Connor

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Odio a Tyler.
Necesito evadirme, y pensar en otra cosa.
Cojo el auto, y me adentro en el bosque, buscando una casa, la cual llevo largo tiempo sin visitar.
Desde que mi abuelo murió, nunca me atreví a ir a ese lugar.
Pero esta vez me siento tan confuso y perdido... el único que podría calmarme, si estuviese vivo, en una situación asi, sería mi abuelo.
Cojo el coche, y pongo uno de los audios de Troye tocando el piano... sus manos son increíblemente celestiales. Nunca me ha dejado ver como toca, pero a cambio me manda de esos audios. No se donde los graba, porque aparte de la música no se oye nada.
Al tiempo que avanzo por el bosque, se va abriendo ante mí el camino.
Llego a mi destino, sin embargo, la casa está encendida por una tenue luz.
De ella sale una música, producida por lo que parece ser un piano.
Me quedo un rato parado, mientras la melodía inunda mi mente, mi cuerpo, mi alma...
Reacciono cuando, entre aquella perfección, una nota no encaja, y el autor para de tocar.
Me acerco a la puerta, y doy dos toques.
Entro a la casa, voy a la habitacion del piano, y me encuentro a... ¿Troye?
Me pregunta que qué hago aquí. Obviamente, respondo que puedo estar aquí, ya que es propiedad de mi abuelo.
El rostro de Troye empalidece. Sus ojos se abren mucho, y su cuerpo se endereza.
-¿Troye? ¿Estas bien?
-Era... tu abuelo... pero eso es... imposible...
-¿Le conocías?
Me indica que me siente a su lado.
Empieza a relatar cómo pasó todo. Mis ojos se tornan asombrados, y mis pulsaciones se van acelerando poco a poco.
Cuando termina, mira al suelo, y se ve una lágrima precipitandose a la alfombra del piso.
-¿Estas bien?
-Sí...
-Yo no lo creo.
Cojo una de sus mejillas. Sí, estoy nervioso, pero esto es lo que quiero.
Mientras me pierdo en sus profundos ojos azules, mis labios se precipitan a los suyos, esos rosados y carnosos labios. Poco a poco, la distancia se va acortando entre ellos.
Noto su respiración, y justo antes del deseado beso... se apaga la luz.
Troye se asusta, mucho, empieza a temblar.
Yo me separo, buscando la j*dida lámpara.
Cuando la encuentro, le pregunto donde están las cerillas.
Me responde que están en su mochila.
Al lado de donde estaba la lámpara, encuentro la mochila, y busco en su interior.
Vuelvo a encenderla con las cerillas.
Ilumino toda la habitación, y le veo.
Está encogido en un rincón. En su cara se ha instalado una sombra de miedo, mucho terror... a la oscuridad, parece ser. Está llorando.
No puedo soportar verlo asi. Corro hacia él, y paso ambas de mis manos por sus hombros, aprentadole fuertemente contra mi pecho.
Susurro palabras de consuelo a sus oidos, tratando de calmarle.
Al momento, su respiración para por un segundo, y dejan de gimotear.
Me doy cuenta de lo nervioso que se ha puesto. Me separo un poco de él. Nos miramos a los ojos, y nos ruborizmos al mismo tiempo.
-Creo... que es hora de volver... ¿no?- propongo, nervioso.
-Si...
Nos levantamos, recogemos las cosas y volvemos, él en su bicicleta y yo en mi coche.

Al día siguiente...

Toca el timbre del primer recreo.
Cuando voy a bajar las escaleras, echo un vistazo para localizar a Troye.
Está algo detrás de mí.
Veo cómo, un chico algo más alto que él, pelirrojo, con una camiseta de cuadros, se para enfrente suya. Comienzan una conversación.
-Connor, no quiero que estemos enemistados...-me dice Tyler al oído.
-No importa.
-Atento a ese chico. Me es sospechoso, ¿a ti no?- pregunta, señalando al chico con el que está hablando Troye.
-Nah, no te preocupes. A Troye no le gusta. Se le ve en la mirada.
De repente, vemos al mismo chaval precipitandose a los labios rosados y perfectos del que es nuestra presa, y repito, nuestra, mía y de Tyler. De nadie más. Mucho nos cuesta ponernos de acuerdo entre nosotros, como para que venga otro.
Creo que se nos acaba de caer la mandíbula al suelo del asombro, o por lo menos a mí.
Vemos como Troye se le queda mirando, y se va sin decir una palabra.
Echo una mirada de complicidad a Tyler. Él me corresponde, y asiente, decidido.
Nos acercamos al chaval... y le empezamos a montar una bronca...
-¡Eh, tu! ¡El pelirrojo!-grito
-¿Si?
-¡¿Se puede saber por qué acabas de besar a Troye?!

A los dos o tres minutos de discusión, ya está muy nervioso, y finalmente conseguimos que se arrepintiese.
Observamos tranquilamente cómo se acerca a Troye y se disculpa.
Aunque Troye no le hace mucho caso. Ambos estamos preocupados, no nos hemos parado a pensar en cómo está él después de todo esto.
-Troye...- empiezo.
-¿Qué... tal estas?- sigue Tyler.
-Pues... mal... yo... no le conozco de nada... no me cae mal, ni le odio... pero... pensé... que... la primera vez que me besase... sería... con otra persona...
-¿Cuál?- preguntamos los dos al mismo tiempo.
-Eso es lo de menos. Bueno, veo que vosotros ya estáis bien de nuevo, ¿no?
-Si, bueno...- respondo.
-Hemos quedado esta tarde. En el bosque, en frente del árbol de la explanada. Vente si quieres.
Sinceramente, no tengo idea de en qué momento he aceptado semejante cosa, pero me da un pico lo mismo, ya que por lo menos podré alargar el tiempo que paso con Troye un par de horas.
-Eh... exacto... si quieres, vente- agrego.
-Vale. ¿A las seis?
-Perfecto.
Cuando Troye se aleja, Connor me coge del brazo, y tira de mí colocando su boca en mi oreja.
-Tú ven antes, a me no cuarto. Tengo que hablar algo contigo. Sólo hablar, no quiero pelea.
-Eh... vale, pero sueltame ya- acepto, al tiempo que me deshago de su contacto.

Mi Peor PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora