Kava' a demon.

VI: El Baile.

Sinceramente lo que paso fue para mi muy sorprendente. Pero, ¿que tal si no lo cuento?

Si, no deberia. Es tan gracioso simplemente dejar a todos con intriga. Igual Katherine y Frederick se quedaron algo traumados.

—Se que nos estas viendo, y te diviertes, admitelo— pude oir el pensamiento de Kava.

Sonrei y me incline cerca de ella:— Nunca he intentado ocultarme de ti. Y nunca lo hare.

—Lo admites.

—Jamas lo he negado.

7 Nota: No niegues lo que ya se sabe.

Algun dia les contare lo que paso. Por mientras, dejare que sigan en intriga. Al siguiente dia Katherine se quedo sentada en su cama, su cabello estaba tan desordenado y sus ojos verdes miraban la colcha blanca.

—¿Me dara las gracias por sacarla a usted y a Freddie de ese lugar o tendre que esperar como por los demas gracias?— dijo Agnellys inclinandose hacia ella para arreglarla.

—Cuida tu lengua, Agnellys, cuida tu lengua— murmuro ella apartando de un manotazo su brazo.

—Resista, mantenga la resistencia. No lo suelte.

—¿Para que mantener la flecha tensada? ¿No seria mejor disparar y ya?— gruño Katherine.

—Seria buena idea. Pero, necesita estar en posicion— repuso Agnellys.

A Katherine le temblaba el brazo.

—¿Para que? No me servira si me atacan— la fulmino con la mirada.

—Dispare— susurro Agnellys.

La flecha por fin abandono su posicion y se clavo en la cabeza del muñeco de paja puesto en el medio del patio de la mansion.

—¿Como no le dio en el pecho marcado? Mantuve la vista ahi— bufo.

—¿La mantuvo todo el tiempo?— sonrio Agnellys.

Katherine apreto los labios, volvio a fulminarla con la mirada y estampo el arco y el carcaj en el pecho de su sirvienta:

—Ire a tocar el violin. No me molestes.

—Si, mi señorita— hizo una reverencia con gracia sonriendo.

Esto era algo que adoraba de esta chica. Era tan orgullosa, y me sentia cercano a ella cuando se ponia asi: podia mantener esa expresion de seriedad, de que nada la lastima, de que no es mas que un cubo de hielo, y olvidar todo. Pero, era rencorosa.

Entro a la mansion y uno de sus sirvientes se acerco con una toalla blanca y susurro:

 —Lady Dravax, ¿quiere una toalla?— ofrecio el chico pelinegro.

—¿Parezco sudada?— se detuvo y fruncio el ceño.— Busca mi violin. Ahora.

—Si, señorita.

El chico salio corriendo hacia su estudio, y Katherine se dio la vuelta en la entrada. Agnellys estaba ahi parada mirandola, tenia los carcajs guindados en la espalda y los arcos en el hombro, esa sonrisa molesta en su rostro:

—No puedes humillarme— dijo Katherine.

—Lady Dravax, recibio una carta— su mensajero principal le entrego un sobre sin sello.

—No dice quien la manda— noto ella.

—Imagino que sabe de quien es— no la miro a los ojos.

—¿Quien la trajo?— jugo con sus dedos en la carta.

—Nadie. Estaba en su estudio y al ver que no tenia sello decidi traerla.