Aula D4

Capítulo 6

Capítulo 6

Estoy aquí de paso... Sus palabras retumban en mi cabeza. <¿Qué está haciendo Cathleen aquí?> me pregunto, pero mis pensamientos son interrumpidos por un llamado en el megáfono.

-atención estudiantes, hemos recibido una advertencia por tornado, por favor vuelvan a sus dormitorios

Se escucha un trueno ensordecedor, miro por la ventana... el cielo está más gris que nunca. <Debo apurarme al dormitorio> digo para mí y eso hago.

Una vez he llegado al dormitorio lo primero que hago es verificar que Agape también se encuentre a salvo.

-¿estás bien?- pregunto en cuento la veo sentada en su cama mirando hacia la ventana

Agape me mira, se puede percibir el miedo en su mirada. Está apunto de decirme que está bien cuando se ve un relámpago que cae no muy lejos del edificio e inmediatamente suena un trueno terrible.

-¡ahh!- grita y corre hacia mí

Me envuelve en un fuerte abrazo, está temblando. Pobre chica, horrorizada por tan terrible tormenta. Sin dudarlo un segundo correspondo su abrazo envolviéndola en mis brazos y acercándola más hacia mí.

-shh... tranquila- digo mientras acaricio su cabello tratando de relajarla un poco -ven

La traigo conmigo hasta mi cama, la recuesto en ésta y me paro para ir a cerrar la cortina.

-¡espera!- dice Agape sosteniendo mi brazo para evitar que me vaya

-tranquila, sólo voy a cerrar la cortina y vuelvo enseguida- le respondo en un tono muy tranquilo.

Asiente levemente y me suelta. Camino hacia la cortina y la cierro esperando que eso ayuda a Agape a sentirse mejor quien ha estado siguiéndome con la mirada todo este tiempo.

-listo- digo mientras me recuesto en mi cama al lado de Agape.

Vuelve a sonar un trueno que hace saltar a Agape, quien inmediatamente después se pega a mi pecho y cubre su rostro. La envuelvo en un abrazo de lado alrededor de sus hombros y con mi otro brazo acaricio su cabello de nuevo intentando calmarla un poco.

Ha pasado un rato y la tormenta no ha cesado aún, aunque para ahora el tornado ya debería haber pasado por el edificio así que probablemente pasó de largo, pero la tormenta sigue ahí. Se está haciendo de noche y la verdad me gustaría cambiarme e ir a dormir pero Agape sigue aferrada a mí. Por un momento la tormenta disminuye y aprovecho para decirle...

-bueno Agape, creo que la tormenta ya se está yendo, así que quizá sea una buena idea cambiarnos e irnos a dormir ¿no crees?

Agape se levanta, me mira y asiente, toma un par de prendas y entra al baño. Así que yo me quito los pantalones y me pongo la misma camisa delgada de siempre, para estar más cómodo. Una vez he terminado de "cambiarme", me meto en mi cama, me envuelvo con las cobijas y me dispongo a descansar. Entonces Agape sale del baño, de nuevo sólo usando una camisa de botones larga y, yo espero, su ropa interior. Camina hacia su cama cuando... otro trueno suena y de nuevo cae la lluvia en su máximo potencial. Agape salta inmediatamente a mi cama, se mete, esconde su rostro en mi costado y se aferra a mi brazo como si no hubiera un mañana. Esto es muy incómodo, me está apretando fuertemente contra su pecho y mi mano está relativamente cerca de su entrepierna. Respiro profundamente para no sonrojarme y hago todo lo posible para no moverme más de la cuenta.

-Agape... creo que sería una buena idea que fueras a tu cama y duermas hasta que pase la tormenta ¿no cr...?- digo pero soy interrumpido

-¡no!- grita -¡no quiero estar sola! Por favor deja que me quede contigo un rato hasta que pase la tormenta, prometo que cuando pase regresaré a mi cama

Lo medito por un rato; la verdad no quiero acceder así que respiro profundamente y me preparo para mirarla a los ojos y decirle que no. Pero en cuento mis ojos se encuentran con su rostro veo el verdadero temor que siente de estar sola en su cama, su mirada es tan tierna, me está rogando que la deje quedarse aunque sea sólo por un momento. No puedo resistirme, desvío la mirada y asiento. Agape se alegra y se acurruca más cerca de mí.

-gracias- me susurra al oído lo cual hace que cada terminal nerviosa que tengo se despierte al instante.

Acomoda su cabeza en mi brazo y se queda aferrada a mí, como si fuera una cobija. <Bueno, será mejor que no lo piense demasiado> pienso. <Ahora a dormir> digo para mí y extiendo mi mano hacia el interruptor para apagar la luz.

Me encuentro en un prado verde por el pasto, sin embargo no hay ni una sola hierba. Tampoco hay flores ni mucho menos árboles, sólo pasto. Siento la deliciosa brisa en mi rostro y me empiezo a sentir cansado. Me recuesto sobre el verde pastizal y... en cuanto mis hombros tocan el pasto, éste se torna amarillo, muerto, luego pasa a negro y finalmente se vuelve cenizas. Me lleno de terror al ver semejante transformación y luego... me levanto exaltado. Busco refugio con la mirada pero no encuentro nada, estoy solo sin nadie con quien compartir mi miedo. Doy media vuelta y a lo lejos diviso una figura. Me lleno de esperanza y corro hacia "ella". Extiendo mi brazo hacia arriba y lo muevo de un lado a otro tratando de llamar la atención de la figura. Entonces la figura me mira y rápidamente mueve la cabeza de un lado a otro como diciendo "no te acerques". Me detengo extrañado y... miro con horror como la figura se vuelve cenizas y el viento se las lleva; es una vista terrible. Extiendo mi mano hacia el frente como tratando de atrapar las cenizas y luego...

Despierto de la horrible pesadilla con la respiración muy agitada. Volteo hacia la cama de Agape y... nada ella no está ahí. Me empiezo a preocupar así que intento levantarme de mi cama y... siento como algo me detiene. Miro hacia abajo, al nivel de mi cintura, y me encuentro con el brazo de Agape; está acostada a mi lado abrazando mi cintura. Me tranquilizo y dejo que toda la preocupación se vaya. La miro de nuevo, sigue dormida, la tormenta ya ha pasado pero ella sigue aquí conmigo. Su simple presencia me trae tranquilidad y no quiero que se aparte de mí. Paso mi mano por debajo de su cabeza, la cual está recargada aún en mí, y comienzo a acariciarle el cabello. Poco a poco el sueño me invade y me duermo mientras repito en mi cabeza <quédate...>.