Troye

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Me despierto debido a la luz que entra de mi terraza. Maldita luz.

Miro alrededor de mi amplia habitación, somnoliento, y encuentro mi reloj con la mirada, marcando las ocho menos cuarto de la mañana.

Me quedo en modo "procesando" unos momentos...
¿Quién soy?

¿Dónde estoy?

¿Qué día es hoy?

¿Tengo que hacer algo?

Mientras mi mente y yo "procesamos" juntos, como todas las mañanas, mis ojos se van cerrando, lenta y placenteramente. Justo antes de quedarme dormido de nuevo, mi móvil comienza a vibrar. Lo miro, ese molesto sonido que produce me saca del autodenominado por mí "modo loading".

Es Tyler. ¿Qué quiere a estas horas de la mañana?

Tyler: Donde andas? 7:47
Tyler: Llegas tarde de nuevo, lo sabes, no? 7:48

Vale. Ya lo recuerdo todo.

LLEGO TREMENDAMENTE TARDE AL INSTITUTO.

OTRA VEZ.

Alcanzo rápidamente una camiseta azul marino y unos vaqueros, y mientras me froto los ojos, cojo la mochila, las llaves y el abrigo, y me voy sin decir nada. Mis padres y mi hermano mayor se han ido a trabajar, y ninguno de mis hermanos pequeños está todavía despierto.

Qué haría sin Tyler...

Si no llega a ser por el, me levanto al mediodía.

Tyler es un chico de mi edad, rubio, con ojos verdes, robusto y un par de centímetros más alto que yo. Vamos a la misma clase, y somos amigos desde pequeños, pero nuestras amistades han variado un poco desde primaria...

Él es más bien popular, y yo no es que sea un rarito, sino que me gustan cosas que no son demasiado... como dirían ellos... ¿guays?

Aún así, él y yo seguimos llevándonos bien y quedando.

Salgo como una bala hacia el instituto, ese frío y asqueroso lugar en el que me encierran, seis horas diarias.

Mientras corro, un coche me pita. Es Connor.

Me saca un año, pero eso es lo de menos. Nos conocimos hace un par de años, él estaba en sexto de primaria, en una de esas excursiones en las que va el tercer ciclo al completo.

Yo me había caído, y los profesores sólo pasaban de largo, no les importaba lo mucho que llorase o me quejase.

Recuerdo que él se me acercó y me hizo reir.

Desde entonces, somos amigos.

Pertenecemos a la misma pandilla. Él, Luke, Zoella, Tyler a veces, yo y dos chicas más.
Todos menos Tyler y yo van a segundo de bachillerato.

Físicamente, tiene ojos castaños, pelo liso, estatura media, calificaciones altas... en el aspecto de fama y popularidad, es semejante a mí, en plan friki, y nos entendemos genial. En su curso se llevaba bien con todos los chavales, pero con ninguno en especial.

-Anda sube. Otra vez tarde...

-Ya me echas la bronca luego, por favor. Gracias.

-No hay por qué darlas.

Monto en el auto y echo la mochila a los asientos del final.

- ¿Te puedo preguntar algo, Troye?

- Por poder puedes - otra vez la misma conversación de por las mañanas...

- ¿Por qué siempre que paso por aquí te veo corriendo como un loco hacia el instituto? ¿No conoces el despertador?

- Ya... no hace falta que me regañes... Es que me da pereza despertarme.

- Bueno, pues ya casi hemos llegado. De todos modos, si quieres...

- No Connor, no quiero molestarte- corto antes de que pueda preguntarmelo.

Siempre propone pasar a recogerme, para que no tarde en llegar, pero yo me niego, no quiero ser una carga para él.

Tal y como bajo del coche, veo a Tyler corriendo hacia mí.

-Corre, que llegamos tarde.

-Anda, no me digas, ¿en serio?- sarcasmo, dulce sarcasmo.

-Troye, no me vaciles. Mucho que te he esperado. Nos toca con el viejo cascarrabias.
Ah, hola Connor

-Tarde. Veo que cuando Troye esta delante ni existo- responde Connor.

-Eso no es verdad.

-Ja ja ja... seguro...

-Bueno, si queréis pegaros hacedlo rápido que empiezan las clases- digo para quitarle dureza al asunto.

-Grrr - oigo el gruñido de Tyler

De vez en cuando surgían esos roces, no sé porque... Pero me encantan.

Todo en ambos me fascina.

Cómo se enfadan cómo lo resuelven, su forma de ser, de reír...

Noto como Tyler tira de mi brazo fuertemente y me conduce precipitadamente a las escaleras.

Mientras nos alejamos, miro hacia atrás.

Connor esta de brazos cruzados, serio, sin moverse.

Río un poco, y ante eso, veo cómo se ruboriza y echa a andar hacia su edificio.

En mi colegio, los edificios están separados.
Tercero y cuarto de la E.S.O. en un sitio.
Primero de Bachillerato al este.
Y segundo de Bachillerato en frente.
En medio está el patio.

Justo entramos por la puerta cuando el profesor comenzaba a rezar.

-Buenos días.

-Sentimos llegar tarde.

-Ya, ya seguro. Ahora me diréis que no era vuestra intención y demás, ¿no?
Los jóvenes como vosotros no sabéis lo que es la educación ni el respeto.

Mientras sigue con su retahíla, nos vamos al fondo de la clase, y nos sentamos en los únicos dos sitios que quedaban libres.

Mi Peor PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora