Amor... ¿a primera vista?

Cap 7~ La fuga

En el capítulo anterior...

Misaki:

Usagi-san, me he fugado, puedo venir a tu casa?

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La fuga

Pov. Misaki

Usagi-san:

Como que te has fugado!!!

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Misaki:

Te explico cuando llegues

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Usagi-san:

Te espero en la puerta

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Estaba corriendo a casa de Usagi-san, llovía muy fuerte. Tardé demasiado en llegar, nuestras casas parecían más lejanas que de costumbre, solo me faltaba una cuadra para llegar. Diviso la puerta del edificio y veo a Usagi-san en ella. Voy corriendo haci él, ya no me quedaban casi fuerzas. Todas las que me quedaban las gasté para llegar a él, al cumplir lo abracé, pero ya no recuerdo más.

Pov. Akihiko

Me asusté mucho cuando Misaki me dijo que se había escapado, que le podía haber pasado. Lo esperé en la puerta del edificio durante un cuarto de hora. El timpo pasaba muy lento, pero por fin logré divisar a Misaki entre todas esas personas con paraguas. Él corrió hacia mi y me abrazó –¿Misaki, que pasó? ¿Por qué escapaste?- pero no me podía contestar porque había perdido la conciencia.

Lo cargué como princesa hacia el pent-house. Notaba como se movía con nerviosismo en mis brazos, lo abracé más fuerte para reconfortarlo y pude notar una leve sonrisa en su cara. Dentro del dúplex lo dejé en el sofá, fui a buscar una cobija y un cojín para mi "paciente". Al volver a la sala Misaki ya no se encontraba allí, dejé lo que había ido a buscar en la mesita para empezar la búsqueda de mi tesoro, mi Misaki.

Primero entré al baño, nada, luego a los dormitorios, nada, volví a mirar en la sala, al entrar escucho un ruido extrño que proviene de la cocina. Me dispongo a entrar en ella cuando vi salir a un chico cubierto de harina -¿Misaki?- me acerqué lentamente –Jajaja, parees una fantasma- hizo un puchero –Pero eres igual de adorable- lo abrazé y lo besé –Sabes raro- me empecé a reir y le contagié la felizidad –Claro que tengo mal sabor, la harina cruda nunca sabe bien- eso me hizo recordar algo -¿Cómo acabaste así?- se despegó de mi y se fue a la cocina, tal vez no quería explicarme. Pero todo mi humor cambia cuando veo su cabecita blanca asomada por la puerta de la cocina –¿Entras o te quedas ahí quieto?- lo seguí hasta dentro de la habitación.

Misaki cogió un bote de harina que estaba en el suelo y lo dejó en un armario, luego apartó el elevador de enfrente –Intenta sacar los vasos de detrás de la harina- me situé en frente del armario y alcé el brazo. Al intentar sacar un vaso se me había caído la harina encima –Jajajaja- se escuchaba la risa de Misaki por toda la sala, por lo menos me alegro de que se le haya subido el áimo –Así que solo me querías manchar de harina, ehhh...- fui hacia el fregadero con el vaso que había sacado antes del armario y lo llené de agua.

Con el vaso lleno me acerqué a él, al estar lo suficientemente cerca e lancé todo el contenido. Se quedó pegajoso –Que asco...- dijo para levantar la mirada y lanzarse hacia mi –Ahora tú también- la sala se llenó de risas mezcladas con besos. Al tranquilizarnos un poco más nos fuimos al baño para poder lavarnos.