Capitulo 16

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Una vez en La Ciudadela Infracta, Simon y Magnus comienzaron su camino por un lado de una colina, los dos se veían bastante impresionados, al parecer ningún hombre habría podido ingresar a La Ciudadela y si lo hacías tenías que saber que serias automáticamente expulsado, pero aquellas salvas parecían fallar cuando ellos colocaron sus pies en el suelo, no omitieron el mal olor que emanaba del piso, el brujo advertía cada paso a Simon con tal que no se llevará ese mal olor a casa y estropeara su alfombra. Había una densa neblina que advertía por cubrirlos de una sustancia un poco misteriosa pero al sentir como se acercaba no hubo ninguna reacción en ellos por lo que la aprovecharon y siguieron por las partes que se veía más espesa.

-Cuidado - Dijo el brujo al tiempo que Simon pisó un pequeño charco de líquido mocoso.

El muchacho soltó un sonido de desagrado, pateó su calzado contra la piedra más cercana y se sobó como si hubiera pisado heces de perro.

-Te lo dije -

Simon gruñó pero no dijo nada al respecto - Supongo que es parte de la aventura.

Magnus lo miró casi sorprendido pero alejó su vista, el ambiente solo estaba empeorando su condición, necesitaba sacarlo pronto de ahí y con suerte lo haría si encontraban rápido a la muchacha.

-Lo lamento - Soltó el chico cayendo en la cuenta que había tenido una mala reacción.- No quería...-

El brujo solo siguió caminando - Tienes que aprender a llevarlo, solo hasta encontrar una cura o algo que contrarreste tu problema de estabilidad emocional -

Simon asintió.

-Tienes que respirar, me funciona a veces -

-No es eso, sería tan simple si fuera una cosa normal. Supongo que puedo controlarlo - Añadió para calmar a su amigo quien lo miraba apenado mientras subían la colina de ceniza.

-¿Por qué no se lo dijiste a Isabelle? ¿O a Clary?- Su tomó de reproche empezaba pero se contuvo para no cargarlo - Sabes que cuentas con ellas y con nosotros. Con tus recuerdos de vuelta esperaba que lo hicieras -

-Más problemas vinieron con mis recuerdos, no he contado tantas mierdas para no ser una carga, Magnus - Al mirar que el brujo iba a decirle algo, dijo - Lo sé, no es mi culpa pero es mejor llevar esto solo -

-¿Y enojarte todo el tiempo con las personas?-

Simon murmuró avergonzado - No creía que empeoraría tanto, no desde que ese licántropo que irrumpió en el despacho de Robert me golpeara; recuerdo que Clary me dijo que ya no habrían más pastillas y yo estaba feliz -

-Al menos tus recuerdos están frescos - Elogió Magnus dandole una pequeña sonrisa.

Simon sonrió de un lado - Lo demás es lo enfermo -

-No respondiste mi pregunta -

El muchacho lo miró mientras evadía un pequeño canal por donde transcurría el agua, tal vez se trataba de un mini río.

-¿Que es?-

-¿Por qué no se lo dijiste a Isabelle?- Al mirar al brujo, Simon notó el brillo de los ojos felinos de Magnus, un reflejo rápido que casi lo llevó a pisar el pequeño río.

Él suspiró - Cuando estuve en la academia, ella dijo que yo seguía buscando excusas para no ser su novio, y aquí estoy...ocultando mis excusas para que no piense que no quiero estar con ella. La amo, Magnus, y tal vez llegue el día en que le pida la mano y ella diga que sí pero hasta entonces tengo que dejar de arruinarlo -

Los grandes ojos de Magnus salieron disparados hacia su amigo, no sabía que lo podía más nervioso, su forma despreocupada y alerta al andar o su sorprendente manera de decírselo (como si lo que acababa de decir no fuera tan sorprendente). Pero sabía que la enfermedad hablaba. El brujo de repente sintió el cambio de temperatura y con mucho cuidado extrajo un brazalete de plata bendecido de su bolsillo y se lo ató a la muñeca, había sido un regalo de cumpleaños por Alec, era realmente hermoso y decía que al más mínimo roce causaba un gran impacto, a los pocos metros miró como Simon desenvainaba su daga.

La Caída de IdrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora