Capitulo 1

1.2K 25 1
                                    

El humo salía como si se tratase de una fábrica industrial, nadie podía ver y el murmullo se hacía cada vez insoportable. Isabelle buscaba a Simon por todos lados mientras que los cazadores tenían sus armas a la mano, Clary le había dicho que él estaba bien pero el sexto sentido de los Lightwood le decía que algo estaba mal. Tal vez era razonable que Jace no lo sienta, a fin de cuentas es un Herondale, pero...¿Alec? Sangre de su sangre, no preocupado por...de acuerdo, Isabelle no esperaba que ni Jace ni Alec se preocupen por Simon, pero al menos deberían de tener un poco de consideración, él solo los sacó de una dimensión demoniaca en la cuál jamás iban a lograr salir, solo eso. Luego de revisar por segunda vez y casi una tercera, Isabelle salió del Gard sabiendo que Jia iba a llegar tarde, además los nephilims hacían lo mismo que ella, tal vez así el humo se disipe más deprisa.

- Es tan extraño - Dijo uno de ellos que bajaba detrás de Isabelle - Si se tratase de alguna broma, te aseguro que ella o él estará en un gran problema con la Clave -

El hombre a su lado se estremeció - No quiero ni pensarlo. Además, no es por llamar la atención pero escuché de una alarma que apenas se encendió en la entrada a Alicante, el pobre chico dijo que tal vez se tratase de un licántropo inofensivo, pobres criaturas...no pueden entrar sin causar alboroto -

- Tienes mucha razón, Bry, aquellos submundos no pueden pasar por alto los acuerdos, sin nosotros ellos simplemente se matarían entre sí, es tan triste -

El tal Bry se colocó ambas manos en los bolsillos y balanceo con sus tobillos - Oh Paulo, terminaremos muertos después de todo. Si es que aquella muchacha...Clary Fairchild no se le ocurre una nueva runa que pueda salvarnos - Su risa llena de sarcasmo empezó a sonar y se hizo tan desagradable que Isabelle prefirió volver al Gard.

La muchacha exhaló y el frío aire salió como humo de cigarrillo. Aquellos sujetos no pueden estar hablando en serio, por una parte ella quería partirles la cara pero sabía que no estaba bien, además que no podía perder el control en ese momento, tenía que encontrar a Simon y tal vez decirle que estaba un poco sobre protectora con él, solo un poco. Llegar hasta las puertas del Gard se hizo eterno. Con algunas miradas sobre ella de apenas interés mientras comentaban su participación en las guerras, los cazadores iban detrás de ella como pollitos recién nacidos seguían a su mamá. Isabelle rodó los ojos y pasó las puertas desapareciendo entre las personas.

Isabelle se puso la capucha de su ropa de combate y miró detenidamente por todos lados pero Simon no apareció por ningún lado, esto no estaba siendo divertido.

***

-¿Quién eres tú?- Preguntó el Inquisidor detrás de su escritorio.

El hombre sonrió aún más, las ropas que llevaba estaban desgarradas por muchos lugares dejando ver sus cicatrices aún sanando, sus ojos totalmente negros lo observaban expectantes.

- Cálmese, Inquisidor - Dijo burlándose de la saga que Robert había sacado del escritorio.

- Dime tu nombre - Dijo amenazante.

El sujeto se enderezó y su tamaño superó al otro - Tyrus. Lo sé, es muy legendario, pero un Tyrus allá afuera es más respetado que un puesto de Inquisidor -

-¿Qué haces aquí?- Exigió Robert mirándolo entre sus pestañas.

Tyrus rió - Oh, no creas que fue mi plan venir hasta aquí y hablar contigo. Ya sabes...yo no suelo hablar con nephilims, ustedes son considerados un lastre en el mundo de las sombras.

-¿Qué quiere tu gente?- Preguntó un serio Robert que había omitido a regañadientes su último comentario.

-¿Qué quiere mi gente?- Gruñó furioso - Mi gente quiere masticarlos como comida, quiere sacarle las extremidades del cuerpo y quemarlos para que el Ángel no los reencarne -

La Caída de IdrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora