Celos que matan

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Undécimo Capítulo

Después de conseguir el trabajo, nos dirigimos directamente a la escuela. Estaba sumamente ansiosa, deseosa de contarle a Adam todo lo que había pasado. 

Mientras conducía por las enormes calles de la ciudad solamente pensaba en cómo será de ahora en adelante mi vida. En como aguantare la enorme presión a la que estoy atada en estos momentos. En como manejare a los clientes, tanto los amables como los de mal ingenio; y en como poder mantener mis calificaciones sin que el trabajo me afecte drásticamente y claro en como poder mantener mi relación con Adam.

Paro en la primera luz y escucho una vocecita que me llama.

-    ¡Hola! Planeta tierra llamando a Madeline Torres...- y en ese instante una mano pasa por mi cara.

-    ¡Ah! -  miro a Alex - ¿Qué? ¿Qué sucede?...

-    Increíble, ¿a qué planeta viajaste esta vez?

-    No seas tonta

-    Si apenas escuchaste lo que te dije

-    Claro que escuche

-    ¡Aja! Pues dime, ¿qué dije exactamente? – dijo Alex cruzándose de brazos.

-    Seguramente dijiste lo genial que fue conseguir el trabajo.- dije mientras mostraba una sonrisa tímida. Entonces la luz cambio y seguí conduciendo.

-    No, eso no fue lo que dije.

-    Pues lamento no haberte escuchado... -espere unos minutos a que dijera algo, pero no lo hizo – Dime que fue lo que dijiste.

-    No fue nada importante...

-    Ah bueno si es así... - y un grito de desesperación salió al aire.

-    No puedo creer lo que paso hace un rato, el jefe me tendrá el ojo encima... Soy una estúpida... Pienso renunciar... Debo crear un plan para conquistar... ¿Qué debo hacer?... Seré la empleada seria que tratara mal a los clientes, solo para que me despidan... No conozco bien mis sentimientos... Me siento sola... Voy a morir... - Alex decía tantas cosas incoherentes que no sabía que decirle al respecto, de pronto Alex comenzó a llorar. Esta es definitivamente la parte donde no de que hacer.

-    Alex cálmate, toma un respiro e intenta pensar con claridad.

-    Estoy en mi periodo

-    ¡Oh! Lo siento mucho.

-    No te preocupes, ya se me pasara. – se restriega la nariz- ¿tienes algunas servilletas?

-    Si, dentro de la gaveta hay unas cuantas.- y Alex busco.

-    Gracias.

-    ¡Wow! Es así de fuerte que te afecta tu periodo.

-    ¡Jajaja! Si a veces es peor de lo que uno puede llegar a pensar.- y las dos reímos.

Finalmente llegamos a la escuela (busque estacionamiento y me parqueé), nos bajamos del auto y nos dirigimos directamente a los casilleros. Para mi sorpresa Adam estaba junto a mi casillero, esperándome con una sonrisa de oreja a oreja. Al verme, el extiende sus brazos hacia los lados y yo sin pensarlo dos veces corro directamente hacia donde él; hasta que siento el tacto de sus manos sobre mi espalda.  Me agarro fuerte, de modo que no quería que lo soltara. Su mentón estaba encima de mi cabeza y mi cara estaba totalmente pegada a su pecho.  Era un momento sumamente hermoso donde yo no quería que se acabara nunca. Quería permanecer de esa manera todo el día y si acaso el resto de mis días.

Se alguien especial para mi.Where stories live. Discover now