Capítulo 9

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El cambio fue tan rápido que no me dio tiempo para asimilarlo. Además me escocía el hombro. Un pelo largo y blanquecino enmarcaba un rostro delicado con unos enormes y amables ojos azules, aunque lo más destacable era que una pequeña coleta se alzaba hacia arriba desde su frente. Mis ojos se deslizaron hacia el hombro que se quejaba. Descubrí una marca negra con curvas sinuosas que trataban de imitar un hada con una cola puntiaguda.

Por un momento me quedé sin aire para que mis cuerdas vocales funcionaran, en cambio las de Mirajane trabajaron a la perfección, demostrando una voz mucho más dulce de la que recordaba del anime.

―Bienvenida ―dijo con una sonrisa y haciendo un gesto abarcando toda la sala―. Ya eres un miembro oficial de nuestro gremio.

El corazón me latió deprisa y registré aquella sala embadurnada por una atmósfera alegre. Logré una bocanada de aire y hablé.

―¿Qué magia te he dicho que tenía?

―Una de portales―. La sorpresa se reflejó en su rostro, pero sus labios permanecieron alzados―. Me has dicho que si guiñabas el ojo derecho, en el lugar que estabas mirando con el izquierdo crecía un portal verde y si lo hacías a la inversa uno rojo.

―Gracias, no estaba segura de habértelo contado en el orden correcto―respondí fingiendo normalidad.

Nada más darme la vuelta lo comprobé. Mi párpado se cerró en un rápido movimiento y algo dentro de mí fluyó. En un abrir y cerrar de ojos, bastante curioso la verdad, un portal blanco del tamaño de una caja de zapatos con los rebordes de fuego apareció justo en el lugar en el que había enfocado mi vista. Lo que se removía en mi interior siguió deslizándose hacia fuera como un parsimonioso río. Repetí la operación pero guiñando el ojo contrario y esta vez fue verde. Asentí satisfecha, pero aquella corriente interior se detuvo y desaparecieron. Parpadeé entre curiosa y molesta. Magia... Tan caprichosa y molesta como los portales que me trasportaban de una realidad a otra. Volví a intentarlo de nuevo y esta vez mi poder no se esfumó. Cogí un periódico y lo lancé, encestando en uno de mis portales, acto seguido salió despedido por el otro. Asentí satisfecha y cerré las compuertas de mi riachuelo interior haciendo que esos óvalos desaparecieran.

No pude precisar cuánto tiempo estuve sentada en uno de los taburetes haciendo pruebas, solo pude apreciar que cada vez podía hacerlos más grandes a mi antojo y que duraran más tiempo. Una horrible melodía me arrancó de mis suposiciones. Levanté la cabeza hacia el escenario, y ahí estaba, Gajeel con un traje blanco agujereando los tímpanos de todos aquellos que estaban en la sala. Los abucheos no tardaron en llegar y toda clase de objetos fueron lanzados contra el cantante.

―¡Recién llegado, cállate! ―gritaron unos que no conocía.

Deduje que debía hallarme justo cuando aceptaron a Juvia y Gajeel, ¿pero qué pasaba después? ¿A qué clase de locura me tendría que enfrentar?

Invoqué un portal debajo del micrófono y otro al lado del cabello rosa en punta, para que la pelea no fuera dirigida directa hacia mí. La voz de Gajeel se vio mitigada por los abucheos al esfumarse la amplificación. Fue entonces cuando empezó la pelea. Comenzaron a llover sillas, golpes, jarras de cerveza... Gajeel y Natsu crearon la principal revuelta, formando un aura de pelea a su alrededor. A pesar de eso no pude evitar reírme, ese era el Fairy Tail loco y desbocado que conocía.

Salí fuera para alejarme del barullo y respiré la tranquilidad que emanaba Magnolia una vez que el portón estaba cerrado. Podía ver numerosos adornos y carteles por la calle y un letrero enrome exhibía "Feliz festival de la cosecha", solo que todavía no estaba colgado, por lo que quizás era dentro de poco.

Entré de nuevo para confirmar mis sospechas y efectivamente, era mañana.

―Por cierto, en el gremio celebraremos una competición de Miss Fairy Tail y el premio para la ganadora serán quinientos mil.

No me lo tuve que pensar demasiado. No tenía dinero ni un lugar estable donde dormir, a no ser que debajo de un puente se considerara como tal. Esa sería mi primera batalla si quería mantenerme en aquel gremio.

PERDIDA ENTRE PORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora