Capítulo 1: El comienzo de la locura

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Un silencio reinaba en el ambiente, el silencio de alguien que sabe que está tirando su vida por la borda. Era afilado e hiriente. Aquel que conociera aquella habitación sabría que esa calma se debía a que mis dedos no danzaban presionando las teclas. La luz de la pantalla del portátil era lo único que alumbraba el cuarto forrado de posters. Alargué la mano a través del escritorio tratando de dar con la botella de agua. Mis manos chocaron contra algo y segundos después se escuchó el estrépito de los pesados libros de mis aburridas asignaturas al desplomarse contra el suelo. Entorné los ojos pero no les presté mucha atención y al final logré encontrar la botella en aquella penumbra. Mientras que enroscaba el tapón noté como la luz decreció. Giré la cabeza hacia el ordenador. Mi fondo de pantalla sobre animes me sonsacó una sonrisa al ver a esos personajes que tanto me habían inspirado. Al no tocar el ratón mi portátil se apagó. Chasqueé la lengua notando como la lucecita roja que indicaba que la batería se había agotado estaba encendida.

Pasé la mano por la madera en busca del cable cuando pude divisar los alrededores gracias a un tono anaranjado. Fruncí el ceño. Me impulsé con mis pies desnudos encarando a aquel foco repentino.

Era un ovalo blanco como la espuma de las olas al estrellarse contra las firmes rocas. Por el exterior un aro naranja daba vueltas con lentitud creando una estela hipnótica. Me levanté y traté de caminar lo más silenciosamente posible. Me quedé a un metro de distancia aunque no sucedió nada. Me froté los ojos con fuerza. A pesar de eso al abrir los ojos esa extraña figura seguía adherida a mi pared.

―Me he vuelto loca―murmuré pellizcándome el brazo para comprobar que no me había quedado dormida en la silla y todo eso era un extraño sueño.

Nada había cambiado.

―Definitivamente estoy loca―mascullé extendiendo el brazo hacia mi alucinación.

Desconocía que era y mucho menos que podía implicar ponerse en contacto con ella, sin embargo la curiosidad me empujaba hacia esa cosa que acababa de aparecer en mi cuarto de la nada. En cambio la prudencia gritaba que me alejara lo más posible y que corriera a despertar a mis padres. La inquietud me empujaba hacia delante mientras que la cautela me retenía como un ancla. Di un corto paso repleto de dudas hasta estamparme cuando pisé un montón irregular y plastificado. Perdí el equilibrio. Tan siquiera me dio tiempo a gritar. No podría haber caído hacia atrás para chocarme contra mi silla, ¿para qué? La suerte disfrutaba al verme en aprietos. Mi cuerpo se precipitó sobre aquella blancura.

Todos mis pelos se pusieron en punta y un escalofrío sacudió mi columna vertebral. Con pánico traté de agitarme pero mi cuerpo no respondía. Todo a mí alrededor era azul como si me hubiera sumergido en el mar. Los segundos que permanecí en esa paranoica situación se me hicieron eternos. Agradecí en un momento poder salir al mundo normal. La hierba me acariciaba la piel que no cubría la ropa y un pato atravesaba el cielo hacia el horizonte.

Por un momento no extrañé las cuatros paredes entre las que me encontraba hace un segundo hasta que toda la tierra tembló a mi alrededor. Giré el cuello y a un centímetro aprecié un pie que duplicaba en tamaño mi altura. Por el rabillo del ojo puede divisar el portal ovalado, solo que este contenía los bordes azules. Me estremecí volviendo a centrarme en el enorme pie, recorrí su cuerpo con la vista. Iba completamente desnudo, aun así no tenía ningún órgano que le distinguiera como un hombre o una mujer. Pude ver su rostro que contenía unos ojos grises, sin embargo lo más estremecedor era su sonrisa de oreja a oreja con unos dientes bien alineados y enormes. Alargó su mano hacia mi mientras que mi cuerpo aguardaba completamente paralizado.

―Un titán...―tartamudeé sin caber dentro de mi asombro.

Parecía que me había entrado en el mismísimo poster de Shingeki no kyojin. Temblé como la última hoja que queda en un árbol en otoño al ser azotada por el viento. La enorme mano se cernía sobre mí mientras que yacía indefensa sin poder defenderme de aquella ansia de devorar humanos que tenía el titán.


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Se agradecen críticas constructivas.

Trataré de sacar un capítulo cada domingo, aunque si veo que mis estudios no me dejan me veré obligada a extender el plazo a dos semanas, en caso de que así sea lo confirmaré.

Gracias por molestaros en leer estas notas y la historia ^^

PERDIDA ENTRE PORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora