Tyler

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Cómo odio a ese profesor.

Era el tipico viejo amargado, estos que se tiran media clase criticando y la otra media susurrando cosas imperceptibles, y te manda un carro de tareas.

Pero bueno, eso lo arreglará Troye, sólo con su presencia.

¿Qué quién es Troye? Pues, es un chico de dieciséis años, pelo rizado y castaño, ojos azules, piel blanca y suave, casi pálida...

Bueno, sobra decir que hasta en sus imperfecciones, es perfecto. Incluso en su desorden siempre hay una calma.

Como es de notar, me encanta.

Solamente tiene un defecto, un mínimo defecto que me atormenta: Connor.

Es uno de sus mejores amigos.

¿Por qué hace que Troye se sienta incómodo si eso sólo lo puedo hacer yo? ¿Estamos? Me parece que él no.

Volviendo a la clase, hago lo que siempre: me quito el jersey azul, lo pongo encima de la mesa y, disimuladamente, utilizo el móvil.

Noto la mirada de Troye cuando se me levanta un poco la camisa.

Esta vez no lo ignoro. Después de lo de esta mañana con Connor, no pienso permitir que piense en él más que en mí. Y la mejor manera de hacerlo es insertandome en su mente, aunque sea por un rato.

-Te gusta, ¿eh?

-¿Que? No... que va... ósea no estas mal pero... esto... déjame Tyler- se gira para que no vea el rubor de sus mejillas.

Pasan veinte minutos. Troye no habla por la imcomoded causada, así que me va a tocar empezar la conversación a mí.

-Esto... Zoella va a dar una fiesta.

-¿Sí?¿Cuándo?

-Esta tarde.

-Ah, pues que te lo pases bien-ay que ver lo lento que es Troye a veces.

-Ya... ¿y tú?

-¿Yo... qué?

-Joder no te enteras. Vendrás ¿no?

-Ah, ¿puedo ir?- se sonroja.

-Pues claro, bobo. Sino no sería una fiesta.

-Ya...- sus mejillas se colorean más todavía.

¿Ves? Ya se ha puesto nervioso por segunda vez. Es que lo tengo que querer.

[...]

Pasan las dos horas de clase, y toca el timbre. Salimos fuera. Y, como no, ¿quién esta esperando?

-Hola Connor- saluda Troye alegremente, con esa preciosa sonrisa dibujada en su rostro.

-Hola amor- dice Connor. Ya está piropeandole delante de mí. Esta se la devuelvo.

-Ejem...-toso un poco.

-Sí, ya te he notado Tyler.

Nos miramos intentando matarnos psíquicamente. Como dicen, si las miradas matasen, le habría tumbado.

-Esto... Connor...- Troye intenta suavizar la conversación

-¿Sí, mi rey?- casi me abalanzo a morderle por el comentario, pero me controlo.

-¿Vienes a la fiesta?

-¿Cuál?

-La de Zoella. Esta noche.

-Sí, supongo.

-Emmm... ¿Hola? La lista de invitados esta cerrada- intento por todos los medios que no venga.

-Eso lo dirá Zoella.

-No. Se hace lo que yo quiera.

-Ya está el mandón de turno.

-¡Parad ya! Estoy hasta las narices de vuestras absurdas peleas. Si tienes algún problema porque venga a la fiesta, se lo dices a Zoella, y si no, te jorobas, Tyler.
Connor, encima vas tú y le provocas. Estoy harto, ¿me oís? ¡Harto!

-Perdona, Troye.

-Lo siento, es que los mandones me sacan de mis casillas- me reta con la mirada.

-Ah, ¿sí?¿Sabes lo que me saca a mí de las mías?

-NO EMPECÉIS DE NUEVO. CONNOR, LO ACABO DE DECIR, ¿QUIERES QUE ME ENFADE?

-No, no...

-Vale. Pues... daos un abrazo.

-¡¿Qué?!- gritamos al mismo tiempo. Veo cómo se le dibuja una sonrisa pícara en el rostro.

-Ah, pues nada, cuando hagáis las paces me avisáis- se gira e intenta irse. Connor es más rápido que yo y le coge de la mano.

-No, espera...

Abre los brazos y los cierra alrededor mío. Veo como Troye me hace una seña, para que corresponda.

Y a duras penas, le devuelvo el abrazo.

Nos despegamos enseguida, no soporto su contacto.

No le soporto a él en sí.

-Bueno, pues yo me voy al baño. Esperadme aquí- manda Troye.

-Vale.

-Vale.

Se va. Giro mi cabeza, y fijo mi mirada en la de Connor. Él me mira también. Se cruza de brazos. Correspondo levantando la barbilla, y me guardo una mano en el bolsillo.

Cierra los puños y los aprieta, al tiempo que respira con más fuerza. Nos quedamos así hasta que llega Troye.

-Ejem...- al oír esto, ambos cambiamos nuestra cara a una más alegre, para que no note que nos odiamos demasiado una vez más.

-Hola de nuevo, Troye.

-Hola. Vamos llendo a las escaleras, que va a tocar el timbre.

-Vale.

-Yo prefiero irme... por otra parte...

-Vale, adiós- se despide Troye.

Al final, Connor se fue a pegar patadas al balón (lo que ellos llaman "fútbol) y yo me quede con Troye.

El resto del día va normal, aunque ya en la salida, Connor le ofrece su automóvil. Y, como no, Troye monta.

Es que no lo odio más por que sería enfermizo...

O espera... ¿ya lo es?

Me voy andando a casa, y pienso en lo que voy a hacer esta tarde.

Vamos, piensa, algo con lo que le ganes...

¡Ya está!

Mi Peor PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora