9.-

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-Mano izquierda a rojo. -dijo Sky con una sonrisilla.

Hayes se movió, quedando tan girado que no sé cómo no le duele. ¿Cómo puede ser que sea más flexible que yo? Se supone que las chicas somos más flexibles que los chicos, o eso he oído toda mi vida.

Pues bien, esa regla no se aplica a mi amigo.

-Mierda. -se quejó al ver que le temblaba el brazo.

-Hayes... -dije en tono de advertencia, pero ya era tarde. Se había caído, tirándome a mí con él.- Saca tu codo de mi barriga cabrón. -gruñí cerrando los ojos con fuerza.

-Perdón, perdón, perdón, perdón. -dijo muy rápido levantándose. Le miré mal pero luego me eché a reír, pero paré al notar que si lo hacía me dolía más. Vaya hostia me acaba de dar, así de gratis.- ¿Estás bien? -preguntó subiéndome un poco la camiseta. ¡Tengo un círculo rojo! Me cago en el codo de Hayes y en la madre que lo parió.

-¡Mamá! ¡Hayes le quiere quitar la camiseta a Naro! -gritó Sky. El ojiazul y yo nos miramos a los ojos y empezamos a reírnos como desquiciados. En ese momento me dejó de importar que me doliese.

Esta niña es demasiado.

-Mientras lo hagan en privado. -contestó Elizabeth desde la cocina. Debe de haber entendido que la niña malinterpretó la situación, porque dudo mucho que diga eso en serio.

Es decir, a ninguna madre le gustaría que su hijo... bueno, me callo.

-Gracias por la confianza, Eli. -grité aún tumbada en el suelo y sobándome donde me había dado el golpe.

Me levanté con cuidado e hice una mueca al notar que me dolía a cada movimiento. Es que, se ha caído con el codo doblado. Yo creo que me ha movido el estómago del golpe o algo, porque lo que me duele no es normal.

-Mira, porque eres tú, que si no ya hubieses muerto por abrirte la cabeza accidentalmente con la esquina de la mesa. 

-¿Accidentalmente?

-Accidentalmente. -dije riendo.

-Tal vez accidentalmente podría ser... 

-Como acabes esa frase juro que dejas de ser mi mejor amigo. -dije seria. En serio, esa broma está más gastada que las bragas de Ylenia.

Hayes soltó una carcajada y se tiró en el sofá. Me senté a su lado y cotilleé lo que hacía con el móvil, estaba haciendo un "follow spree" o algo así.

-¿Qué peli vemos primero? -pregunté levantándome. Me acerqué a la mesa, donde estaba el ordenador encendido con las cinco pelis descargadas.

-¿Divergente? -tenía la mirada fija en el móvil. Si algo he aprendido desde que soy su amiga, es que Hayes vive por y para sus fans.

-Está bien. -preparé todo, Hayes fue a por las pizzas que estaban en la cocina y Sky vino corriendo para verla.

La forma de correr de Sky es muy graciosa, por si no os habías fijado. 

La de los niños pequeños en general.

Le di al play, el ojiazul llegó con las pizzas y la rubia se sentó en mi regazo con una porción en las manos tan grande como su cabeza.

Nunca me han gustado los niños, y tengo el instinto maternal de un cocodrilo, pero con Sky es diferente. Saca mi lado tierno, y eso que es casi inexistente.

Con el tiempo me he dado cuenta de que tengo doble personalidad: la agradable y hasta a veces cariñosa cuando estoy con gente a la que aprecio, y la fachada fría y borde cuando estoy con gente desconocida o que no me cae bien.

Llevo tanto tiempo con el caparazón puesto que a veces se me olvida que no puedo ser tan borde o sarcástica, pero el sarcasmo se ha convertido en un escudo.

Por algún motivo, cuando conocí a Hayes no fui del todo capulla. Creo que intuía que él y yo nos íbamos a llevar bien. A ver, que llevarse bien con Hayes es algo automático, pero encajamos de una forma peculiar.

Si hubiese sido todo lo borde que puedo llegar a ser aquel día me hubiera mandado a la mierda a los cinco minutos, cansado de llevarse bien conmigo, y no hubiese encontrado casi casi una segunda familia en su casa.

A veces se me olvida que estoy con una beca y que se acaba en Junio.

Aunque ahora mismo, si me dices Junio, yo lo veo muy lejos. Aún estamos en Octubre, quedan muchos momentos todavía.

Pero ya llevo bastante aquí y se me ha pasado en un suspiro.

Debería plantearme qué hacer cuando todo esto acabe. Porque no pienso volver con mi padre. Me escaparé de casa si hace falta y haré autoestop hasta llegar a Italia, con mi familia, la de verdad.

Me encantaría quedarme aquí, pero sé que no es posible. Al fin y al cabo Bob y Marie solamente me están acogiendo para cobrar dinero de un programa, por muy bien que me traten y mucho cariño que me puedan coger.

-¿Vendrás mañana a la feria? -preguntó Hayes en un susurro. Sky se giró y le mandó callar con un gesto, lo que hizo que riese por lo bajo.

-No lo sé, ¿quién va?

-Sonny, Loev, Austin y Nick. -rodé los ojos ante el último, y Hayes se dio cuenta.- ¿Sigue coqueteándote? -preguntó riendo.

-Bueno, cada día menos. Espero que se le pase pronto, porque me canso de contestarle borde.

Hayes rió alto, pero bajó el volumen cuando su hermana le tiró un cojín que le dio en toda la cara.

-Nick no está acostumbrado a que le digan que no. Ha tenido tantas novias que no recuerdo el nombre de la mitad.

-¿Por qué los americanos tenéis esa necesidad patológica de tener pareja en el instituto? Es absurdo. -cogí otro cacho de pizza y metí la mitad en mi boca.

Mi amigo negó.

-Deja ya los tópicos Naroa.

-Desde que he llegado me los habéis demostrado uno detrás de otro. -carcajeé, y esta vez fui yo la que se llevó el cojinazo.- Pensé que estabas de mi lado. -miré a Sky con los ojos entrecerrados.

-Así no hay quien vea una película. -ha hablado Skylynn. Subió las escaleras exagerando cada paso y cerro la puerta de su habitación.

Nos miramos a los ojos y estallamos en carcajadas a la vez.

-Joder, vais a flipar cuando sea adolescente. -dije entre risas, provocando que Hayes dejase de reír de repente al imaginárselo.

-Bueno, espero no vivir aquí cuando ese momento llegue. -se volvió a encoger de hombros y soltamos una carcajada a la vez. 

Ya no me duele apenas el codazo de Hayes, pero ahora estoy más preocupada por lo que haré cuando tenga que regresar a España.

He vueltooo :)

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Naroa » Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora