Capitulo 5

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Para Maryse Lightwood no había nada más preciado en su vida que sus hijos, y por supuesto que su trabajo liderando el instituto de Nueva York era lo que alejaba su mente de pensamientos secundarios, pero habían momentos por la noche que no podía alejar a Robert de sus sueños. Robert tomándola entre los brazos; Robert cargando por primera vez a Alec, Isabelle y Max; Robert durmiendo por años a su lado, sin pedir una caricia a cambio. Maryse había llegado a tener varias relaciones de adolescente, ella podía decir que todos los chicos eran iguales y también podía decir que Robert era único y especial, no sólo por el hecho de que era callado y a veces un poco tímido, si no que la respetaba de una forma que los demás no lo hacían. Por ello, Maryse solo tenía ojos para Robert. Y lo que lo había hecho más perfecto, se había vuelto padre de sus hijos.

Sin embargo, Maryse descubrió que no todo era perfecto como creía. Él había cometido un error y desde entonces habían cambiado muchas cosas entre ellos.

Pero ahora, Maryse estaba allí para él, llevándole cada mañana al Basilias un pedazo de noticias sobre lo que la Clave estaba haciendo, claro que no era lo suficiente; para Robert, la Clave no tenía ni idea de que hacer primero, se habían vuelto vulnerables pero él jamás diría eso en voz alta.

Ahora ella estaba con él, mientras que Kadir se encontraba despierto y miraba de vez en cuando hacía ellos. Se encontraba con vendajes en todo su tronco, a diferencia de Robert, él había sido herido por su voluntad.

-¿De nuevo?- Escuchó decir a Robert.

Cada mañana, cuando Maryse llegaba y le era indiferente, le hablaba de muchas cosas a Robert pero una de ellas, la más importante para él era la inactividad de los licántropos salvajes. Tantas eran las veces que Kadir había escuchado las noticias de Maryse que él las empezaba a tomar como cuentos de terror. Como sea, Maryse lo estaba evitando y eso le molestaba.

-No hay noticias- Suspiró al mismo tiempo que tomaba asiento -Probablemente no nos lo dirán, el licántropo que irrumpió en tu oficina dejo una nota-

Robert se frotó el rostro -Jia querrá atacar, yo haría lo mismo..pero los demás tienen miedo, lo sé-

-Es posible. Me dijeron que sales mañana en la mañana-

Él sonrió -Al fin podré ponerme al tanto de las cosas- Luego miró como la energía de Maryse disminuía -No es que no aprecie tus noticias, tú sabes...tengo que estar presente y hablarlo con la Clave. Lo lamento, no se oyó bien-

Ella sonrió un poco -Aún no sabes cómo expresarte-

Y era verdad, tras un par de años tras el escritorio y ocupado entre reuniones en donde solo se le permitía ser sincero y tener convicción o lo mejor era no decir nada, en todo ese tiempo solo había charlado con la Clave y su familia cuando iba a visitarlos, no había tenido mucha vida social y no es que resultara un inconveniente, su única vida era poder estar junto a su familia.

-Creo que no, pero de todas formas tengo que convencerlos. Lo que haya en esa nota, tal vez otro trato o chantaje o advertencia, podría significar cualquier cosa y yo estoy postrado en esta cama-

-Solo hasta mañana- Le recordó Maryse.

Robert bufó -Mañana, hoy...podría irme ahora y nadie lo notaría-

-Yo lo haría y te delataría- Ella alzó una ceja desafiante.

-Apuesto a que sí- Sonrió mirando sus sábanas. Era tan extraño, pensaba, Maryse estaba pendiente de él y no porque había un tema a debatir, si no porque en verdad parecía interesada en él, dentro de Robert existía un poco de esperanzas -Lamento lo que pasó-

-No es tu culpa- Le dijo Maryse mientras posaba una mano en el antebrazo de este.

-Si hubieras aparecido cuando él estaba allí con nosotros, probablemente estarías como el amigo de Isabelle-

La Caída de IdrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora