Capítulo 9

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Capítulo 9

~Narra Aegeous~

Entro al baño y cierro la puerta detrás de mí, para luego recargarme sobre ésta. <Dios, ¿qué fue eso?> pienso mientras dejo salir un fuerte suspiro. Fue sólo una reacción, como un instinto, simplemente sentí la necesidad de hacerlo y lo hice sin pensar. <¿La habré incomodado?> pienso y mi gesto cambia debido a la idea. Sacudo mi cabeza, <una buena ducha caliente me ayudará a relajarme>, pienso mientras volteo hacia la regadera. Me quito la playera y la echo al suelo. Miro hacia donde cayó y diviso algo como de color rosa. <¿Y eso?> pienso mientras me acerco lentamente al objeto; está debajo de mi playera así que levanto mi playera para verlo mejor y... ¡es el sujetador de Adda! Inmediatamente devuelvo mi playera sobre el sujetador, miro hacia arriba y me sonrojo. Sacudo mi cabeza nuevamente, me saco la ropa que me falta y me meto a la regadera sin ver atrás... <Dios Adda, ¿por qué eres tan descuidada?>.

Después de una larga y relajante ducha, me seco el cabello y me miro al espejo para prepararme mentalmente para lo que viene. <Bien, allá vamos> digo decidido y salgo seguro por la puerta, lo que hace que Adda, quien hace un momento estaba sobre su cama como pensando en quién sabe qué, se sobresalte y miré hacia donde estoy e inmediatamente pierdo toda la seguridad que cargaba conmigo. Suspiro y me preparo; Adda me sigue viendo desconcertada.

-A-Adda, c-creo que s-se te olvidó algo...- por fin suelto.

Adda ladea su cabeza, se levanta y pasa a mi lado para dirigirse al baño. Me recuesto sobre mi cama y me imagino la reacción de Adda al ver su sujetador, el cual acomodé de forma que ella pudiera verlo fácilmente. Un par de segundos después Adda sale del baño cargando algo en sus brazos, sonrojada, y hace un gran esfuerzo para voltear a verme.

-G-gracias...- dice y corre a su cama, se mete debajo de las cobijas hasta su cabeza.

<Dios, esta chica> pienso y me quedo dormido.

Me encuentro en un prado verde por el pasto, sin embargo no hay ni una sola hierba. Tampoco hay flores ni mucho menos árboles, sólo pasto. Siento la deliciosa brisa en mi rostro y me empiezo a sentir cansado. Me recuesto sobre el verde pastizal y... en cuanto mis hombros tocan el pasto, éste se torna amarillo, muerto, luego pasa a negro y finalmente se vuelve cenizas. Me lleno de terror al ver semejante transformación y luego... me levanto exaltado. Busco refugio con la mirada pero no encuentro nada, estoy solo sin nadie con quien compartir mi miedo. Doy media vuelta y a lo lejos diviso una figura, una figura con cabello pelirrojo. Me lleno de esperanza y corro hacia "ella". Extiendo mi brazo hacia arriba y lo muevo de un lado a otro tratando de llamar la atención de la figura. Entonces la figura me mira y rápidamente mueve la cabeza de un lado a otro como diciendo "no te acerques". Me detengo extrañado y... miro con horror como la figura se vuelve cenizas y el viento se las lleva; es una vista terrible. Extiendo mi mano hacia el frente como tratando de atrapar las cenizas y luego... todo el escenario cambia; me encuentro en un cuarto obscuro, solo. Escucho una risa detrás de mí, lo cual me hace voltear. Entonces veo a una mujer, definitivamente la risa venía de ella.

-¿cómo puedes reír después de lo que acaba de pasar?- le grito enfurecido.

Entonces la mujer esboza una sonrisa y de un segundo a otro se encuentra frente a mí, aunque por alguna razón la veo borrosa y no alcanzo a distinguir sus facciones. Ella extiende su mano y acuna mi barbilla con su mano. No puedo moverme. Acerca su rostro aun sonriente a mi rostro y...

Me despierto en mi cama exaltado, sudando y respirando agitadamente.

-¡Aegeous! ¡Despierta, por favor!

Abro los ojos completamente y veo el rostro de Adda; está a un lado de mi cama, tiene sus manos sobre mi hombro, probablemente me estaba agitando para que despertara. Vuelvo mi mirada a su rostro, está llorando. Instintivamente y sin pensarlo, me abalanzo hacia ella y la abrazo fuertemente.

-Aegeous- dice y solloza -¡tú... yo... me desperté en medio de la noche... y... pero... sucede que... estabas respirando muy agitadamente y te agitabas con fuerza, así que me acerqué a ti y luego... yo... no sabía qué hacer, parecía que estabas sufriendo... luego... entonces... intenté despertarte pero no lo hacías... y luego... !- dice rápidamente trabándose a cada palabra.

-shh, tranquila, ya estoy despierto, todo está bien- la interrumpo.

Entonces Adda saca todo lo que tiene y llora en mi pecho mientras acaricio su espalda de arriba abajo lentamente para consolarla.

-estaba muy preocupada- dice mientras llora.

Empiezo a mecerme de un lado a otro para arrullarla hasta que se queda dormida. Entonces me acuesto nuevamente en mi cama con Adda todavía en mis brazos, con mucho cuidado para no despertarla. Estoy harto de ese sueño, no lo soporto, siempre que lo tengo no tengo idea de lo que está pasando, siento impotencia, miedo y angustia, todo a la vez. Decido volver a dormir esperando no volver a soñar lo mismo...

Me despierto en la mañana, solo que esta vez no fue el despertador sino el sol mismo pasando tenuemente por la ventana. Hoy era día libre, por eso no sonó el despertador. Sonrío al descubrir que no soñé lo mismo otra vez, claro, con Adda a mi lado no puedo soñar algo tan horrible... <¡Adda! ¿Dónde está?> me levanto precipitadamente, levanto las cobijas, no está, me preocupo, miro alrededor, no está en el cuarto. <Oh Dios, ¿dónde puede estar?> pienso preocupado <aparece por favor>.

Estoy a punto de levantarme cuando... la puerta se abre. Volteo rápidamente hacia ésta y miro con alivio que es Adda la que está entrando. Trae algo en las manos, dos muffins y dos cafés.

-oh hola- dice al verme –fui por algo para desayunar, para que no tuvieras que levantart...

Me levanto de mi cama y corro hacia ella para después estrecharla entre mis brazos.

-gracias...- digo, no solamente por el desayuno, sino por la alegría de saber que estaba bien.

-d-de nada- responde desconcertada.

Me separo de ella y tomo mi muffin y mi café de sus manos. La miro, tiene una cara de confusión que la hace ver extremadamente tierna. Sonrío y me dirijo a mi cama para sentarme en ésta, viendo hacia la ventana. Adda se acerca y se sienta a mi lado. Comemos en silencio cada quien su muffin y su café.

Una vez habíamos terminado, Adda recargó su cabeza sobre mi hombro, sentí su calor, me transmitía paz. Permanecimos en silencio así, juntos...

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