Kava' a demon.

I: El cielo cerro sus puertas.

Dejenme contarles un viejo relato. Dicen que las personas tienden a dudar en momentos extraños. En momentos de miedo. En momentos de ansiedad.

Pero, Katherine no era asi. Katherine no era igual a nadie.

—Estas consciente, Katherine Dravax, que al obtener tu cometido, tu alma sera mia. Que las puertas al cielo se te cerraran, que no podrias dar paso atras. ¿Verdad?

Su mano temblo unos segundos, pero estrecho la mano a Kava y cerro el trato.

—Lo estoy.

2 nota: Piensa antes de actuar.

Los demonios saben cosas. Y sobre la muerte es una de esas cosas.

Kava sabia todo sobre la muerte de los padres de Katherine, pero quizo saber mas de ella, queria saber a que ella estaba dispuesta a hacer, que tanto su alma valia.

Lo primero que Katherine le pidio fue que le diera una prueba de lo que podia hacer. Kava o mejor dicho ''Agnellys'' fue tras los hombres que abusaron de Katherine. Y nos dio un show macabro para los demonios que veiamos la nueva adquicision de las Tinieblas.

Destruyo las mentes, y los cuerpos de las bestias que se hacian llamar ''hombres'' de una forma que ni siquiera deseo describir.

Sus almas eran un asco, y ni siquiera las Tinieblas querian recibirlos. Pero, yo mismo me quise encargar de todo lo que tuviera que ver con Katherine Dravax.

Ellos hacian lo mismo que todas las almas que llegaban a este lugar. Pedian perdon. Lloraban y gritaban. Y yo no me apiade de ellos. Nunca me apiado de nadie. Bueno, una vez lo hice, pero veran en que manera fue.

Dejenme tambien informarles que Agnellys pudo haberle dado la venganza a Katherine de inmediato, pero como todo demonio tenemos curiosidad.

Y la curiosidad, vence a la razon.

Tardo tres años. Nunca entendere porque decidio que fuera esa cantidad de años, para entonces comenzar la aventura macabra que tenia en mente. 

Si habia algo que atraia a cualquiera, tanto angeles como demonios, era la musica. La musica, la musica, la musica.

Cuando Katherine dijo que no estaba nada mal lo que hizo con las bestias, decidio que queria algo parecido. Y Kava estaba realmente interesado en eso: queria ver la muerte.

Agnellys le dio un hogar, una mansion, un merito, una vida mas grande que la que tenian sus padres. Sus padres, los perros fieles de la Reina, dispuestos a calmar cualquier cosa que incomodara a la Reina y al Rey de Inglaterra. Katherine fue mas alla de eso, recibio el merito a ser una de las mejores detectives del mundo, resolvia lo que fuera.

Pero, de esto hablaremos despues.

No habia nada mas hermoso que oir a Katherine tocar el violin. Tenia los dedos y la contextura fisica perfecta para tocar cualquier instrumento. Nunca faltaba un dia en que ella tocara en el patio de su mansion con semejamente tranquilidad.

Y el cielo y el infierno se unian para oir la belleza.

Habia veces en que sentia que Katherine me miraba, tocaba con los ojos cerrados de manera armoniosa y cuando los abria habia tanta seriedad en ellos, tanto tormento. Se ubicaban donde mayormente estaba yo observando, pero eso no era posible.

Katherine ese dia tenia el cabello negro trenzado hacia atras, un sueter, un pantalon y estaba descalza. Para estar en casa, estaba como se debia: desaliñada. Pero, al salir era la mas elegante.

Agnellys estaba dispuesto a hacer su vida interesante. Muy interesante. Asi que el mismo la llevo a su primer caso como ''el guardia del Rey''.

Este era el primer caso: hombres aparecian colgados y sin sangre en puestos de carniceria. Eran como cerdos en un matadero, los colgaban de cabeza para que la sangre cayera sin ensuciar tanto.

La carta del Palacio Real, llego a manos de uno de los sirvientes de Katherine. Estos sirvientes, tenian una especie de contrato con Kava, del que hablare luego.

—Joven Ama— dijo Agnellys. Esta llevaba un traje de mayordomo que la hacia ver como lo que era: un perro fiel de una ama.

Katherine alejo la mirada fria de donde yo estaba, dejo de tocar y miro a Agnellys.

Al dejar de tocar, el cielo y el infierno se separaron de nuevo.

—Ha recibido una carta del Palacio Real— Agnellys tenia la cabeza baja y su voz sonaba tan fria, pero dulzosa.

Una voz que podia ganar muchas cosas. Almas, comenzando.

—Ojala sea importante y no gaste mi tiempo.

Katherine hizo una seña para que entraran a la Mansion. Era enorme, y victoriana, como el tiempo aquel, de marmoles verdes y muebles avellana. Era completamente hermosa. ¿Digna de alguien como ella? Digna de alguien que dejo el alma aparte.

Al entrar a su cuarto de estudio, cualquiera quedaria boquiabierto, cualquier humano que no sea ignorante. Katherine tenia miles de libros. Y cada uno leido.

Desde que tenia tres años amaba leer. La transportaba a mundos diferentes, pero ella no se olvidaba de vivir. Te preguntaras que edad tiene ella: Katherine tiene catorce años.

Y en sus cortos años, ha pasado cosas que ni los adultos imaginan. Era mas madura que cualquier adulto que conociera. Y fria como el hielo, ¡oh, como me gustaba describirla asi!

—Leela, Agnellys— dijo sentandose en su gran sillon.

—Si, señorita— abrio la carta y comenzo.

El Palacio Real de Inglaterra honra los servicios de Katherine Dravax. El guardian de los reyes.

La reina tiene una preocupacion enorme, señorita. Os pido con mucho respeto que calme la melancolia que la preocupa tanto.

En estas ultimas semanas, muchos hombres han aparecido colgando en la central de Bristol. Los habitantes estan preocupados por el hecho de que los ya mencionados aparecen sin ropa, y con un gran corte en el estomago. Ni un poco de sangre les queda, cuando son encontrados, toda derramada en las diversas carnicerias del pueblo.

Deseamos mucho que colabore con la investigacion a cargo de Lux Justeivan.

Atte: Jules Montergen.

Katherine dejo de hacer girar sus dedos entre el lapiz. Agnellys mantuvo la cabeza baja, hasta que su ama movio la mano hacia arriba y dijo:

—Estoy interesada en resolverlo. Y tu me ayudaras.

—Ayudare en todo lo que usted desee, mi ama.

—Retirate.

Agnellys hizo una reverencia y salio por la puerta con una sonrisa en su rostro.

—Mi primer caso como guardia de los reyes— susurro Katherine girando el lapiz de nuevo.— Ojala no sea aburrido.

Lanzo el lapiz directamente hacia el centro de su cuadro de dardos.