Capítulo 13

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A pesar de tener los ojos cerrados podía notar que la negrura no era tan profunda. Aún así mantuve la misma sensación que en Fiore, una especie de río fluía a través de mí. Probablemente permanecía en un anime que tuviera magia o algún poder interior. Abrí los párpados y me encontré sentada en la hierba. Guiñé un ojo pero no apreció ningún portal. Aumenté el torrente y seguí guiñando el ojo, pero no había rastro de mi antigua magia. Hice un poco de presión y frente a mi apareció un arco. Me quedé con los ojos como platos. En esta parada del bus de los portales, ahora podía crear un arma de la nada, pero claro está sin munición, para hacerme la estancia más divertida.


Lo agarré y la empuñadura se amoldó perfectamente a mi mano. Detrás de mí hubo una especie de temblor. Me giré sin ganas y me acerqué con cautela, adentrándome en el bosque del parque. Estuve andando un rato hasta dar con un claro en el que había congregada mucha gente. Escalé un árbol desde donde podría ver todo perfectamente.

Nada más llegar arriba me quedé helada, justo en medio había un cráter enorme y dentro había una especie de gigante calvo. Aunque el delgado y pálido que estaba a su lado me llamó más la atención. Tenía ojos verdes y sin brillo y un pelo negro desordenado, que en un lado de la cabeza estaba cubierto por una especie de casco de hueso que se extendía hasta el cuello. Una línea verdosa tenía inicio bajo el ojo y se extendía hasta dar con la mandíbula. Aunque lo que terminó de encenderme la memoria fue el agujero que tenía en el cuello. Por un momento me sentí expuesta ahí arriba. Aunque el follaje me conseguí cubrir en parte.


Prefería a Grimmjow antes que a Ulquiorra, pero ese encuentro en Bleach no estaba mal, nada mal, claro está siempre y cuando no fuéramos enemigos. El grandullón salió del cráter y frunció el ceño ante la multitud de humanos que no eran capaces de verlo. Infló sus pulmones y como una lluvia a la inversa, las almas ascendieron al cielo. Los habitantes pasaron a ser cuerpos sin vida sobre la hierba. Tragué saliva. Al parecer yo seguía en perfectas condiciones.

―¿A cuántos hemos venido a matar? ―preguntó el moreno.

―A dos ―respondió Ulquiorra con sequedad.

―¿Vamos a matar a dos entre toda la multitud?

¿Cómo es que podía escuchar la conversación? Me palpé las orejas pero no distinguí nada raro. Además no debería ser capaz de captar tantos detalles con la vista. Perdida en mis pensamientos me perdí parte de la conversación. Construí una presa en mi río interior para que no me descubrieran, aunque el arco permaneció ahí. Entre los cuerpos caídos aprecié que uno se movió y que iba con ropa de artes marciales.


La reconocí como una amiga de Ichigo. Ulquiorra y el otro se acercaron a ella. Mi instinto de supervivencia me obligó a quedarme quieta, a pesar de que una parte de mí quería saltar a ayudarla. Aferré con fuerza el arco sin flechas. El hombretón llevó una pierna hacia atrás para darle una patada y cuando me temí lo peor Chad de colocó en medio, protegiéndola con ese brazo rojo y negro tan extraño que tenía. Justo al lado de la joven surgió el pelo anaranjado y los enormes ojos marrones de Inoue.

La recién aparecida cargó con la chica que estaba a punto de desmayarse y Chad cortó el pasó a los Arrancars. El enorme dio un golpe con la palma abierta a Chad, que salió despedido hacia un costado. Inoue corrió hacia él desesperada y se arrodilló a su lado.


Inoue llamaba una y otra vez a su amigo angustiada. Me empecé a sentir mal por estar ahí oculta en el árbol. Los ojazos empezaron a empaparse por lágrimas y yo por instinto tensé la cuerda de mi arco poniéndome de pie en la rama. Con tres zancadas el arrancar del que no me acordaba el nombre se acercó a Inoue que seguía llamando a Chad. Cuando estaba acercando una mano a ellos dos, Inoue murmuró unas palabras y creó una barrera protectora que detuvo al enemigo y luego se hizo añicos. Se incorporó creando una aureola también naranja que empezó a curar a su compañero.

―Eres una humana extraña, mujer ―afirmó Ulquiorra.

Inoue parecía enana frente a aquel gigante, aún así estiró los brazos con las palmas apuntando hacia a ellos y surgió una luz anaranjada. Aquel ataque voló directo al enorme. Éste lo repelió usando la mano y acabó sin el mínimo rasguño. Una exclamación surgió de la boca de la chica.

―¿Qué hago Ulquiorra, deberíamos llevarla ante Aizen por sus técnicas raras?

―No, no es necesario ―dijo Ulquiorra. Se me escapó un suspiro de alivio―. Mátala, Yami.


Mi dique se rompió y relajé los dedos. La cuerda se escapó de mis manos justo en el instante en el que una flecha había aparecido. Voló rauda y con un silbido amenazador surcó el aire. El hombre se acercó un metro más a la indefensa Inoue, que se había quedado congelada en el sitio. La flecha atravesó el brazo de Yami, dejando únicamente las plumas fuera de la carne.

Sus cabezas se giraron hacia mí, y en ese preciso instante apareció Ichigo con la espada desenvainada y colocándose frente a Inoue. Bueno, entre lo peor que podría suceder al menos contaba con un aliado. Salté del árbol y di forma a mi poder espiritual hasta crear una flecha. Ahora no había vuelta atrás.



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Nota de escritora: Enhorabuena al que pensó que Bleach iba a ser uno de los animes restantes, aunque todavía quedan dos más por adivinar. Por cierto, espero que alguien se haya dado cuenta de que he publicado antes del día límite ^^ En fin, no me hagáis mucho caso, al final no han surgido demasiados imprevistos y me ha dado tiempo a volver a verme todo el arco de Bleach correspondiente para escribir sobre él.

Para el siguiente capítulo el día límite será el 6 del 8.


PERDIDA ENTRE PORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora