IX: La mansión Trancy.

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Katherine se quedo sentada mirando hacia el vacío. De verdad a veces creía que nos miraba: a mi, a todo el cuerpo del mundo de las Tinieblas, ciertas veces estiraba la mano y suspiraba.

10 Nota: ¿Que verían esos ojos oscuros?

Nuestro método de comunicación eran los suspiros. Agnellys estaba parada a su lado, como un fiel perro, mientras su ama cruzada de piernas se pasaba una mano por los labios, Frederick se acerco:

—Sophielle mando una carta— se tiro en el sofá del estudio de Ludwig Trancy.

—Debi suponerlo— Katherine lo miro.— Fuiste parte del arresto de tu suegro.

—No nos hemos casado... aunque el acuerdo sigue...— se paso una mano por el cabello.— Escucha:

''Frederick voy para allá. ¿Como pudiste hacer esto?''

Ella se levanto y murmuro:

—Vere que encuentro aquí. Vamos, Agnellys.

—Si, my lady.

Salieron de la habitación, mientras Frederick lanzaba un grito al cojín. Se oyeron unos pasos rápidos en tacones, y el cabello rubio de Sophielle se detuvo frente a Katherine. Esta se detuvo a su vez, y la miro desde arriba como si ella fuera algo insignificante:

—¿Que?

—¡Bastarda, arrestaste a mi padre, con falsos cargos!— levanto la mano para pegarle, pero Agnellys le agarro el brazo.

Los guardias que venían con Sophie, miraron a Agnellys, pero no se atrevieron a hacer nada.

—Soy Katherine Dravax. No me hables así— la forma en que lo dijo tenia todo el veneno de la frialdad.

Sophielle abrió los ojos como platos y aparto la mano fuerte de Agnellys.

—Esto no se queda así— abrio la puerta de un tirón y grito:—, ¡Frederick!

Katherine paso a su lado y comenzó a bajar por la puerta de madera fina, hasta el sótano. El aire estaba muy tenso. A Katherine no le gustaba nada eso, se sentía asfixiada. Al final de las escaleras, había una gran puerta, pero esta era de mármol puro y blanco.

''No me gusta esta sensación....'' pensó ella.

—¿La abro, ama?— pregunto Agnellys con voz algo tosca.

—¿Sientes algo, Agnellys?— susurro su ama.

—Recuerdos— Kava sonrió. Era la sonrisa demoniaca.

—Esta con llave, eso no es ningún problema para ti, ¿verdad?

—Para nada.

La puerta crujió y Katherine se tenso un poco. Y vaya que tenia razones: estaba completamente oscuro, y lo que se sentía era la muerte. Habían muchas... demasiadas... jaulas. Las niñas miraban hacia la infinita oscuridad, y se sorprendieron al ver el rostro pálido de Katherine casi boquiabierto. La escena era muy peculiar: las jaulas estaban al inicio de un largo tramo de dos paredes oscuras, y la sangre seguía chorreada en el suelo del supuesto callejón.

Claro que eran recuerdos. Katherine recordaría ese día toda su maldecida vida: el día en que su alma tuvo un valor. Un valor para un demonio.

Su voz temblaba al darle la orden a su mayordomo:

—Sacalos de aquí, pero antes... trae al mayor Trancy.

—¿Señorita? ¿Esta bien?

—¡Te di una orden!— exclamo.

—Lo siento.

En un minuto, Kava venia con Ludwig Trancy, saco a las niñas rápidamente con ayuda de Lux.

—Vaya, vaya— el mayor Trancy tenia una gran sonrisa—, encontraste tu pasado. Increíble, volver a sentir esto... ¿eh? Un viejo amigo tuyo me ayudo.

Kava' a demon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora