_ Y con quién más podrías contar? –respondió Silvia en tono sarcástico.
Me obligaron a salir de la habitación porque debían ponerse de acuerdo sobre algo que claramente me involucraba pero no debía tener conocimiento. Habrían tardado pocos minutos cuando nos alcanzaron en la playa. Aprovechamos por broncearnos y aunque estaba llena de curiosidad por la conversación de mis amigas y mi novio opté por fingir que no les había tomado mucha importancia, además, debía estar más atenta al hecho de que Johnny no acompañara al resto en sus coqueteos con las desconocidas que revoloteaban a nuestro alrededor como moscas a la miel.
_ A dónde fueron? – preguntó Silvia al ver que solo Julián regresaba con nosotras y los demás se alejaban rumbo al hotel.
_ Averiguarán sobre algún disco cercano – contestó él cayendo rendido junto a Anna.
_ Qué pasó? Sonreír a esas tipas te agotó? – preguntó ella con algo de ironía en las palabras.
_ Sabes Anna? Si no te conociéramos diríamos que estás celosa – dije riendo. Julián inmediatamente se sonrojo al igual que ella pero, esta última intentaba fulminarme con la mirada de forma fallida, claro.
_ Rose – dijo Julián cambiando abruptamente de tema – No tienes algo que contarme? No hemos conversado mucho desde hace buen tiempo.
_ No – contesté con normalidad – Conoces mi aburrida vida.
_ Sé que trabajas pero no sé si sales con alguien – listo, lo había dicho de la forma más directa y menos dolorosa para mí. Confieso que en un principio logró ponerme nerviosa pues por un momento pensé que había descubierto lo mío con su amigo pero, de ser así, no tendría aquella expresión tranquila en el rostro.
_ No tengo tiempo para pensar en eso ahora – respondí – Pero, puedes preguntarle a Anna si sale con alguien, estoy segura que estará feliz de contestarte – agregué tratando de cambiar el tema también. Silvia sonrió en complicidad conmigo y en aquel mismo instante el grupo regresó.
_ Habrá una fiesta en la playa esta noche, podemos unirnos. Ya conversamos con el tipo que también cumple años – explicó – Podremos tomar cuanto queramos – añadió en un susurro agradable para sí mismo y, no se equivocó pues al llegar la noche ya nos habíamos mezclado con los otros grupos. Era una verdadera fiesta que, estoy segura, logró hacer colmar los nervios de los huéspedes que buscaban una estadía tranquila.
_ Rose, bailas? – Jack se había acercado a mí y aunque ya había rechazado a un par de muchachos ebrios porque la mirada de Johnny no me lo permitía, hice un ademán por aceptarlo a él pues la sonrisa dulce y el gesto que había tenido conmigo días antes me indicaba que era un buen chico – Estás usando la pulsera que te regalé – exclamó alegre cuando puse mi mano sobre la de él.
_ Lo siento, Jack pero esta señorita tiene que acompañarme – intervino Anna parándose justo en medio de ambos.
_ No puedes esperar un momento? – cuestioné incómoda ante su forma grosera de actuar.
_ No – contestó de forma enérgica – Vamos que es por tu bien – añadió tomando mi brazo para evitar que me alejara. Yo asentí a la vez que Jack regresaba con el grupo. En ese mismo instante Silvia, de forma muy entusiasta, se acercó a Julián y sin esperar su respuesta lo tomó de la mano para empezar a bailar, Johnny aprovechó que las miradas de sus amigos estaban sobre ellos para escapar y alcanzarnos aunque para ese momento yo aún desconocía a dónde íbamos – Listo, yo ya cumplí con mi parte – indicó Anna cuando nos detuvimos frente al hotel.
_ Qué? – cuestioné desconcertada hasta que noté que aquellas palabras no iban dirigidas a mí. Detrás estaba Johnny.
_ Gracias Anna – murmuró él acariciando suavemente su hombro.
_ Sí, sí – contestó Anna – Tienen una hora, no pienso perderme mas esa fiesta – agregó antes de regresar a la cabaña. Empezaba a entender el hecho de que Anna fingiría que había estado conmigo cuando en realidad había estado con Johnny, lo mismo que sucedió con Silvia.