un breve silencio.

Hasta que el abrió su maldita boca.

-¿Porque estas tan tranquila?
-No veo porque no debería de estarlo.
-Eres una psicópata.
-Lo pensé, pero no, no lo soy, el hecho de que ese tipo me atacara me hizo darme cuenta de que el psicópata era él, también que posiblemente padecía alguna enfermedad que lo hizo perder el control, así como el encapuchado, así que no fue nuestra culpa su muerte.
-Talvez no sea tu culpa, pero yo lo terminé de matar.
-Vez, deberías ser tu el no tiene que estar tranquilo.
-Wow, tu consejo me hizo sentir mejor- dijo con sarcasmo.
-Eso me alegra.
Y esas fueron mis últimas palabras antes de que mi cerebro me mandara la señal de entrar en un sueño relajante.

O al menos yo quería pensar que era relajante.

La habitación era gris, vacía en su totalidad, solo había una mesa y dos personas las que por circunstancias obvias estaban discutiendo.

-Traeme a la niña- dijo un hombre con una voz muy agradable.
-No, no dejaré que le hagas esto-contestó una mujer.
-Es la única manera de salvarla
-No Jonathan! No te la daré, no lo merece.
-Ella morirá al igual que nosotros si no lo hacemos.
-No sabes si eso va a funcionar
-No lo he probado y lo sabes, pero estoy completamente seguro de que funciona.
-La vas a matar si no es así
-Es lo mejor para todos.
-Los dos sabemos que no, que esto es lo mejor para ti.
-Solo damela, y todo irá bien.