VIII: Trancy.

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—Entonces, Sophielle se siente atraída por mi chico— comento Lux Justeivan.

—Me gustaría saber si Frederick esta de acuerdo... o cómodo con esto— el mayor Trancy estiro un papel sobre el escritorio.

Lux apretó los labios y leyó el acuerdo:

''—La casa Trancy, dueña de las empresas de juguetes y confitera Trancy, quiere hacer el acuerdo de matrimonio entre Sophielle, hija unica de la familia Trancy, y Frederick Justeivan, parte del cuerpo de policía de Londres...''

—Esta muy de acuerdo— dijo Lux aceptando todo.

9 nota: ¿Porque los padres no piensan bien en los hijos?

—Te llame porque necesito analizar esto con alguien inteligente— Katherine tenia un montón de papeles sobre su escritorio, y por primera vez, no se veía formal.

Cargaba una camisa blanca holgada y el cabello en una trenza. Los pantalones eran de color verde, y estaba descalza.

—Es un verdadero halago ser considerado inteligente por ti— Freddie rió.— ¿Me dirás quien es el asesino?

—¿Estas seguro que es hombre? Algo machista, ¿eh?

—No lo creo. Es hombre por la suciedad de las víctimas. Una mujer es mas limpia.

—Tu mismo lo dijiste, la suciedad de las víctimas, mas no la de las escenas. Eran escenas nítidas.

—¿Tiene un ayudante, o es mujer?— Frederick se rasco la nuca.

—Es hombre. Se quien es, se donde esta, pero simplemente no entiendo porque lo hace...— murmuraba tranquilamente.

—Sorprendente.

—Mira— le enseño todos los papeles, todos los casos, todas las escenas,— veinte víctimas, diez hombres, diez mujeres, todos torturados, todos sin órganos, pero órganos específicos...

—Todos con escrituras— susurro el.

—¿Que?— Katherine lo miro y se puso a su lado.

—Todos tienen algo en la espalda. Se repiten dos veces. ¿Ves? Gula, gula, lujuria, lujuria...

—Envidia, envidia, soberbia, soberbia— continuo ella. Y luego se le encendió la idea:— son los pecados capitales. Frederick, por Dios, eres increíble.

Ambos se sonrojaron al verse. Yo no pude evitar reírme, que inocentes podían ser, pero era cierto: Frederick era increíble, Katherine era inteligente.

—Claro que soy increíble, además esto dice que tiene una obsesión compulsiva por repetir dos veces todo.

—Son veinte víctimas, ¿no deberían ser catorce? Tu sabes, siete pecados capitales...

—Es lo que dijo Frederick— Agnellys dejo la comida en la mesa.— Obsesión compulsiva por repetir todo dos veces.

—Para el dos veces, equivale a una... esta volviendo a matar. Van seis, faltan catorce...— analizo rápidamente Katherine.

—Exacto.

—Nos vamos ya, se donde esta y se porque lo hace.

¿Quien diría que Frederick volvería a esa mansión a arrestar a su suegro?

Katherine entro bien arreglada y con frialdad en su rostro al estudio de los Trancy:

—Ludwig Trancy, queda bajo arresto por la policía de Londres, y por el guardia del rey, por los asesinatos de los hombres colgantes.

Este la miro y sonrió:

—¿Tiene evidencia?

—La suficiente— ella frunció el ceño.— Ser Justeivan, arréstelo.

Lux Justeivan dio la orden y los guardias entraron:

—Su hijo esta condenado a mi hija— fue todo lo que dijo antes de salir.

Katherine le siguió la mirada por unos segundos, su respiración se corto por un momento antes de susurrar:

—No es una condenación.

—¿Como lo supo?— pregunto Elliecer, un compañero de trabajo de Frederick.

—Ludwig Trancy era un fanático religioso, solo quería hacer cumplir los mandamientos, solo quería que todos supieran que pasa cuando rompes las reglas. Era algo tan insano, y a la vez interesante— explico Katherine.

—Desde pequeño, Ludwig sufrió una obsesión por hacer todo dos veces por el simple hecho de querer hacerlo perfectamente. Los órganos que extraía de las víctimas eran específicos de acuerdo al pecado que el creía que hacian— continuo Frederick.

—¿Pecado?— Lux se rasco los brazos nervioso.

—Gula: esófago y estomago. Lujuria: los genitales...— Katherine lo decía con tanta indiferencia.

—Eso es repugnante— Elliecer, la miro con una sonrisa graciosa.

—Quizas no, es interesante...

La duda del todo el cuerpo de policía de Londres, era ¿que tenia contra Katherine Dravax? Eso averiguenlo por si solos.

La brisa corría fuertemente, levantándole los pliegues del abrigo de color negro. Su cabello rubio platinado se movía con tranquilidad y sus ojos fríos miraban la mansión Dravax desde esa terraza:

—¿Me mando a llamar?— un hombre entro con su mascara de baile.

—Tengo un recado— la voz era tan susurrante.— Dígale a Katherine Dravax que un viejo amigo esta aquí.

Kava' a demon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora