Kava' a demon.

XIII: Guardián.

Frederick se tiró la capucha encima, y miró sobre su hombro: Sophielle estaba dormida con expresión relajada. En su mano sostenía una carta con el sello de la Reina.

Lanzó un suspiro a la fría noche, la nieve caía con gran apogeo, y su aliento formaba nubecillas. Corrió hasta el establo de la Mansión de Invierno de los Trancy, y tomó el caballo de Sophie. Dudo antes de subir. ¿Por qué lo quería hacer? ¿Por que hacia cosas tan arriesgadas?

Para cuando llegó a la arboleda que rodeaba la Mansión Dravax, la nieve ya había cubierto gran porción de todo. Ya sobrepasaba un poco las pezuñas del caballo. Lo ató a un árbol y miró hacia la mansión, estaba iluminada débilmente, vio un destello en la parte superior de la gran entrada principal. Las puertas eran enormes, la mansión en sí era más grande que una común.

No dio ni siquiera un paso hacia ella, cuando oyó un chasquido a su derecha, dirigió su mirada hacia allí con terror: la oscuridad a veces lo asustaba. Las criaturas de la oscuridad, parecía que rodeaba todo lo referente a ella.

Ella. Katherine. Por ella estaba allí. Por ella estaba haciendo algo que le podía costar caro. Y aun no entendía bien el motivo.

El chasquido se oyó de nuevo encima de él esta vez: una ardilla. Frederick se rió, y comenzó a correr.

No había llegado aún a la entrada trasera cuando el destello que antes vio sobre la puerta principal, apareciera de nuevo, pero a su lado. La capucha y la capa revolotearon.

No tuvo tiempo de ni siquiera sacar el grito ahogado en su garganta, cuando ya tenía un arma apuntando a su frente, y un cuchillo reluciente en la garganta.

14 Nota: ¿Por qué los humanos hacen cosas que saben que pueden traerles consecuencias?

Los humanos para mi siempre han sido, son y serán, interesantes. Sus actitudes, decisiones, sufrimientos, y su arduo deseo de venganza, como pueden mentir con tanta facilidad. Eso son los humanos: mentirosos.

Los demonios siempre hemos estado presentes, tanto si alguien entra en el rango de "bueno" o "malo", somos esa mancha negra que ves con el reverso del ojo cuando tienes miedo, que desaparece al voltearte, somos ese odio, ese rencor hacia aquel que te hiere, somos esa mirada vacía, esos ojos opacos, esa lujuria en los hombres, y esa arrogancia en las mujeres. Somos esa vocecilla que te lleva a hacer muchas cosas, podemos tergiversar las palabras a nuestro favor, pero: nunca mentimos. Nunca.

Kava es así. Cuántas almas no ha devorado solo por diversión, o a cuantos ha llevado a tener ideas, esos pensamientos tan oscuros como nosotros, y a cuantos ha seducido. Oh, eso no se niega, Kava es seductor por naturaleza, dice lo que los demás desean oír, su voz te hace sentir calidez, seguridad, y a la vez miedo, temor a lo que dice, a lo que imagina. Pero, entonces... llegó ella. Katherine Dravax.

Ya la teníamos en la vista cuando sucedió el asesinato de los Dravax, que familia tan noble y respetada, eran conocidos por ser encantadores y... especiales, su madre era hermosa, y decían que solo se comparaba con la rosa más hermosa, pero ¿las rosas? Tienen espinas. Su padre, por otra parte, tenía un tremendo talento de manipulación, con una sonrisa conseguía mucho. Decían que los Dravax hacían trato con el bajo mundo, que eran un caso especial para su Majestad, y que quien entraba en el grupo de aristócratas de esa familia no salía, pero nadie se atrevía a averiguar si esos cuentos eran ciertos, por una razón: los muertos no cuentan cuentos.

Los demonios sentimos la Muerte, es amiga de todos, de las Tinieblas y del Paraíso. Así que, sabíamos que pasaría, pero fue igual de sorprendente. Quien fue. Por qué. Como.

Estoy seguro que no esperaban sobrevivientes, pero ella lo hizo: sobrevivió. Cuando Kava le demostró de lo que era capaz, matando a esos hombres, ella no se asqueo, no tuvo que seducirla, no tuvo que decir nada. Katherine aceptó por sí sola. Cuando estrechó la mano, el lado derecho de su cuerpo, por las costillas ardió, ella gritó y Kava sonrió. El sello que tendrá hasta el dia que muera. El pentagrama que firma su Pacto.